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[6 MESES ANTES]
[PRE-BLUE LOCK]
Rin nunca podrá olvidar la última vez que vio a su hermano. Fue hace como dos meses, pero el recuerdo lo ahogaba como si hubiera sido hace unas horas, todavía sentía la nieve en sus rodillas, el dolor en su corazón, escuchaba las frías palabras de Sae en su cabeza, en sus oídos.
Se sintió entumecido en ese momento, todavía se siente así cada vez que vuelve a recordarlo, ¿Por qué terminó todo así?
Y aún sabiendo cómo terminó todo, ¿Por qué Sae le envió un boleto para su más reciente juego?
Uno solo para él, para nadie más, estaba en el buzón hace una semana. Sellado, con su nombre.
Lo conservó, mirándolo por horas con la mente en blanco, con un nudo en la garganta que le hacía imposible saber cuál sería su próximo movimiento. Cuando llegó el día del partido, se levantó más temprano de lo normal, pero no logró concretar su rutina matutina, ni su entrenamiento diario.
Se levantó a las cinco en punto y no pudo volver a dormir, no se levantó hasta las seis y solo fue para abrir las ventanas, sintiendo el frío mañanero congelar su rostro.
Dio vueltas por la casa, decidiendo acomodar un poco, ya que solo estaba él y nadie más. Para eso de las una, no tenía hambre, pero comió algo igualmente. Volvió a su cuarto y observó la entrada, se movió automáticamente para cambiarse y a las cuatro salió de casa.
Se detuvo a medio camino, apenas eran las cinco. ¿Realmente iba a hacer esto? ¿Sentarse a ver al idiota de su hermano jugar, como si no hubiera arruinado su vida?
Apretó la entrada en su mano. ¿En qué diablos estaba pensando Sae al enviarle esto?
Si va al partido, entonces…
«Piérdete Rin, no te necesito en mi vida»
… Claro. ¿Qué debería hacer…?
Se miró en el reflejo de una vidriera. Su rostro cuando se enfurruñaba lucía igual que Sae. Algo estalló debajo de su piel, similar a un hormigueo solo que viscoso, quizás era ácido. Si fuera ácido dañando su piel, ¿dejaría de parecerse a Sae? ¿Sería más fácil verse en el espejo?
Que molesto. Que repugnante.
No quería ser él, pero hubo un tiempo…
Rin se detuvo, observando a un par de hermanas discutir por un sabor de helado. Quizás… necesitaba comer algo.
Distraerse.
Terminó en una pastelería y comió un mont blanc, el dulce ayudó a calmar la turbulencia de sus pensamientos, que estaban tomando un giro muchísimo más oscuro de lo que a él le gustaría. Cuando empezó a sentir que nada importaba realmente, pensó en comer algo salado.
Así terminó comiendo su confiable ochazuke, nunca le fallaría como cierta persona lo hizo.
Luego de eso, con el estómago lleno, se preguntó qué debería hacer. No quería bailar justo donde Sae quería verlo. Debería ir a casa, porque si ve a Sae ahora…
Chocó el hombro con alguien accidentalmente, pudo escucharlo pidiendo perdón, pero Rin ni siquiera lo miró. Sus ojos estaban fijos en el boleto que se alejaba más y más…
No podía dejar que Sae lo abandone de nuevo.
Entonces corrió detrás de él, chocando con más gente en el transcurso, a veces más cerca de agarrarlo, otras veces más lejos cuando el viento volvía a alejarlo.
Cuando finalmente estuvo cerca de tocarlo, estaba en medio de la calle.
Y venía un auto.
Así que Reo acababa de convencer a Nagi de que nunca jamás volviera a repetir que abandonaría el fútbol, en plena vereda de Harajuku, arrodillado frente a él mientras le ofrecía la manzana acaramelada que salvó (¿parecía una propuesta? ¿Debía parecer, no?). Fue impresionante, de hecho, y Nagi pareció pensarlo también hasta que el dulce que había tirado le cayó en la cabeza.
Pero tampoco fue mal recibido, pues Nagi aceptó la manzana con gracia.
"¡Hay que seguir jugando juntos, Nagi!"
"Mhm, bueno", mordió la manzana.
Ahora el trato estaba verdaderamente sellado.
Y entonces se escuchó un grito aterrado—
Como el par de adolescentes curiosos que son, se detuvieron y dieron media vuelta para correr y ver qué había pasado.
Mikage Reo pensó que había visto todo en esta vida. Tenía dinero, ¿qué no podía darte el dinero? ¿De qué experiencia podía privarte? Bueno, aparte de la copa del mundo.
Y al parecer la experiencia de ver como un completo lunático saltaba a la calle en luz verde por un boleto. El chico estaba bien, hizo una acrobacia que lo colocó encima del auto y lo salvó por completo, pero el corazón de Reo se detuvo por un momento mirando fijamente como el chico seguía caminando como si nada.
¡Ese… completo idiota sin sentido común! ¡¿No sabe que pudo haber muerto?! ¡¿Qué le pasa?!
"Eso fue… impresionante", comentó Nagi, comiendo la manzana.
"¡No, no lo fue! ¡Fue increíblemente peligroso!"
"Ah… sí, eso también…"
Reo quería arrancarse el pelo. Agarró la muñeca de Nagi y caminó a trompicones, cruzando la calle aprovechando la luz roja, a la que el lunático pudo haber esperado en lugar de lanzarse así nada más.
"¡Oye, Spiderman japonés!"
El chico era ligeramente más alto que él, lo notó cuando estuvo lo suficientemente cerca y se dio la vuelta.
Rin entrecerró los ojos mirándolo. "¿Cómo me llamaste?"
"Perdón, ¿te sientes más cómodo si te digo “perturbado”?", Reo ofreció, desbordante de sarcasmo.
Rin no había tenido interacción humana real fuera de compañeros de equipo o confesiones, pero sabía muy bien que nadie debería hablarte así a no ser que fuera un conocido o alguien a quien hubieras ofendido personalmente. Y no conocía a este sujeto, ni tampoco le había hecho nada.
Tampoco conocía al gigante de cabello blanco que comía una manzana.
"¿Te conozco?"
Reo parpadeó, estupefacto por segundos. En parte era cierto, Reo no podía creer que se había acercado a este perfecto desconocido solo para gritarle por una acción descuidada.
Por otro lado, era decencia humana básica. Así que frunció el ceño, con los ojos bien abiertos.
"¡¿Eso importa ahora?!", Rin abrió un poco los ojos, sorprendido porque el extraño explotara con él.
Nagi miró a Reo brevemente y luego colocó su mejor mirada seria, cruzándose de brazos, volviendo a ver a Rin.
"¡¿Cómo se te ocurre saltar frente a un auto en movimiento?!", exclama. "¡Te pudo haber atropellado! ¡O peor!"
Nagi asintió a cada palabra que salió de la boca de Reo.
"¡¿No te enseñaron a cruzar la calle?! ¡¡Debiste esperar al rojo!!"
Rin, que en su vida había sido realmente regañado con tanta emoción, se sintió un poco perdido. No sabía quiénes eran estos extraños, ni tampoco por qué sentía una extraña urgencia por explicarse.
Decidió que, la verdad, no era asunto de estos dos lo que él hiciera con su vida. Frunció el ceño de nuevo, aunque Reo y Nagi lo vieron más como un niño molesto que como el adolescente que parecía.
"¿Qué mierda te importa?", el tono duro y el insulto casi disuelven a Reo en un montón de arena. "Si no tienes nada importante que decir, me voy"
Rin se dió la vuelta y caminó, dándose cuenta de que sí había llegado al estadio.
Tan… cerca, y quizás ni siquiera vea a Sae, pero tomó su decisión. Si Sae podía ser indiferente, entonces él también.
"¡Vuelve aquí!", exclama Reo.
Deberían irse, deberían entrenar para su partido contra la secundaria Dadada. Pero Nagi es el primero en caminar hacia Rin para que se detenga y Reo lo sigue sin pensarlo mucho.
Lo pierden, pues se enteran en ese mismo momento que hay un partido a punto de empezar y lo más seguro es que ya haya entrado.
"¿Ahora qué hacemos, Reo?"
Bueno, Reo no tenía el apellido Mikage de adorno.
Rin se sintió nervioso cuando lo tuvieron que guiar a su asiento, ¿Desde cuándo se hacía eso?
Sae era un desgraciado, le había entregado una entrada VIP y no era el único en la sala. Hombres y mujeres mayores ya estaban ahí, aunque no dejaron de hablar para mirarlo ni nada.
Caminó directamente a uno de los asientos frente a la ventana y ahí se quedó.
Se relajó en los asientos lo suficiente como para no notar que, al menos unos minutos después, alguien se sentaba en los asientos a su lado, dejándolo atrapado en medio.
"¿Te gusta el fútbol?"
Rin se controló a tiempo para no demostrar que sí se espantó cuando volvió a escuchar esas molestas voces, juraría que los dejó en la entrada.
No le responde.
"¿Juegas?"
Sigue sin responderle.
"Tiene sentido", se responde Reo. "Tienes buenos reflejos"
Nagi asiente.
"Pero también eres muy estúpido"
"Cállate, ¿qué diablos hacen aquí?"
"Te seguimos", explica Nagi.
"Eso es acoso, además no deberían colarse—"
"No nos colamos", Reo sonríe. "Compré la entrada limpiamente"
Rin lo mira con desconfianza.
"El precio no es nada para un Mikage". Nagi aplaude, provocando que Reo hinche el pecho de orgullo.
Rin lo piensa, Mikage… Mikage… Ah, claro.
Eso solo lo hizo hundirse más en su asiento, cruzando los brazos.
"Si solo vienes a molestar por lo de hace rato, vete"
"¿Quién dice que venimos por ti?", pregunta Nagi. "Vinimos por el partido"
Las orejas de Rin se colorean ante la respuesta.
No logra responder a tiempo, pues el partido empieza y Rin se concentra en el estadio que enloquece y los jugadores que salen a formarse.
Cree por un momento que cruza miradas con Sae.
Pero debe estar alucinando.
Re Al ganó. Nadie esperaba menos, la victoria aplastante de 8 a 1 le dejó la piel helada a Rin.
Reo se mostró decepcionado ante la derrota del equipo local, pero considerando que los jugadores de Re Al eran un equipo profesional muchísimo mejor, pues, un gol fue ya bastante.
Nagi se quedó dormido en su asiento.
Reo se estiró, "Bien, quizás deberíamos prepararnos"
Rin lo miró.
"¿No sabías? Normalmente, el equipo ganador se da un paseo por la sala VIP para—"
No hacía falta que terminara, Rin se levantó y se dió la vuelta. No quería ver a Sae, no iba a soportar verlo de frente, esto fue lo mejor que pudo hacer.
Todavía no estaba listo.
Reo lo vio irse y rápidamente se levantó para sacudir a Nagi.
El albino abrió los ojos con pereza, reconociendo lentamente donde estaba.
"Arriba, tesoro. El chico se fue"
Nagi tardó un poco en darse cuenta a qué se refería.
"¿Por qué no lo dejamos así, Reo?"
Tenía razón.
"No lo sé"
Rin se arrastró hasta la salida, como si algo dentro de él quisiera quedarse para saber si realmente podía saludar a Sae.
Era imposible.
Tenía que matar a Sae para seguir con su vida, así como Sae mató a Rin sin siquiera dudar.
Pero no podía y era tan, tan estúpido…
Algo se enganchó en sus hombros y eso lo detuvo. Se estaba cansando de ver morado, lo había visto mucho en las últimas horas.
"Ey, ey, ¿A dónde vas?"
Rin vio brevemente como a su otro lado se acercaba el gigante blanco, que lo sujetaba del borde de su suéter de rayas.
"Lejos de ustedes dos", dijo con voz plana.
"Dramático", aporta Nagi.
"Una lengua afilada para alguien que no sabe cruzar la calle", aporta Reo.
Rin trata de escapar caminando más rápido, pero no puede porque el estúpido que sostiene su suéter es más fuerte y, la verdad, le gustaba mucho este suéter como para arruinarlo.
"Vamos, mira. ¿Ves eso? Se llama semáforo"
"Sé lo que es un semáforo"
"Casi me lo creo"
Rin apretó los dientes y simplemente contó hasta diez mientras lo hacían cruzar la calle. Espero que lo soltaran ahí, pero no, no lo sueltan ni siquiera con eso.
Lo arrastran más allá.
"¿A qué escuela vas?"
"Qué te importa"
"¿Por qué no te cambias a Hakuho?"
"Porque no"
"¿Jugamos un partido?"
"No quiero perder más tiempo con ustedes"
"Mira Reo, los videojuegos, hay que ir"
"¡Perfecto!"
Lo arrastraron al interior de la sala de juegos, Rin quería irse…
Aunque debía admitir que se la pasó bien.
