Chapter 1: El celo de Naruto
Chapter Text
Sasuke se dio cuenta que no era un alfa un martes. Justo un mes y medio después de cumplir diez y seis y cuando el celo de Naruto llegó. Lo cual ni siquiera debió sorprenderle, considerando que siempre había sido un idiota dramático. Era justo que su celo fuese de la misma forma.
Si bien hacía una semana que Naruto había comenzado a actuar extraño, Sasuke simplemente lo atribuyó a su bipolar personalidad. Él decía que se sentía bien, por lo que simplemente descartó cualquier enfermedad. ¿Para qué gastar su tiempo preocupándose por alguien que insistía en que estaba bien? Sasuke odiaba malgastar su tiempo en cosas innecesarias y esa parecía una de esas cosas.
Hasta que su celo llegó.
Y Naruto alejó a golpes y empujones a todos y cada uno de los alfas que se le acercaron.
Menos a él.
Sasuke, con la ayuda de Iruka-sensei trasladaron a Naruto hacia la enfermería, a vista y paciencia de medio colegio. O lo intentaron, hasta que después de empujar al idiota de Suigetsu finalmente Sasuke perdiera la paciencia. Y golpeara en consecuencia. Pero fuera de responder el golpe, Naruto simplemente lo lanzó al piso. Y lo olió.
Sasuke mentiría si no dijera que se había sentido humillado. Pero fue la oportunidad perfecta para que Iruka-sensei lo inmovilizara.
Naruto se disculpó después. Y aunque le tomó una semana perdonarle, si supo que había algo raro con él.
Porque si no era una amenaza para un alfa en celo ¿Qué era él?
Chapter 2: Ella es un alfa
Chapter Text
Resultó que tampoco era un beta. Pero le sorprendió que Haruno Sakura resultara ser un alfa.
El mundo ya no iba a ser lo mismo después de esa información.
Si bien la población mundial no dependía del sexo secundario de aquella chica, la clase entera se transformó en un hervidero de chismes y comentarios entorno a ella. Lo cual terminó cuando la misma Sakura amenazó con golpear a cualquiera que hiciera un comentario. Y después le miró con los ojos llenos de lágrimas. Sasuke, por supuesto, no dijo nada. Pero internamente pensó, que con la personalidad que ella tenía no debería sorprenderle tanto.
Y para añadir leña al fuego, eso la transformaba como una soltera no elegible para Naruto.
–Podrías salir igual con ella –dijo él, recordando que Itachi le había comentado una vez que las parejas de alfa eran bastante infrecuentes, pero existían. Habían elegido almorzar en el jardín del instituto, donde no hubiera betas ni omegas rondando. Naruto no parecía haber cambiado demasiado, a su juicio. Pero había algo en su olor… que resultaba atractivo para algunas personas. Muchas más que antes. Pero como el hombre además de un tarado con título de dobe seguía siendo el mismo ciego de siempre, las cosas seguían como antes.
–Nah –replicó el rubio, arrugando el entrecejo. Sasuke alzó una ceja, mirándolo con curiosidad –Ya no me gusta su olor –Sasuke siguió sin entenderlo del todo, pero asintió al final. No era un tema que le interesara realmente.
Sobre todo al notar que Sakura ya no lo perseguía.
Chapter 3: Quiero ir a un hospital
Chapter Text
–¿No hay un maldito examen que pueda hacerme para saber que soy? –Le preguntó a Itachi, justo una semana después. Su hermano había alzado una ceja, dejando el jugo que estaba tomando encima de la mesa. Si bien ambos tenían vidas ocupadas –Itachi estudiaba en la universidad y trabajaba a medio tiempo en la empresa que su padre les había dejado– procuraban cenar juntos e intentar mantener la vida familiar que sus padres siempre quisieron para ellos dos.
–Le estás preguntando a la persona equivocada –respondió él. Sasuke arrugó el entrecejo. Su hermano lo pensó un poco –Supongo que podrías ir a preguntar a alguna clínica, pero nunca he escuchado de alguien que se hiciera un examen –Ni él tampoco. Pero en honor a la verdad, comenzaba a perder la paciencia cada vez que veía a un conocido quejarse de sus celos y su sexo secundario. No le molestaba ser un beta como su fallecida madre, sólo quería saber.
Tan simple como eso. Saber.
Su hermano le dirigió una sonrisa tranquilizadora.
–¿Tanto quieres ser un alfa? –Sasuke negó con la cabeza. No era eso. Si bien desde que era un niño siempre quiso ser igual que su papá, cuando Naruto se volvió un alfa comenzó por primera vez a considerar el hecho de que probablemente él no lo fuera. Y por sorprendente que pareciera, no le molestaba.
Quizá todo tenía que ver, lastimosamente, por culpa del idiota de Naruto.
El problema sería si él si resultaba ser un alfa.
Pero ya vería.
Chapter 4: ¿Qué pasaría si yo fuese un alfa?
Chapter Text
–Dobe –inquirió él, al otro día. Naruto, más dormido que despierto durante el primer periodo a penas le prestó atención. –Dobe – insistió. Sasuke tuvo que picarlo con un lápiz primero, golpearlo después para lograr su atención.
–¡¿Qué demonios quieres, bastardo?! –rugió el rubio, enderezándose de un grito y mirándole con fastidio. Sasuke rodó los ojos.
–¿Qué pasaría si yo fuese un alfa? –Naruto arrugó el entrecejo. Lo miró con curiosidad unos segundos, para volver a su posición inicial. Como si no hubiese dicho nada. Sasuke, por supuesto, volvió a golpearlo.
Naruto maldijo en voz alta. Si lo hizo justo cuando entraba Iruka sensei no fue su culpa, a pesar de las miradas furibundas que le mandó durante toda la primera hora. Pero como era por algo sin importancia, el Uchiha simplemente lo ignoró a pesar de lo difícil que era ignorar a un idiota tan insistente como él.
No que no lo hubiese hecho antes.
Más importante, el rubio tampoco había respondido su pregunta. Y si bien aquello le dolió muy en el fondo, decidió que tampoco era importante. ¿Desde cuándo el mundo se regía por tu sexo secundario para establecer una amistad? Era estúpido. Y si el bastardo de Naruto no quería ser su amigo si resultaba ser un alfa, era problema de él. Sin embargo, aquella mañana se instaló un vacío en su estómago que no pudo llenar con nada.
Pero como era nada, decidió ignorarlo por el momento.
Chapter 5: Intervención
Chapter Text
A penas tocó su cena. Y se centró en terminar su tarea en su habitación e ignorar las miradas preocupadas de su hermano. No era bueno escondiéndole cosas a Itachi, pero como era un experto en esconderse del mundo hizo lo mejor que podía; terminar su tarea. Como al otro día era viernes, consideró la idea de faltar. Pero tampoco era un llorón ni un dramático como Naruto, para faltar por algo sentimental. Que no era.
El idiota simplemente no había respondido su pregunta. No era grave, ni siquiera importante.
Itachi, como siempre, simplemente abrió la puerta y se sentó en su cama. Y se quedó en silencio durante una hora hasta que él se cansara de su presencia y le rugiera que se fuera. El maldito ni siquiera se movió.
–No estás siendo tan convincente, hermanito –replicó él, cruzándose de brazos. Con una sonrisa de condescendencia que le fastidió. Odiaba que lo tratara como un niño.
–Jódete –respondió, cruzándose de brazos y girando la silla hacia él. Itachi alzó una ceja.
–Muy adulto de tu parte –
–Quiero estar solo –
–¿Qué hizo Naruto esta vez? –Sasuke arrugó el entrecejo. ¿Porqué siempre tenía que darse cuenta de todo? Intercambiaron una larga mirada que el Uchiha sabía que no le serviría de nada, antes de rendirse finalmente. Podía ignorar tranquilamente a Naruto, pero nunca le había servido con su hermano mayor.
–Nada, no hizo nada –Ese era el problema. Que no le había hecho nada. Porque era tan obvia la respuesta que no necesitaba decirla. Cuando su olor cambiara, ya no podrían ser amigos.
Eso le dolió mucho más de lo que podía aceptar.
–¿Te declaraste a él y te dijo que no? – Sasuke bufó. Itachi se río –Bien. Aún están en negación ¿No están grandes para eso? –Él le levantó el dedo de en medio. Itachi rodó los ojos –Eres tan dramático Sasuke…–
–Búscate pareja y deja de molestarme –gruñó él en respuesta. Su hermano frunció un poco el entrecejo, pero no dijo nada. Sólo por haberle dado donde le dolía valió la pena el esfuerzo.
–¿Qué te dijo? –
–Le hice una pregunta y no respondió. Sólo es eso –
–¿Y por eso te enojaste con él? –Sasuke volvió a gruñir. ¿Tan difícil era dejarlo tranquilo? Itachi esperó pacientemente a que él respondiera. Sasuke dio vueltas en su silla e intentó volver a concentrarse en su tarea, pero resultó ser imposible. Diez minutos después se volteó hacia su hermano nuevamente. Quien se terminó echando en su cama, con los brazos sobre su cabeza en una postura mucho más relajada de la se esperaría de un hombre en camisa y pantalón de tela.
–Era una pregunta importante –
–Probablemente él no piense lo mismo –respondió solícito. Sasuke lo consideró. Naruto efectivamente podía ser tan tonto como para no tomarle importancia a una pregunta. Y lo había intervenido cuando el rubio estaba durmiendo. Se forzó a regañadientes a darle el beneficio de la duda. Muy a regañadientes. –Quizá deberías llamarle y preguntar –
–¿Tengo que? –Itachi se encogió de hombros.
–Yo lo haría –Ambos sabían que era mentira. Itachi nunca había tenido ese tipo de problemas, que él supiera. Pero como era el mayor de los dos, Sasuke tuvo la sensación de que su hermano simplemente lo habría dejado fuera de sus propios tormentos emocionales. Si es que alguna vez hubiese tenido un tormento emocional. Pero su hermano lo miró como su madre le habría mirado alguna vez, con esa expresión de amistosa severidad que resultaba irresistible, por lo que asintió secamente. Él se levantó y le sonrió.
–Recalentaré la cena. Te espero en diez minutos –dijo él. Sasuke volvió a asentir en silencio y le dejó partir sin decir absolutamente nada. Suspiró, en cuanto la puerta se cerró.
Cómo odiaba actuar con lógica cuando no quería hacerlo.
Chapter 6: Llamada
Notes:
Mirando mi facebook, llegué a la página de ‘un millón de ideas’ que sigo. Uno de los post decía “para los amantes de los girasoles” y contenía 18 imágenes de tortas maravillosas… con girasoles. Pensé inevitablemente que si yo fuera Sasuke y viera esa página haría eww instantáneamente. Y si yo fuera Sasuke y viera a Naruto darle like a ese post, sería rencor automático xD. Entonces dije ‘¿porque no publicar?’ y acá me tienen.
Chapter Text
–¿Teme, eres tú? –Estuvo los primeros cinco minutos llamando y colgando, antes de atreverse a mantenerse en el teléfono sin sentirse avergonzado. No, avergonzado no. Fastidiado por tener que estar llamando al idiota por no haber contestado una simple pregunta.
–¿Esa es forma de contestar, dobe? –
–¡Eres el único que llama y corta la llamada antes de llamar de verdad! –replicó él, enérgico hasta por teléfono. Podía imaginárselo con sus calzoncillos de ramen y una camiseta naranja, con el cabello desordenado y cara de fastidio.
–¡Yo no hago eso! –Sólo se aseguraba de que su receptor estuviera. Por eso siempre había preferido los mensajes. Pero Naruto se demoraba en contestar aún más y no planeaba perder el tiempo enfadado porque el idiota no se dignaba a mirar su celular.
–Si lo haces, tebayo. Como sea ¿Qué quieres? –¿Esa era forma de hablarle, después de haberle arruinado el día? Sasuke estuvo a punto de colgar y lanzar el teléfono lejos de él, hasta recordar que el teléfono no era barato. Y ese dobe ni siquiera entendería. Ni siquiera perdería el tiempo recalcándole su poca amabilidad. Porque ser idiota no tenía arreglo.
–¿Qué pasaría si yo fuese un alfa? –repitió, más con reticencia que otra cosa. Naruto no dijo nada durante un momento, lo que le hizo despegar el teléfono del oído sólo para cerciorarse de que no hubiese colgado por casualidad. Pero no, aún la llamada estaba conectada. –Oye, dobe…–
–¿Por qué la pregunta? –le interrumpió el rubio al final. No había ningún atisbo de la burla de siempre en su voz. Sasuke arrugó el entrecejo. Con el corazón en la boca.
–¿Por qué no? –
–Creí que no te gustaba gastar el tiempo en preguntas estúpidas –Sasuke gruñó al escucharlo. Escuchó una risa provenir del teléfono, que le hizo gruñir más –Por mi puedes ser una planta si quieres, teme –Él volvió a gruñir. Y Naruto volvió a reír. Y parecía que todo estaba bien cuando su preocupación se fue de golpe de él. Detalle que tuvo que reparar, aunque no quisiera hacerlo –Uno no cambia con el celo, tebayo. Y no creo que puedas volverte más idiota engreído de lo que eres–
–Tú te volviste más idiota–
–¡Teme! ¡Yo que trato de hacerte sentir mejor y tu me insultas! –Le grito él. Sasuke omitió lo más que pudo reírse, pero al final la estupidez de la situación pudo más que él. Naruto terminó riéndose al final, aunque más parecía querer arrojarle el teléfono por la cabeza de haber podido hacerlo.
Tuvo que colgar después. Pero no le importó realmente hacerlo. Tampoco el hecho de que Itachi se sentara junto a él y le molestara subliminalmente sobre su conversación. Había algo más importante que había ganado.
Algo que no quiso pensar.
Chapter 7: Olores
Chapter Text
Había una cosa sobre olores que no podía entender.
El mundo se dividía en dos sexos; hombre y mujer. Sin embargo, debido a la cadena evolutiva y cientos de argumentos más que cualquiera podía leer y aprender en primaria y parte de la secundaria, cada uno también poseía un sexo secundario, que era el que regía y dominaba el otro sexo al final.
Alfa, Beta y Omega.
De alguna forma que él no podía entender, pero Naruto e Itachi si, podían identificar a otros humanos y saber lo que eran aunque estos no lo dijeran. Itachi le había explicado, después de que éste tuviese su primer celo en segundo de secundaria, que los humanos solían regirse en base a olores. Que un alfa podía atraer o repeler sólo con su olor, que tenían la capacidad de lograr que el resto hiciera lo que ellos quisieran. Era eso por lo que constantemente se encontraban en supervisión hasta volverse adultos. A pesar de eso, Sasuke no podía evitar pensar que en realidad, su hermano nunca necesitó su género secundario. Sólo dios sabía que Itachi hacía lo que quería con la empresa y la gente que le rodeaba con una sola palabra y ser alfa sólo había empeorado esa facultad. Sin embargo, nunca le había obligado a hacer nada y no había cambiado el trato hacia él.
Aunque era terrorífico saber que cualquier alfa podía hacer lo que quería contigo si te descuidabas.
Pero él, como niño y casi beta sólo tenía el olfato desarrollado para detectar olores mínimos. U olores normales, en realidad. Si había notado, sin embargo, que el olor característico de su hermano y de Naruto se habían intensificado un poco después de su celo. Quizá porque eran las dos personas más cercanas a él. Itachi le había dicho que el olor de un beta se establecía entorno a los dieciocho. Y que con los omega era algo parecido a los alfa, pero se endulzaban o se agriaban dependiendo de la personalidad de éste. Lo cual no dejaba de ser extraño. Y sorprendente.
–Sigo sin entenderlo –Admitió él, durante el almuerzo. Pendiente de terminar de comer su ramen instantáneo, Naruto ni siquiera le prestó atención. Sasuke estaba seguro que terminaría bizco si seguía comiendo de esa manera.
–Es simple. La gente huele de forma diferente, tebayo –Le volvió a explicar Naruto. Colocando una expresión de superioridad sólo por entenderlo. A Sasuke se le antojó tirarle lejos el ramen instantáneo que tenía a su lado, sólo para hacerlo rabiar – Los alfa huelen más… ¿Cómo es la palabra? –el rubio lo pensó un momento –¡Salvaje! Si, salvaje –
–Tú sigues oliendo pésimo para mí. Pero no muy diferente de lo usual –replicó Sasuke. Naruto le soltó un gruñido.
–Y tú no hueles precisamente a rosas, teme –replicó el rubio.
–¿Y los omega? –preguntó Sasuke, decidiendo dar por terminada la pulla o no terminarían nunca. Sabía bastante bien que, si le daba cuerda, Naruto y él se podían insultar todo el día. Y hablar de todo un poco sin tomar en cuenta la hora, en realidad. Naruto lo pensó un poco.
–Uhm…dulce. Algunos huelen dulce. Aunque Hinata huele a girasoles –
–¿La oliste? –Preguntó él, incrédulo. Naruto se avergonzó y negó rápidamente con la cabeza. ¿Se avergonzó? ¿Por qué se avergonzó?
–¡No, claro que no! Eso es algo muy personal, tebayo –Las mejillas de Naruto se tornaron rojas. Y Sasuke le miró ceñudo durante todo el almuerzo, hasta que volvieron a clase.
Si se molestó con aquello ni lo dijo, ni le prestó atención. Pero no pudo evitar recordar que la primera persona a la que Naruto había olido había sido a él, de todas las personas. Si eso era personal, entonces aquello había significado algo.
A saber de qué se trataba.
Chapter 8: Gripe que no es gripe.
Chapter Text
La siguiente semana, comenzó a resfriarse. Lo cual era perfectamente normal, dado que octubre era el apogeo del otoño y todo comenzaba a enfriarse. El problema fue, que en vez de que su olfato se atrofiara y su paladar se insensibilizara, sucedió todo lo contrario. El olor característico de su hermano llegó mucho más fuerte esa mañana, cosa que no le sorprendió tanto hasta que salió de su casa y una amalgama de olores vinieron a él. Su sala de clases se convirtió en una mezcla de olores que le obligó a usar mascarilla. Encima de todo, no le tocaba educación física hasta el jueves, por lo que tendría que aguantar toda la semana.
Toda. La. Maldita. Semana.
El martes, pudo identificar con mucha más claridad la diferencia entre uno y otro. Como que Yamanaka olía fuertemente a frutilla. Y el olor a perro mezclado con hierva de Inuzuka era tan fuerte, que ni siquiera podía estar a su lado. Había olores que le llamaban mucho más la atención o le calmaban que otros. Haruno, que aún le miraba con pena cada vez que intercambiaban miradas por casualidad, olía a pasta de menta con cerezo. Y era un olor bastante fuerte y pasoso, que no podía aguantar mucho tiempo.
Y estaba el dobe.
–No te ves bien –le dijo él, el miércoles. Sasuke le fulminó con la mirada, con algo que parecía más “no me digas” que una confirmación. Pero Naruto no era tan idiota como para no entender –y a veces traducir– sus miradas fulminantes. –Deberías quedarte en casa. Yo te llevo los deberes, tebayo–
–No haré tu tarea y la mía, dobe –inquirió él. Se sentía en constante fiebre, a pesar de que su temperatura a penas había aumentado un par de grados. Y no había estornudado ni una vez. Pero si tenía la garganta inflamada y el estómago le dolía de vez en cuando. Y sólo se negaba ir al doctor porque seguramente le daría descanso que no necesitaba.
–Hablo en serio, bastardo –pero él negó con la cabeza. Naruto frunció el entrecejo, cruzándose de brazos. Sasuke se levantó del cubículo, dando por terminada la conversación y dispuesto a ir al baño. Para su mala suerte, no alcanzó ni dar dos pasos antes de comenzar a marearse por el exceso de olores.
Naruto lo atrapó, antes de que su cara diera contra el piso.
No fue algo tan dramático como Naruto lo pintaba, por supuesto. Sasuke no podía haber trastabillado entre las mesas antes de irse hacia adelante. Se negó a creerlo a pesar de que estando entre los brazos del rubio, pudo levantar la cabeza sin miedo a caerse y vio su mesa y dos hacia adelante tiradas en el piso. Lo peor de toda la situación fue la cercanía con Naruto, que le produjo una especie de corriente que recorrió todo su cuerpo, como si fuese un músculo adolorido. Y su olor, algo que pudo percibir en toda su extensión por primera vez. Sujetándose del pecho del rubio e intentando levantarse, Sasuke alzó su nariz hacia el cuello del rubio y olfateó. Algo que no había hecho nunca en su vida.
Y le sorprendió el que fuera tan natural.
–¿Por qué hueles a ramen incluso cuando no lo estás comiendo? –Naruto soltó un grito ahogado, antes de soltarle. Sasuke se fue hacia atrás, cayendo al piso sobre su trasero. Hizo un quejido en respuesta, alzando la mirada hacia el causante de su golpe, dispuesto a maldecirlo. Pero Naruto estaba avergonzado. Completamente. Y se tocaba el cuello como si él hubiese hecho algo realmente malo.
–¡Eso es personal, tebayo! –exclamó en respuesta, tan fuerte que terminó llamando la atención del resto que les había ignorado antes de la caída. Y por supuesto, ante la clase entera y para desconcierto propio, el rubio simplemente salió corriendo.
Sasuke ni siquiera entendió la situación. Pero tampoco le dio tanta importancia como para preguntarle a su hermano mayor.
Chapter Text
Por extraño que pareciera, se pasó el resto del día intentando descifrar a que olía Naruto. No pensaba en dedicarse a la química para estudiar los componentes de un aroma, pero se sorprendió al notar que aquella actividad tomó gran parte de su tarde y un poco de su noche. Naruto le evitó el resto del día y durante la tarde, pero Sasuke se había despistado lo suficiente como para simplemente ignorar este hecho.
Itachi le había preguntado por su enfermedad, sin embargo. Pero como su garganta ya no estaba tan inflamada, su hermano mayor descartó el obligarlo a ir al médico. Mejor.
Naruto olía a ramen. O su ropa, en realidad. Lo que parecía lógico para un idiota que lo único que existía en su dieta era aquello. Pero había algo más en su aroma, algo que no lograba comprender. Como era algo personal, Sasuke dudaba que pudiese volver a olerlo sin que Naruto se exaltara, algo incomprensible para él. Y consideró incluso en sacar una prenda de su ropa para descubrir exactamente a que olía.
Parecía un experimento. Un experimento de que se sorprendió el no querer olvidar.
Pero ¿Qué podía salir mal de un inocente experimento?
Salió muy mal.
Notes:
Sorry, fui al concierto de MUSE :D prioridades xD
Chapter 10: Celo.
Notes:
El capítulo anterior fue algo corto porque, ps... porque era así xD decidí saltarme mis reglas y publicar antes, porque como estoy metida en lo de las viñetas le dedicaré todo mi tiempo en eso (cuando salga de mis asuntos) xD. En fin... este es el siguiente.
Chapter Text
El problema vino el jueves.
Durmió la mitad del primer periodo, sumido en un sopor extraño. Supuso tranquilamente que se trataba de su gripe, aumentando. A pesar de que el cuerpo no le dolía como si fuese una y su garganta había dejado de estar inflamada, si le dolía el estómago. Pero como Naruto aún parecía intentar ignorarle y el primer periodo se trataba de estudio libre, nadie le molestó.
Sin embargo, fue Nara quien le avisó que tenían educación física, después de prácticamente sacudirle para que despertara. Pero para esa instancia, Sasuke se encontraba tan mareado y con un sueño tan grande, que simplemente se saltó la clase.
¿Había mencionado ya lo extraño de la situación?
Se echó en el pasto, en medio del frío, un poco más lejos de donde Naruto y él solían almorzar y un poco más cerca de los matorrales donde la gente iba a echarse el lote. Pero a esa instancia, tenía tanto sueño y tal mareo, que simplemente no le importó. Fue un agrado sentir el frío del pasto contra su piel, cuando su cuerpo cedió ante la enfermedad y comenzó a calentarse. Podría haber estado días enteros y no lo hubiese notado. Porque ausente de los olores a su alrededor que le mareaban, el olor de la naturaleza simplemente le calmó.
Y hubiese seguido así, si no le hubiesen vuelto a sacudir.
–¡Teme! ¡Teme! –Sintió su olor primero. Y fue lo único que le despertó. Aún tenía sueño y aún su cuerpo se sentía arder, pero ya no estaba mareado. Naruto se encontraba con ropa de deporte y parecía haber corrido la carrera de su vida. Sasuke frunció el entrecejo. ¿Había estado todo el día durmiendo en el pasto! –¿Estás bien? ¡Teme! –
–Tengo sueño –dijo él. Naruto se mordió el labio en una expresión de pura preocupación, antes de acercarse a él. Pero apenas le tocó, se echó para atrás y se tapó la nariz. Sasuke arrugó el entrecejo, sintiendo como su estómago comenzaba a doler a medida que los minutos pasaban.
–Tú… –musito el rubio, llamando nuevamente su atención. Con su mano en el estómago y aún con un poco de sueño, Sasuke a penas le prestó atención –estás en celo –
–¿Qué? –alcanzó a preguntar, antes de escuchar ruido desde el pasillo más cercano. Naruto se volteó inmediatamente, arrugando el entrecejo. Luego se volteó hacia él. Le miró durante un minuto entero antes de repetir la misma acción. Cosa que lo confundió.
–Voy a llevarte a la enfermería –
–No quiero –dijo él. Pero luego de inspirar, Naruto se acercó y de alguna forma, pasó sus manos por debajo de sus brazos y sus piernas y le alzó. Sasuke gruñó y pataleó un poco, pero el agarre de Naruto era firme. Y claramente su cuerpo no estaba en condiciones para pelear.
–Será un trecho corto, lo prometo –murmuró él. Sasuke gruñó, frustrado por no hacer nada y porque el sueño parecía ganar terreno. Claro, hasta percatarse que estaba en una posición perfecta para poder olerle y poder descifrar su olor.
En el estado en el que estaba, Sasuke simplemente volvió a oler.
Y Naruto casi los tira a los dos.
–¡T-teme! ¡Para! –chilló él. Pero Sasuke se agarró al hombro de Naruto como pudo y trató de no hacerle caso. Apoyó la cabeza mucho más cerca del cuello del rubio y volvió a oler. Seguía habiendo olor a ramen, un poco más fuerte. Pero era el polerón y la camiseta. Naruto seguía oliendo curioso, pero resultaba tan familiar que dentro de todo su sopor, se sentía idiota por no poder recordar a que olía. Detectó algo así como miel, pero era tan suave que no alcanzaba para definir que su aroma fuese precisamente ese. –¡Temee! –insistió. Y Sasuke nuevamente le ignoró. Cerró los ojos y olisqueó lo más que pudo, a pesar de que el rubio daba un traspié cada vez que Sasuke respiraba. Pero se sentía bien centrarse en una sola cosa. Y el olor de Naruto le daba tranquilidad.
Cosa que ayudó, cuando otros olores se acercaron a él.
–¡Sasuke-kun! –Escuchó, antes de que el olor de Sakura se deslizara cerca de él. Sasuke apretó el agarre entorno a Naruto, reacio a dejarlo escapar. El olor de Sakura le mareaba, pero de mala forma. –¡Sasuke-kun! –
–Él está bien, Sakura-chan. Lo llevaba a la enfermería –
–Y-yo puedo hacerlo, soy la encargada de la clase –Intervino ella, con voz temblorosa. Sintió una mano tocar su brazo, pero se alejó rápidamente. Sasuke alzo la mirada por sobre el cuello de Naruto un momento. La chica se encontraba con el brazo alzado y tal como su voz había sonado, temblaba un poco.
–Yo lo haré, no te preocupes –El olor de Sakura pareció rivalizar con el de Naruto, que se había vuelto un poco más fuerte. Él se dejó rodear por él, cerrando un poco los ojos y volviéndose a esconder en su cuello. Odiaba verse vulnerable, pero el sopor parecía ganar terreno de tal forma, que prefirió no pensar en ello.
–Insisto –Ella fue más firme esta vez. Y su olor más penetrante también.
–D-dobe… –murmuró él, llevándose la mano a la boca. Los olores no se mezclaban, pero eran tan fuertes que comenzaba a marearlo. El olor de Naruto inmediatamente dejó de ser penetrante.
–Lo siento, teme. Vamos –Naruto siguió caminando, mientras Sasuke siguió tratando de identificar los componentes del aroma de Naruto. Pero comenzaba a sentirse cansado otra vez, así que simplemente cerró los ojos. No se dio cuenta cuando llegó a la enfermería, pero si cuando Naruto intentó alejarse de él. Sasuke se aferró lo más fuerte que pudo, hasta que otra persona les separó.
–No es bueno que estén acá por el momento. Así que fuera mocosos –Sasuke no supo quién era. Pero sonó un poco a la enfermera. Quien antes de irse simplemente le dijo que llamaría a su hermano y le dejó solo en la camilla.
Tuvo que conformarse con dormir de verdad. Y llevarse la parte de ropa que tenía el olor de Naruto a la nariz, para intentar tranquilizarse.
Chapter 11: Enfermería
Notes:
No he escrito en estos días debido a que la situación en mi país está un poco delicada. Para la gente que ha visto las noticas, más o menos tienen claro que nos encontramos en un momento muy lindo y muy complicado, que está a penas comenzando. Y como chilena que se respeta, salgo todos los días a manifestaciones y no vuelvo hasta bastante tarde. Y muy cansada. Pero voy a tomar las palabras de un amigo y bueno, ‘no quería que me lo contaran’. Lógicamente. Entonces les pido que me entiendan un poquito por las pausas en los capítulos, dado que aunque éste se encuentra bastante avanzado… tiempo para subir/escribir no hay del todo. Ps eso.
Así que disfruten el capítulo :).
Chapter Text
Hubo flashes de conversación que se perdió por estar medio dormido y medio adolorido.
–No se puede entrar –No conocía a quien había dicho eso. Pero su voz parecía ser de una alumna más que un adulto. Seguramente alguien encargado de vigilarlo, como solía pasar en esos casos. Le vino a la cabeza el celo de Naruto, que fue supervisado por Kakashi.
–¡Es Sasuke-kun! ¡Soy la encargada de su clase! –Aquel tono de voz si lo conocía. Era Haruno Sakura.
–Eres una alfa. No puedes pasar –
–Naruto si puede ¿Cierto? ¡¿Por qué yo no?! Estoy en control –no parecía estarlo, según su tono de voz tembloroso. Pero como no le interesó la conversación, dormitó unos segundos más hasta que el olor a pasta de dientes con cerezo le llegó a la nariz y le obligó a despertar. Sasuke se tapó la boca y la nariz. No podía soportar aquel olor. Era mucho más fuerte que él.
–¿Vas a darme un comando también? –escuchó mucho más cerca. Le llegó el aroma de flores de jazmín a la nariz. Mucho más agradable que el aroma de Sakura, pero aun así incorrecto. Un poco más dulzón que el de Naruto y Sakura.
–N-no, yo… –
–Déjalo descansar. Creo que lo sabes, pero le duele –Sólo en ese momento se percató de su incomodidad. Y comenzó a sobar su estómago e intentar no gimotear del dolor –Vendrán por él. Así que por favor… –No escuchó más. Porque centrado en si mismo, el sueño volvió a venir y Sasuke simplemente cedió ante él. Cuando dormía, su estómago no dolía.
Después de un buen rato de estar inconsciente por el sopor, le tocaron el rostro suavemente. Sasuke tiró las mantas más arriba, volteándose lejos de aquel tacto. Pero un aroma que le recordó a la frambuesa llegó a su nariz y se instaló tan suave como la mano que le había tocado. No lo encontró invasivo. Todo lo contrario. No era como el aroma de Naruto, pero era algo así como familiar.
–Sasuke, Sasuke… –entreabrió los ojos y se volteó, para ver a Itachi sentado en su cama. Le sonrió suavemente, presionándole el hombro. Sasuke entrecerró los ojos e inspiró. El olor a frambuesa había salido de Itachi, de su hermano. Quizá por eso le relajaba. –Debemos irnos a casa –
–Tengo sueño –replicó él. Itachi le ayudó a remover las sábanas para que él pudiera levantarse. Le tomó cinco minutos enteros, pero logró poner los pies en la madera. Debió verse completamente desordenado y desastroso, pero seguía teniendo sueño y su estómago comenzaba a doler un poco más fuerte. Y eso parecía importar mucho más que su apariencia. Pero su hermano le envolvió con la sábana de la cama antes de tomarle de la misma forma que Naruto lo hizo antes. Sin embargo, esta vez no sintió la necesidad de olerlo. El aroma de Itachi le tranquilizaba, le daba algo de sueño.
En cuanto salieron de la enfermería, no supo nada del mundo. Sin embargo, olfateó brevemente el aroma cautivador de Naruto. Pero tan pronto como vino, se alejó de él.
La siguiente vez que despertó, fue en su propia cama.
Pero el dolor y el sopor continuaron un poco más.
Chapter 12: A distancia
Notes:
Decidí actualizar un capítulo más antes de seguir. Las cosas acá se están poniendo cada vez peor, por lo que salir a manifestarse se debe hacer con extremo cuidado. La buena noticia, es que me ha dado tiempo para escribir. Y que el amigo con el que jugaba parece pasar por un momento personal malo (y espero que las cosas mejoren para él) así que todo me ha orillado a tomar metafóricamente hablando el papel y el lápiz y bueno, acá estamos. Se agradece la paciencia. Un montón
Chapter Text
Despertaba a momentos impredecibles, donde la mitad del tiempo era obligado a comer y la otra, a caminar hacia el baño. Una empresa difícil cuando sentías como si alguien te hubiese golpeado en el estómago una y otra vez. Las punzadas eran molestas y no le dejaban levantarse. Sin embargo, el aroma que su hermano desplegaba cuando volvía a la cama le ayudaba a dormir rápidamente.
Despertó quince veces antes de que el dolor comenzara a remitir. Cinco fueron durante el día. En una de ellas pudo contemplar el amanecer antes de que el cansancio y el sueño le venciera. No parecía que algo hubiese cambiado en él además de su percepción de los aromas. Cada vez que despertaba se sentía un poco más como si mismo.
La penúltima vez que despertó antes de que su celo finalizara, Naruto se encontraba en la puerta. Sasuke no lo reconoció al principio, acostumbrado a despertar y que Itachi fuese el único ser humano que veía. Pero cuando se enderezó y se restregó los ojos, pudo verlo sentado en una silla.
–¿Qué haces ahí? –Preguntó, sintiendo la garganta un poco seca al no haber hablado nada en todo ese tiempo. Se llevó la mano al cuello, sobando la zona que le había molestado. Naruto arrugó el entrecejo.
–No puedo acercarme más, teme. Tus feromonas…–
–¿Mis qué? –Sasuke arrugó el entrecejo. Naruto hizo una mueca.
–Tu aroma. Es intoxicante tebayo –El Uchiha le dirigió una mirada indignada, buscando con la mirada algo que lanzarle. Como no encontró nada, y la lámpara era su favorita, se acostó y le dio la espalda.
–Entonces ándate a tu casa, usuratonkachi –
–¡No lo decía de mala forma! –Se defendió él. Sasuke se evitó la mirada de rencor, pero bufó en voz alta.
–¡No hay…! –Sasuke tosió. Escuchó el sonido de la silla moverse, lo que hizo que el Uchiha se volteara otra vez. Naruto se encontraba de pie, pero no había avanzado ni un centímetro hacia dentro. Parecía preocupado. –No hay una forma de que eso sonara bien, dobe –
–¿Quieres agua, teme? –Sasuke asintió. Y sólo por verlo salir corriendo por un vaso para él decidió perdonar su estupidez. Asumió que su aroma debía ser fuerte, debido al celo. Aunque él estuvo con Naruto sólo el primer día del suyo, porque no le dejaron entrar, recordaba que su olor se había descontrolado un poco. Naruto volvió al cavo de algunos minutos, con Itachi a su lado. Su hermano si entró a su habitación y le dejó el agua encima de la mesa.
–¿No quieres dormir otro poco? –Sasuke negó con la cabeza. Itachi asintió, alborotándole los cabellos antes de salir de la habitación –Vendré por ti en diez minutos, Naruto. No es bueno que te expongas tanto a su aroma –
–¡Pero si no entré a la habitación, tebayo! –Se quejó él. Sasuke vio a su hermano rodar los ojos. Naruto puso una clásica cara de perro apaleado que siempre conseguía ablandar su corazón. Y si bien la expresión de Itachi vaciló, terminó por darles la espalda a ambos.
–Diez minutos –Escucharon, antes de que sus pasos se alejaran rumbo a las escaleras. Él volvió a enderezarse y decidió tomar un poco de agua antes de volver a hablar. Su garganta lo agradeció; parecía que habían pasado décadas de su última comida. Pero Itachi lo había despertado con el desayuno no hace tanto.
–¿Cuánto llevo incapacitado? –Naruto se volteó hacia él, levantando la silla y sentándose nuevamente en ella. Pareció pensarlo un poco.
–Cinco días. Iruka-sensei me dejó traerte la tarea –Sasuke alzó una ceja. Naruto soltó un bufido –¡No es mi tarea ttebayo! ¡No soy un desgraciado! –
–Lo notaré –Amenazó él. El rubio se cruzó de brazos y le miró desafiante. Mantuvieron un duelo de miradas durante unos minutos antes de que Naruto se aburriera de eso y bajara los brazos, suspirando.
–¿Ya no te duele? –Preguntó. Sasuke se llevó la mano al estómago. Itachi le había pasado uno de sus pijamas más cómodos de invierno, que era negro con lunares blancos. Ahora sólo era una molestia leve, en realidad. Mucho menos molesto que las punzadas dolorosas que había tenido anteriormente. Sasuke negó con la cabeza. Naruto asintió en consecuencia. El ambiente parecía tan incómodo que le resultaba difícil estar mirando al rubio de tanta distancia sin hacer algo al respecto.
Afortunadamente para él, Naruto perdió la paciencia primero.
–Ah, maldita sea. Esto es incómodo ¡ni siquiera debía ser incómodo, tebayo! –El rubio bufó. Sasuke rodó los ojos en consecuencia –No es como si dejases de ser un bastardo amargado por ser un omega, digo…–
–¿Qué dijiste, dobe? –Le interrumpió él. Naruto le miró con curiosidad.
–¿Lo de bastardo amargado? –Sasuke negó con la cabeza.
–¿Qué me dijiste que era? –Preguntó. Naruto le miró con desconcierto, durante un largo momento, para al final abrir la boca con sorpresa.
–¿Es que no te has dado cuenta? Oh, maldita sea –Él arrugó el entrecejo, cosa que no duró mucho al ver las mejillas avergonzadas del rubio. Sasuke ladeó la cabeza. ¿Por qué se avergonzaba tanto? No había hecho una pregunta extraña, que él supiera. Sólo le había pedido que repitiera lo que había dicho –No hay otra forma de que tu aroma se volviera muchomásdulceyadictivoqueantesy… –el rubio se avergonzó un poco más. Sasuke seguía desconcertado –…ynodigoquenofueseadictivoantes, dattebayo, pero nunca había sido tan… –Naruto llevaba un vómito de explicaciones tal, que terminó mareándolo un poco. Y hablaba tan rápido, que sólo pudo comprender la mitad.
–Al grano, dobe –musitó él, tosiendo en la última instancia y tomando otro sorbo de agua. Naruto se calló automáticamente.
–Que… eres un omega, teme –Sasuke ladeó la cabeza. Naruto suspiró y se levantó de la silla. Por primera vez en toda esa conversación, el rubio dio un paso hacia dentro de la habitación, avanzando lentamente hacia la cama. Sasuke tomó un poco más de agua y dejó el vaso en la mesita de noche, tragando saliva cuando el rubio se colocó a un paso de él. Podía haberle lanzado el vaso a esa distancia. Habría sido genial hacerlo. Pero la fragancia de Naruto le llegó a la nariz lentamente y Sasuke se fue levantando sin darse cuenta. –Puedes olerme, ¿verdad? –El Uchiha presionó el brazo contrario con su mano más cercana. Fuera de alejarlo como había pasado los últimos días, Naruto presionó su mano con la suya. Un gesto cariñoso que no era habitual en ambos, pero no se sintió como algo incómodo.
–¿Es por eso? ¿Es porque soy omega? –Preguntó él. El aroma de Naruto le rodeaba cada vez más. Sasuke tuvo el impulso de taclearlo y olisquear su cuello, pero se quedó en aquella posición. Naruto asintió finalmente.
–Tu aroma es más dulce, teme –dijo él a cambio. ¿Y eso era bueno o era malo? Se preguntó. Pero aquella pregunta no alcanzó a salir de su boca, debido al carraspeo de Itachi que los sacó de golpe de aquella atmósfera extraña pero correcta que se armó entre los dos.
–Te dije que no te expongas al aroma de Sasuke –
Chapter 13: Consulta Médica
Notes:
Tenía planificado el subir un capítulo en viñetas que tenía a medias. Pero hoy se me ocurrió el ir a un concierto de réquiem, por las muertes y torturas a manos de carabineros. Y uff, me bajó la inspiración a mil. Así que decidí actualizar esto y ponerme con esa historia que tengo en la cabeza, porque no puedo sacármela de encima.
Chapter Text
–Entonces… –murmuró la doctora, moviendo el dispositivo del ecógrafo en el estómago de Sasuke. Itachi, sentado a un lado de la camilla donde se encontraba, miraba el televisor con la misma expresión de desconcierto que debía tener en ese momento –Ovarios de buen tamaño, no veo indicio de quistes –Lo que Sasuke podía ver era una pantalla con una imagen en blanco y negro que parecía ser su interior. No podía entender cómo en una imagen completamente extraña y distorsionada en blanco y negro, podía ver sus órganos internos –Pero deberíamos repetir el examen después de tu segundo celo –Sasuke asintió, sin saber que más hacer. Cuando su celo terminó, Itachi le entregó dos libros sobre omegas que ni siquiera sabía de donde los había sacado. Pero tenían todo lo necesario sobre su sexo secundario. Y habían ido a comprar inhibidores de olor en Sprite y parche, que parecía algo común en omegas de lo que ellos no tenían ni idea.
–¿Cuándo debería comenzar a utilizar inhibidores? –Preguntó su hermano. La ginecóloga lo pensó un momento antes de responder.
–No lo recomiendo antes de los 18. Para que su cuerpo tenga una formación apropiada y él se acostumbre a manejar sus feromonas –Itachi asintió. Aunque le había mirado mientras respondía, parecía claro que quien hacía todas las preguntas era su hermano. Sasuke seguía en un estado ¿y ahora qué? Del que no lograba salir.
–¿Y control de natalidad? –La doctora alzó una ceja al escucharlo.
–¿Tienes pareja, Uchiha-kun? –Sasuke negó con la cabeza, sintiéndose avergonzado. ¿Tendría que usar pastillas, como las chicas? Arrugó el entrecejo. No le atraía esa posibilidad. Ni la de tener sexo anal, en realidad. ¿Por qué querría que alguien entrara ahí? –Entonces no es necesario–
–Insisto. Hay un alfa que posiblemente se vuelva su compañero –
–¡Itachi! –gruñó él. Su hermano le sonrió de medio lado, antes de volverse a la doctora.
–Hágame caso. Estos mocosos están en negación aún, pero… –
–¡Por supuesto que no! –Le interrumpió él, cruzándose de brazos. Itachi rodó los ojos.
–Si claro, Sasuke. Y que le saltaras al cuello en tu celo no es nada, según tu–
–¡Itachi! ¡Eso es personal! –
–Con preservativo está bien por el momento –Les interrumpió ella, sacando una toalla de papel de debajo de la camilla y pasándosela a Sasuke. Sasuke se limpió el estómago antes de levantarse de ahí. Pensó descuidadamente, que de haber sido Tsunade Senju, la mujer les habría golpeado al primer intercambio de palabra. La ginecóloga le entregó un paquete de condones que él no pudo rechazar, bajo la mirada resabida y burlona de su maldito hermano mayor.
–Voy a vengarme –le dijo, apenas salieron de la consulta. Itachi le hizo un gesto de sin importancia. Pero estaba completamente seguro de que cuando su hermano trajera a alguien a casa, se cobraría todas las que se debía.
Podía esperar. Después de todo, la venganza se sirve en un plato frío.
Chapter 14: Volver a clases
Notes:
Como que me estoy acercando hacia donde yo iba, así que avanzaré un poco más antes de actualizar xD
Chapter Text
Nadie le dijo nada, cuando volvió a la escuela.
Podía apostar que se debía a Iruka-sensei. Más que nada porque Itachi le había asegurado de que nadie iba a decirle nada cuando volviera, así que podía hacerlo tranquilamente. Y era un alivio, en realidad. Dar explicaciones nunca había sido lo suyo y tampoco no era problema de ninguno de ellos. Ni siquiera de Naruto, quien después de ser prácticamente echado de la habitación por su hermano, se limitó a llamarle todos los días.
A diferencia de su celo, la gente ya no le mareaba. Si seguía habiendo olores que soportaba menos que otros, pero no era lo suficiente como para molestarlo. Es más; estaba seguro de que si se ganaba al lado de Inuzuka, por ejemplo, su olor no lo repelería. O de Haruno Sakura, quien no le había quitado la mirada de encima. Como llevaba el parche inhibidor en el cuello, si se encontraba estresado no liberaría feromonas a lo loco, lo que le tranquilizó. Le gustaba mantener su privacidad, y eso no había cambiado.
Quizá una cosa si cambió.
–Sasuke-kun –Sakura Haruno le llamó la atención durante el almuerzo. Pendiente de sus apuntes de inglés, Sasuke ni siquiera la escuchó. Pero cuando sintió su mano en su hombro y su olor, no le quedó de otra más que atender. Alzó una ceja y esperó que comenzara a hablar. Pero lo único que hizo fue mirarlo y esparcir su aroma, logrando que moviera su nariz de un lado al otro e intentara no fruncirla. Itachi le había dicho que aquello era una descortesía terrible. Y él no era tan descortés. –Sasuke-kun –repitió ella.
–¿Sí? ¿Qué quieres? –Preguntó al final, un poco más áspero de lo que pretendía. Ya con el hecho de no arrugar la nariz había hecho mucho por ella. No iba a controlar el tono de su voz también.
–Yo… me alegro de que tú estés bien –Titubeó ella. Sasuke asintió, antes de volver a sus apuntes. Ella volvió a llamar su atención. Y su olor se volvió un poco más fuerte también. Egh. –Me preguntaba si…–
–¡Teme! ¡Vamos a comer! –Le interrumpió Naruto, levantándose del fondo de la clase y pululando hacia él. Había estado hablando con Nara, Inuzuka y Akimichi sobre quien sabe que cosa. Pero Hyuga también se le acercó. –¡Traje ramen nuevo, tebayo! –
–¿No puedes comer otra cosa? –Preguntó él, levantándose del asiento y frunciendo el entrecejo. Guardó los apuntes de inglés que tenía en la mochila y rebuscó su almuerzo. Naruto le golpeó juguetonamente el brazo.
–No. Es mi favorito –se excusó él. Sasuke rodó los ojos.
–Si aprendieras a cocinar y dejaras de ser un inútil… –
–¿Sasuke-kun…? –Ella volvió a llamar su atención. Pero el aroma de Naruto llegó a sus fosas nasales y fue lo único que le interesó. Algo que también había aprendido, dado su hermano, que los alfa y omega podían liberar sus feromonas a voluntad. Ya sea para marcar territorio o para imponerse. Asumió que Sakura había intentado atraerlo con su aroma y el dobe sólo le estaba defendiendo. No era como si Naruto fuese a intentar atraerlo o algo así. ¿Para qué querría hacer eso?
–¡No soy un inútil! –Se excusó él, cruzándose de brazos. Sasuke la ignoró, rodeando el escritorio y comenzando a caminar. Automáticamente Naruto le pasó el brazo por encima de los hombros. Y su aroma disminuyó en cuanto hizo aquello –¡Calentar ramen es todo un arte, bastardo! –
–¿En serio crees que echarle agua caliente a un tazón y esperar tres minutos es un arte? ¿Alguna vez has hecho ramen casero como para justificar tu ineptitud alimenticia? –Él alzó una ceja. Naruto refunfuñó. Y Sakura no volvió a acercársele ese día. No dejó de mirarlo, sin embargo. Lo que le hizo pensar que ella posiblemente intentaría hablarle otra vez.
Chapter 15: Otros Aromas
Notes:
Como relato absurdo, les contaré dos cosas xD. Uno: Tuve que escribir una guia completa omegaverse (siento que aún quedan temas que tomar) de este relato para no tener tropiezos en el camino y salirme de mi propio canon xD además de que más adelante lo necesitaré terriblemente. Y dos: Casi me agarra carabineros(la policía) hoy xD.
Chapter Text
Además de ser propenso a que más gente que antes se le acercara con intenciones estúpidas, la mitad de su extraño club de fans le miraba con congoja. Algo así como la versión llorosa y cabizbaja de Haruno Sakura multiplicado por el número de chicas que no conocía. Pero Ino sí. Lo cual era información inútil, pero que parecía ser causa de diversión para su clase. El problema era que había algunos chicos que parecían pensar que él era elegible ahora. Algo que, si bien Itachi se lo había advertido, no había creído que era verdad hasta que el primero de ellos apareció y liberó su aroma.
Gente estúpida había en todos lados.
El problema con eso era que su nariz no soportaba ni la mitad de ellos. Y solía arrugar la nariz con tanta frecuencia que se horrorizó al pensar que tendría arrugas antes de tiempo, por culpa de gente molesta.
Afortunada o desafortunadamente para él, Naruto siempre parecía estar cerca.
Odiaba depender de otra persona, pero no podía hacer nada si el rubio aparecía de repente y le arrastraba lejos de ahí. O al menos se dedicaba a mirar feo a su alrededor, a pesar de que su propia mirada ya ayudaba a alejar a esos cretinos. Y si eso no servia, un buen golpe en la cara dejaba lo suficientemente clara sus intenciones.
–¿Por qué liberan su aroma antes de acercarse? –Le preguntó al final de la segunda semana. Naruto se detuvo de golpe y le miró con cautela.
–¿No te lo explicó Itachi? –Él negó con la cabeza. Naruto se rascó el pelo y pensó en su respuesta por un momento. O simplemente se rascó. –Es como una presentación, supongo. O una invitación. Intentaban atraerte, teme–
–A mi aún me quedan neuronas, dobe –replicó, rodando los ojos. Naruto soltó un bufido al escucharlo –Pero es desagradable –se explicó– Ya es molesto que chicas extrañas me hablaran antes, pero ahora…–era peor. Porque tenía que aguantar aromas de gente que no conocía. Y algunos eran chicos. O viejos, por dios.
–¿No te atrajo ninguno de sus aromas? –Sasuke arrugó la nariz.
–Por supuesto que no. ¿Estás sordo? Te dije que es desagradable –Naruto asintió al escucharlo. Y le invitó a Ichiraku Ramen. Si bien fue algo extraño, Sasuke aceptó ir. Porque sabía que, de todas formas, terminaría pagando él. Y porque el aroma de Naruto no era desagradable.
Todo lo contrario.
Chapter 16: Inhibidor
Notes:
Haré un especial debido a mi cumpleaños xD (que fue antes de ayer :D) pero aún no se si será de Naruto o no. Pero me gustaría que fuera de este universo, pero veremos que sale XD
Chapter Text
–No deberías usarlo mucho tiempo, Sasuke-kun –le escuchó decir a Hinata, un mes después. Principio de Diciembre amenazaba con los primeros parciales, con la nieve en el techo y con ello, el receso navideño. Habían tenido que formar pareja en clase de química, por un sorteo. Lo que resultó más agradable de lo que había anticipado, debido a que Hinata no perdía el tiempo a diferencia de idiotas que él conocía. Y fue una oportunidad de oro para ver a Naruto e Ino volverse locos por casi explotar el laboratorio. No por maldad, por supuesto, simplemente era por motivos educativos.
Educativos para el dobe, por supuesto. Para Sasuke era simple diversión.
–¿A qué te refieres? –Preguntó él, más pendiente del griterío del rubio y de Yamanaka que de otra cosa. Ellos ya habían terminado la parte práctica del ejercicio y sólo les quedaba escribir, graficar e interpretar resultados. Pero Sasuke era un genio en cuestiones de matemáticas y Hinata graficaba mejor que él. La chica, con un sonrojo en sus mejillas, apuntó a su cuello donde estaba el parche que se cambiaba una vez por semana. Sasuke alzó una ceja –¿Por qué no? –
–T-te va a costar más controlar tus feromonas –murmuró ella. Sasuke abrió la boca de la sorpresa, luego la cerró. De vez en cuando olvidaba que no era el único omega en la clase. También estaban ella e Ino. Pero como no solían hablar del tema –porque no hablaban mucho y porque él no hablaba nada sobre eso– aquello era algo que simplemente tendía a olvidar. Sin embargo ¿Cómo podía controlar algo que no dominaba, que no sentía? Itachi le había comentado que él percibía sus feromonas como si fuera electricidad cosquilleándole la piel. Que cuando decidía liberarlas, simplemente se enfocaba en aquello que deseaba exteriorizar y su cuerpo hacía el resto. Sasuke había maldecido internamente, frustrándose por el hecho de no notarse ni sentirse. Corrección: Podía sentir levemente su aroma, cuando su estado anímico se alteraba. Pero el poder manejarlo implicaba el sentir aquello mucho antes de que su estallido emocional sucediera, lo que no estaba pasando.
–Pero odio que el resto se acerque a olisquearme –admitió. Y odiaba mucho más a aquellos extraños quienes desplegaban su aroma, esperando que él hiciera lo mismo. Qué asco. Ella asintió al escucharle.
–Cuando controlas tus f-feromonas, será lo mismo que usar inhibidores –Sasuke arrugó el entrecejo. Quizá debería consultarlo con su hermano, o la ginecóloga. Pero por lo que podía ver, Hinata no usaba nada. Y probablemente Ino tampoco.
–Gracias –dijo él al final, sonriendo un poco. Ella sonrió de vuelta, sólo un segundo antes de que el ruido de un matraz cayendo al piso y un grito más fuerte les hiciera voltear.
Genial, tendrían que usar el extinguidor por la culpa del idiota de Kiba.
Chapter 17: Decisiones de vida
Chapter Text
La estampa usual de un omega era de alguien que se dedicaba enteramente a la familia, luego de egresar. Encontraba un compañero, se casaba, llenaba el mundo de descendencia. Y sólo eso. Cuando alguien lanzó un chiste sobre eso la semana anterior, fue cuestión de suerte que él no lanzara lo primero que tenía en la mano –un lápiz–. Porque Ino le lanzó la mochila a la cara de Kiba.
Iruka-sensei no castigó a Ino ese día, probablemente porque él también era omega. Y profesor con título universitario, lo que le hizo pensar que podía seguir con su vida tranquilamente, tal y como la había planeado. A Itachi poco y nada le importaba lo que él hiciera con su vida, mientras fuese algo que él quisiera. Y se lo había dejado claro. Por lo que cuando él mencionó que no quería ser abogado como él, a su hermano mayor ni siquiera le importó.
El problema era decidir que ser.
–Busca algo que te guste y hazlo. Quizá deberías unirte a un club –le había sugerido Itachi. Pero el kendo lo había dejado después de conseguir el segundo dan, era pésimo con el arte y no le interesaban las computadoras como para crear software. Mucho menos la robótica. Pero se encontraba en la mitad de su año, con un papel sobre aspiraciones que debía llenar y no sabía cómo.
Mierda.
–Llevas mirando ese papel todo el almuerzo, ttebayo –murmuró Naruto, a penas y levantando la cara del ramen instantáneo que había traído. Hoy era de pollo con tomate, que según su opinión olía mucho mejor que el ramen que comía normalmente. Todo mejoraba con tomate, en realidad.
–Para ti es fácil, dobe. Tú ya sabes qué hacer con tu vida –ser un inútil, si le preguntaban. Naruto rodó los ojos al escucharlo.
–No veo cómo no vas a encontrar algo que hacer, teme. No eres tan idiota –replicó el rubio. A Sasuke se le antojó arrojarle el bento a la cabeza. Luego recordó que lo único que lograría con eso era quedarse sin almuerzo. Por lo que procuró en darle la mirada más airada de su repertorio antes de volver a comer. Naruto le jaló el chaleco para llamar su atención. Sasuke alzó una ceja, curioso –Eres tan sensible… ¿Tanto te cuesta pensar en algo? No sé… ¿Ser un abogado como Itachi? –Sasuke arrugó la nariz.
–No quiero –No se veía defendiendo a otras personas ni tenía la vocación para hacerlo. Por lo que cualquier vocación relacionada a la salud o al derecho estaba descartada. Ya podía verse dejando morir a un paciente por estúpido o mandando a la cárcel a un cliente porque no le caía bien. Definitivamente eso no era para él. Naruto quería ser alcalde, como su padre lo fue. O jefe de policía. Si no fuese tan flojo, seguramente también sería un estupendo médico –No es lo mío–
–No lo sé. Tu comida es buena, teme. Podrías ser un chef –Lo pensó un momento. Sólo era bueno porque no podía dejarle todo el trabajo a Itachi, a pesar de que a él no le molestara hacerlo. Pero su hermano mayor tenía mucho menos tiempo libre que él, por lo que Sasuke solamente había querido ayudar con algo. Pero tampoco se imaginaba el resto de su vida cocinando para gente que no fuese su familia. Sasuke suspiró con frustración. Naruto le dio un par de palmaditas en la espalda, dejando los palillos en el embace. Afortunadamente. –O quien sabe. Ser profesor como Iruka-sensei. Se te da enseñar a otras personas–
–Sólo te enseño a ti, dobe –bufó él. Naruto le sonrió.
–Y según tú soy un caso imposible. ¡Y mira cómo mis notas han mejorado dattebayo! –porque solamente era flojo, no idiota. Pero era algo que sólo se lo guardaría para sí mismo. Sasuke rodó los ojos. Era frustrante no tener vocación de nada. Pero tampoco quería ser como un omega corriente, de los que eran dueños de casa y sólo dueños de casa. No. Ni hablar. –Tenemos una semana de plazo ¿no? De seguro encuentras algo que te guste –.
Sasuke le miró feo. Luego siguió comiendo. Ni siquiera sentía que estaba lidiando bien con esto de su sexo secundario, y ahora tenía que decidir qué hacer con su vida en sólo una semana.
Habría gritado para desestresarse si fuese tan idiota como Naruto.
Chapter 18: Olor natural
Notes:
¡Es el último capítulo del año! Y el último fanfic que publicaré (hasta mañana xD). Espero todos tengan unas bonitas fiestas y el año que se viene sea mucho mejor. Por mi parte, hay muchas cosas que cambiarán y espero salga todo bien en mis nuevos proyectos personales :). Muchas gracias por leer mis tonterías hasta el momento xD y espero me sigan acompañando el año entrante también :D
Chapter Text
Primero lo habló con Itachi. El dejar de usar inhibidores. La documentación que tenían disponible no decía mucho sobre ello y había muchas opiniones diferentes, pero su hermano lo había apoyado con sospechoso conocimiento. Pero después de perder cinco minutos de su tiempo atosigándolo a preguntas decidió que lo dejaría para después. Itachi podía ser mucho más hermético de lo que él nunca sería. Y aunque parecía ser un sucio secreto que no pudo evitar llamar su atención, no sacaba nada con preguntar si no obtendría respuesta.
Él no era Naruto, por dios.
Pero si le recomendó que intentara no perder la paciencia y tratara de controlar su temperamento. Que así sería mucho más fácil. Y sirvió durante la mañana, hasta que pisó la sala de clases y ese idiota llegó.
Claramente no le sirvió de mucho el consejo.
–Teme… ¿Por qué tu aroma es más fuerte? –Sasuke le miró feo y se cruzó de brazos. Naruto automáticamente levantó las palmas de los brazos en son de paz. Y tuvo la decencia de avergonzarse un poco –¡No dije que fuera malo, tebayo!–
–¿Te molesta? –bufó él, alzando una ceja. Se sintió extrañamente herido al respecto, cosa que no hizo más que enojarlo más. ¿Por qué debía dolerle algo tan idiota como eso? ¡Sólo era su aroma! No era algo tan grave. Pero Naruto negó con la cabeza rápidamente. Inexplicablemente, el ver su cara de desesperación por aclarar la situación le hizo sentir menos enojado.
–¡No dije eso, teme! Pero tu aroma era mucho más suave–
–Ah, es que dejé los inhibidores –se excusó. Naruto abrió la boca de la sorpresa.
–¡¿Qué?! –gritó, llamando la atención de toda la clase. Sasuke bufó y se levantó para golpearle la cabeza, más automático que otra cosa.
–Shhhhh –gruñó él, llevándose un dedo a la boca –baja la voz, uzuratonkachi –Lo último que le faltaba era que personas como Sakura se dieran cuenta. Ya era agotador llamar la atención de alfas desconocidos y verse rodeado de aromas desagradables. No quería ni imaginar cómo sería tener encima a gente en el colegio más de lo necesario.
–Y ¿P-por qué? –preguntó el rubio, sobándose la cabeza. Parecía mucho más preocupado por saber sobre el inhibidor que por el golpe. Lo que ya era sorprendente, dado que Naruto se quejaba por todo.
–Me lo recomendaron –replicó, encogiéndose de hombros. Naruto le miró aturdido durante unos segundos, segundos en los que apareció Iruka-sensei y tuvieron que prestar atención a la clase. Pero no pudo evitar fijarse en Naruto, que no dejaba de suspirar y mirarle de reojo.
Qué raro.
Lamentablemente para él, cuando se encontraban saliendo del colegio, llegaron un grupo de idiotas de otras escuelas con amenazas absurdas. Sasuke maldijo internamente a Naruto y su estupidez por pelearse con todo el mundo. Sobre todo en los festivales culturales. Pero cómo no se fijaron en él aquello no le importó inicialmente, hasta que se percataron que era un omega, quien sabe cómo, y liberaron su olor para intentar atraerlo.
Intoxicante. Horrible. Incómodo.
Sasuke se había llevado la mano a la nariz, tratando de no aspirar lo que les permitió el rodearlo. Fantástico. Lo último que había necesitado era que alguien usara su sexo secundario para intimidarle. Pero Sasuke no sería Sasuke si no tratara, como siempre, de salir bien librado. Por lo que, con la nariz tapada y todo, se acercó a uno de ellos y simplemente lo golpeó.
No pudo evitar sonreír un poco al verlo caer al piso, sorprendido y atontado. Genial. Aún tenía la misma fuerza de siempre.
–Alto –dijo uno de ellos, sin embargo. Con una voz ronca y terrible, que le hizo obedecer a pesar de oponerse con todas sus fueras. Pero su cuerpo no le respondió. Sasuke se quedó quieto, como si fuese una estatua, asustado por primera vez por no poder reaccionar como él quería.
Era la maldita voz de alfa.
Y aquello hubiese ido por mal camino si Naruto no hubiese aparecido de la nada y se hubiese vuelto loco. Literalmente. Antes de darse cuenta, había golpeado a dos de los tipos y había comenzado a golpear una y otra vez al tipo que le había ordenado. No podía girar la cabeza, pero podía escuchar los gimoteos del tipo en cuestión. Así como el aroma distorsionado de ellos que parecía mucho más pasoso. Y el aroma de Naruto, fuerte y sobresaliente.
Estaba enojado, claramente.
–¡Dobe! –gritó él, a pesar de no quererlo. Porque Naruto seguía golpeándole, la gente había comenzado a rodearles y él no se podía mover. –¡Estúpido dobe, no puedo moverme! –se quejó. Y posiblemente hubo algo en su aroma que le llamó su atención mucho más que sus palabras, porque en el siguiente segundo Naruto se acercó a él y le tomó suavemente de los brazos.
–Muévete –ordenó, con la misma voz ronca. Cualquier atadura extraña que había atado su cuerpo al piso había desaparecido, por lo que pudo moverse. Sasuke levantó los brazos sintiendo un leve entumecimiento, antes de golpear a Naruto en la cabeza.
El rubio gimió, llevándose las manos a donde lo golpeó.
–¡¿Que te pasa, estúpido?! –le gritó el rubio.
–¡No me digas estúpido, estúpido! –gritó él en respuesta. Tenía el chaleco manchado debido a las manos de Naruto con sangre. Sasuke se volteó rápidamente hacia atrás, donde el tipo que había golpeado se había arrastrado un poco. Suspiró. Seguía vivo, al menos –¡Debiste haberme soltado primero! ¡Mira en el lío en el que te metiste! –
–¡Pero te detuvo, con un comando dattebayo! ¡No podía dejarlo así! –gruñó el rubio. Sasuke intentó golpearlo otra vez. Naruto lo paró con una de sus manos. Estuvo tentado a volver a intentarlo, pero parecía más estresado que él. Maldita sea. Estúpido dobe.
–¡Puedo defenderme solo, dobe! ¡Mira tus manos! –Aunque difícilmente había podido moverse hasta que un alfa le echara una mano. Maldita sea. Sasuke apuntó a su camisa con el otro dedo, presionando su pecho. Se encontraba con sangre y suciedad y sus manos muy lastimadas. Naruto gimió en respuesta.
–No habrías podido…–
–A la enfermería –le interrumpió él. Como Naruto había agarrado su otra muñeca, él simplemente tironeó. El rubio, con cara de perro apaleado se limitó a seguirle, recogiendo el bolso que había tirado para venir a socorrerlo. Aún olía estresado, sin embargo. Algo dentro de él, posiblemente su naturaleza, le instó a intentar calmarle. Pero lo dejó así. No era como si él pudiera controlar sus feromonas, de momento. Y tampoco había certeza de que pudiese ayudarlo.
–Ya sabía yo que el que dejaras de usar esa cosa sería un problema –refunfuñó el chico. Pero Sasuke siguió tironeando su propia muñeca, que aún no había sido soltada, para que el rubio se moviera. ¿Qué tenía que ver el que dejara el inhibidor con el hecho de que Naruto se haya lanzado a esos idiotas sin parar a ayudarle primero?
–Cierra la boca, dobe. Y muévete, que no tengo todo el día–
Naruto refunfuñó. Sasuke simplemente le ignoró, igual como lo hizo con todo aquel que se quedó mirándole.
Mañana correría como pólvora el maldito chisme. Pero no había nada que hacer al respecto.
Chapter 19: Aparente día normal
Notes:
Pensaba en hacer un especial de San Valentín pero... que paja xD andaría corta de tiempo y aunque lo intentaré (tengo por ahí al menos cinco fanfictions que debería terminar xD) no prometo nada. Eeeeen fin ¡Feliz San Valentín gente! pasen un lindo día (por si no publico ese día) ya estén solteros o no. Yo, como buena gamer soltera, me la pasaré viendo videojuegos o alguna serie xD
Chapter Text
A Naruto le dieron un día de suspensión, porque según Tsunade simplemente había sido una respuesta natural a sus feromonas aún sin control. Pero lo dijo con una sonrisa tan petulante que podía jurar que se estaba burlando de él. El problema fue cuando Naruto, para su sorpresa, comenzó a quejarse de que no podía faltar. Hecho que le hizo merecedor de un golpe de la actual alcaldesa de Konoha. Y que lo dejó inconsciente por una hora y algo más.
Itachi tuvo que venir por ellos.
Ciertamente Naruto terminó haciendo caso a las amenazas y no fue a clases. Pero le envió mensajes toda la maldita mañana, como si fuera un fin de semana y él tuviera tiempo para contestarle. Y fastidió a Hinata Hyuga y a Shikamaru Nara para que almorzaran con él. Sasuke ciertamente no se lo había pedido, pero se vio forzado a aceptar cuando la chica le murmuró que Naruto sólo le estaba cuidando. Y cuando Nara sugirió comer en la sala y jugar una partida de shōgi, que fue bastante más interesante de lo que él creyó, terminó aceptando que no fue una mala idea. Aunque perdió miserablemente.
No sintió ansiedad. Pero si tuvo esa sensación que venía a él siempre que Naruto se enfermaba y su pupitre estaba vacío. Algo parecido a la pérdida. Pero era un pensamiento que solía descartar rápidamente, porque era irracional. Naruto siempre volvería. ¿Por qué se iría de la escuela de un día para el otro?
Aún así, cuando terminó el día decidió ir a buscar sus deberes donde Iruka-sensei. Era eso o sentarse en su pupitre para saber si tenía algo del olor del rubio. Y ese pensamiento –probablemente originado por su sexo secundario– le gustó tan poco, que optó por una visita. Quizá meterle algo en la boca que no fuese ramen instantáneo. También serviría como algo experimental, pensó él. Quizá así dejaría de oler a ramen.
–Te lo agradezco, Sasuke –admitió el hombre, sonriéndole tranquilamente. Sasuke se preguntó cómo podía tener tanta paciencia con un grupo de desadaptados como ellos lo eran. Al mismo tiempo de que consideraba que ser profesor no era lo suyo. Sasuke asintió, recibiendo las hojas cuidadosamente ensambladas que metió en su mochila. –¿Sería mucho si te pidiera que te aseguraras que comiera bien?, es que Naruto…–
–Sólo come ramen instantáneo –le interrumpió él, rodando los ojos. Su gusto por el ramen era legendario, además de que solía ir a comer a Ichiraku con el profesor de vez en cuando. Asintió al final –Pensaba en preparar algo para él, de todas formas –admitió, no sin sentir algo de vergüenza. Pero Iruka-sensei tenía ese efecto que te inspiraba confianza para decir ciertas cosas. Debía ser su aroma, algo muy suave y nada molesto. Iruka-sensei le miró con agradecimiento antes de que Sasuke saliera de la sala de profesores. No sin antes saludar a Kakashi con la mano, desde lejos.
Se sorprendió el ver a Hyuga en la puerta.
–¿Vienes a ver a Iruka-sensei? –preguntó con curiosidad. La mujer asintió, mirando hacia todos lados. Nerviosa como siempre. Sasuke asintió de vuelta, antes de darle la espalda y comenzar a caminar hacia la salida. Había avanzado un buen tramo y ya se acercaba hacia sus zapatos cuando ella llegó corriendo donde él. Sasuke no la sintió, hasta que ella tocó su hombro. –¿Sí? –preguntó, saltando un poco del susto. No solían tocarlo, a menos que fuese Naruto. Pero Naruto era tan ruidoso que se anunciaba sin quererlo.
–Vas d-donde… ¿Naruto-kun? –preguntó ella, jadeando por el esfuerzo. Curioso para una chica que se dedicaba al karate. Sasuke asintió, alzando una ceja. De todas las chicas de su clase, Hinata era la que menos le desagradaba. Principalmente porque no estaba enamorada de él y porque no era ruidosa. Y era bastante inteligente. El único problema era que, desde la primaria, solía seguir a Naruto a la distancia. Y eso le incomodaba un poco. Ahora mismo, posiblemente le incomodaría mucho más –había agradecido internamente cuando dejó de hacerlo–. Su aroma no era incómodo, pero los girasoles nunca habían sido sus flores favoritas.
–Llevo dos días sin usar inhibidor y no veo un cambio –admitió él, de pronto. Ella centró su mirada en él nuevamente, pensándolo un poco.
–Me llevó un mes poder controlar mis f-feromonas –le dijo ella, enderezándose finalmente. Hinata colocó sus manos en su falda. Sasuke hizo una mueca al escucharla. ¿Un mes? Llevaba dos días y ya había habido problemas. ¿Cómo sería un mes completo? Maldijo internamente. Ni siquiera había sentido que su aroma era más intenso. No veía cómo podría notar eso. –Es algo gradual, Sasuke-kun –
–Ya veo –respondió, no creyéndole del todo. Porque un mes… Quizá había sido más fácil para ella, que practicaba un deporte. Pero Sasuke había dejado el único deporte que practicaba, porque no le había encontrado el sentido de seguir. Quizá debería considerar el volver un tiempo… –me tengo que ir. Hasta mañana –se despidió, sacando sus zapatos y dejando sus zapatillas de clase dentro de su casillero. Hinata abrió la boca, dispuesta a llamarlo, pero Sasuke se apresuró a salir.
Por algún motivo, sospechó que ella quería ir con él.
Y por algún motivo… eso no le gustó nada.
Chapter 20: San Valentin
Summary:
Especial de San Valentin
Notes:
*sonido de tambores* TENGO UN BETA READER! SADJSADSADHKASHDJAK estoy muy contenta a pesar de haberle arruinado la vida a otra persona (xD) pero al menos podré asegurarme de que cada capítulo que publique no va a ser una soberana estupidez (o por lo menos, que estará bien escrito). So, señorita Beginnerdreams ¡Bienvenida al equipo! (que somos yo y mi gato). A pesar de haber dicho que no lo haría, acá hay un especial de San Valentín. Que pasen un buen día (yo me pondré a jugar en breve xD) y no se olviden que siempre hay amor, aunque no sea amor de pareja :3
Chapter Text
Hace un año
–¿Existe alguna fecha, sólo alguna…? –Preguntó Naruto, durante el receso. Sasuke alzó la cabeza por sobre su almuerzo para prestarle atención. No porque creyera que Naruto diría algo interesante, sino porque le conocía lo suficiente como para saber que fastidiaría un buen rato si no lo hacía –¿…que no te ponga de mal humor? –
Sasuke arrugó el entrecejo, pero lo pensó un poco. No se dignó a contestar, pero internamente decidió que no, que en realidad no existía una festividad que le gustara realmente.
–¿Estás aburrido? –preguntó en respuesta. Naruto rodó los ojos, ladeando la mirada hacia su tazón de ramen. Sasuke suspiró. Había que ver lo que hacían tres minutos en un idiota como Naruto.
–No tiene nada que ver con mi aburrimiento tebayo –replicó él. Pero aquello sólo le hizo confirmar que, en realidad, no tenía nada más que hacer que hablarle tonterías. ¿Por qué eran amigos, en primer lugar? El reloj de mano de Naruto aún no sonaba, lo que le daba minuto y medio para hablarle alguna tontería y luego un espacio de diez minutos de silencio. Era increíble cómo podía haber llegado a calcular algo tan inútil como eso –pero… has estado de mal humor desde hace un par de días–
–¿Y tú no? ¿No te molestas todos los años por el asunto del chocolate? –o al menos desde que tenía doce y cierta chica hostigosa se había declarado a él por primera vez. Naruto frunció el entrecejo, pero la alarma del reloj interrumpió cualquier línea de pensamiento coherente –no apostaría aquello– o algún tipo de insulto dedicado a su persona, por lo que se apresuró a abrir el envase y a separar los palillos.
–Ah, huele tan bien…–
–Huele a agua condimentada, dobe. ¿Por qué te gusta tanto? –bufó en respuesta. Naruto, como siempre, simplemente hizo caso omiso y comenzó a devorar su almuerzo. Pero si fuera Naruto y tuviese que responder a eso, probablemente contra preguntaría. Al menos Sasuke tenía una respuesta a esa pregunta; le gustaba el tomate porque su sabor pseudo dulce-cítrico era lo mejor que había probado en su corta vida. Sin embargo, Naruto sabía eso.
–¿Por qué te gusta el tomate? –preguntó él, haciendo eco a sus pensamientos. Sasuke abrió la boca, impresionado por el hecho de haberle anticipado tan bien. Naruto era predecible, se dijo él. Cualquiera con un poco de conocimiento sobre el rubio podría hacer ese ejercicio.
–Nos estamos yendo del tema. Tampoco te gusta esta fecha –el rubio se encogió de hombros, Sasuke rodó los ojos.
–No tanto como a ti. Yo sólo pido un simple chocolate… –Si, claro. Si eso fuera así, hacía rato que habría dejado de quejarse. Pero insistía en quejarse año tras año porque recibía un chocolate giri y no un honmei. Porque Haruno se le declaraba a él y Sasuke la rechazaba. Porque él era supuestamente popular.
–Y que Haruno te declare su amor –replicó él, soltando un bufido. Naruto estuvo cerca de escupir el ramen, pero no lo hizo por poco. Sasuke se sintió molesto, al recordar los episodios de estupidez anuales del rubio. ¿Por qué insistiría en quererla si ella no lo hacía? ¿Por qué ella insistía en declararse si Sasuke siempre le decía que no? ¿Por qué él siempre tenía que estar en medio de aquellos dramas que no eran suyos?
Ah, sí. La amistad.
–No puedo forzarla a eso. Pero sería lindo dattebayo… –musitó en voz baja. Sasuke tuvo el impulso de golpearle la cabeza con su almuerzo, pero su almuerzo valía mucho más que el cerebro de un idiota. Sasuke se limitó a comer en un molesto silencio, considerando la idea de faltar mañana. Porque no iba a aceptar el chocolate de ninguna persona –y no le gustaba el chocolate– ni tampoco disfrutaba aquel caos que se formaba aquel día.
Era una lástima que su hermano no pensara igual.
–No puedes faltar porque odies una fecha, Sasuke –inquirió el alfa. Sasuke soltó un bufido, alcanzándole la jarra de jugo cuando el azabache estiró la mano. Después de aquella absurda declaración de Naruto, Sasuke no pudo dejar su molestia a un lado. De hecho, aquella había incrementado un poco por culpa del jaleo de las tiendas y de la fila de escolares y universitarios en busca de un chocolate. ¿Por qué tenía que existir San Valentín? Ni siquiera era parte de su religión y allí estaban.
–Si que puedo. Declárame enfermo –replicó él, jugando con los fideos del udon que se encontraban cenando. Itachi negó con la cabeza, con diversión.
–No lo haré. Además… –murmuró en voz alta, llevándose un poco de fideos a la boca a propósito, haciéndole esperar. El mal humor de Sasuke no amainó con aquello – …vendrían a la casa a hacerte una visita, y no puedes cerrarles la puerta. Es de mala educación –le recordó, porque Sasuke si que se creía capaz. El chico se limitó a ponerle mala cara, pero continuó comiendo en silencio. No era un mocoso para gritarle que lo odiaba por no hacerle caso –aunque sí que tenía ganas de gritarle por ser tan poco empático con él–, pero no significaba que tenía que estar de buen humor por ello. Todo lo contrario; iba a hacerle la vida imposible durante esa semana, hasta que se le pasara el mal humor.
Su hermano aguantó comiendo en silencio aproximadamente diez minutos, siendo el único sonido que se podía escuchar en la casa el de la televisión y el de los cubiertos. Tampoco era como si ellos dos fueran grandes conversadores. Era Naruto quien hablaba hasta por los codos cuando iba a comer con ellos y les forzaba a hablar más que de costumbre.
–Y, Sasuke –musitó él, después de pensarlo un poco. El azabache levantó la mirada, atrayendo hacia él el jarro de jugo. Itachi esbozó una sonrisa que no tenía nada de amable –… ese chocolate no se va a entregar sólo –
–¡Dijiste que no dirías nada! –se quejó él, levantándose estrepitosamente de la silla. Su hermano levantó el plato como si no hubiese visto las mejillas de su hermano menor. Sasuke podía apostar que no le había molestado más por la cantidad de objetos contundentes en la habitación.
–Y no dije nada. Absolutamente nada –murmuró él, con un falso tono inocente. Sasuke apretó la manilla del jarro con fuerza, deseándole lo peor a aquel mal nacido hermano mayor. Itachi levantó el brazo, esperando recibir el plato de comida de Sasuke –Pero quiero mi chocolate giri o accidentalmente voy a recordar–
Sasuke refunfuñó una maldición que hizo reír a su hermano mayor.
Por supuesto que aquel día fue tan nefasto como lo había pensado. Las tiendas ya no se encontraban llenas de estudiantes –al menos no en la mañana– y ya no había promotoras intentando meterle chocolate de muestra por las narices, pero si un par de chicas habían intentado abordarlo durante el metro. Algo que, obviamente, no le había hecho ninguna gracia.
–Lo siento, no puedo aceptarlo –había repetido aquellas dos veces. Y fastidiosamente tuvo que recordarse que habría al menos unas dos o tres veces más que debería repetir aquella frase. Sin mencionar que, si el día iba como los años anteriores, tendría a Haruno citándole a algún rincón alejado para declarar sus sentimientos.
Suspiró. La vida era tan estresante…
–¡Teme! ¿Cuántas son este año? –preguntó Naruto, saludándole en la entrada. Sasuke hizo una mueca, caminando hacia su casillero. –Temeee no me ignores tebayoo –
–Cuando vuelva ese miligramo de cerebro que tienes, considerare hablarte dobe –se quejó él. Pero parecía que el rubio estaba tan habituado a sus pullas, que además de golpearle el brazo con el puño amistosamente no hizo más. Sin embargo, sí se acercó a su casillero para ver cuantas cartas llegaban este año. El azabache se permitió soltar un bufido de indignación –¿Cinco? ¿En serio? –
–¿Por qué es una diversión para ti algo como esto? –El rubio se encogió de hombros, abriendo su casillero y dejando sus zapatillas ahí. Como todos los años, no había ninguna carta. Tuvo que admitir para sí mismo que aquello era tranquilizante. Aún no podía olvidar cuando hace unos cinco meses Naruto se había enfadado, sólo porque recibió una carta de una chica que quería entregarle algo a él. Y a Sasuke aquello le había estresado lo suficiente como para decidir que no saldría con alguien que usara un intermediario.
–Porque a ti te fastidia –replicó con una sonrisa. Sasuke rodó los ojos, golpeándole en la cabeza con aquellos cinco papeles.
–No estoy interesado en ninguna de estas personas. ¿Por qué me gustaría recibir una confesión de alguien que no me interese? –musitó, comenzando a caminar hacia la sala de clases. Naruto le pasó el brazo por encima de los hombros, como era usual.
–¿En serio no eres asexuado, teme? –
–Cierra la boca, usuratonkachi – Y la mañana después de eso, transcurrió más o menos tranquilamente.
Sasuke, como todos los años, leyó las cartas y las botó a la basura. Tres chicas y dos chicos que declaraban sus sentimientos hacia él y le pedían verlo en diferentes lugares de la escuela, durante el almuerzo. No era nadie que conociera ni que fuera a recordar, no obstante, memorizó los lugares para evitarlos y no producir un malentendido innecesario. Habían recibido chocolates giri de Ino como todos los años, y como todos los años Naruto los había guardado en su mochila para comerlos después.
El problema fue durante el almuerzo.
Sakura fue la primera que se acercó, en cuanto el timbre sonó. Sasuke ni siquiera había sacado su almuerzo cuando ella estuvo encima de su pupitre y le preguntó si podían hablar en privado. Sasuke no pudo evitar hacer una mueca; aquello siempre solía terminar con la chica llorando por su rechazo y con Naruto enfadado por ello.
–No puedo, lo siento –admitió en voz alta, más rápido de lo aconsejable. Naruto le miró inmediatamente, alzando una ceja. Sakura hizo un puchero, amenazando con echarse a llorar. Crispando un poco sus nervios.
–¿Por qué? –no tenía una razón válida, sólo quería ahorrarse su confesión. Pero luego recordó aquellas cartas y le hizo saber en voz alta, que todos los lugares privados de la escuela se encontraban ocupados con personas que deseaban confesarse –a él–. Y que, si ella quería privacidad, no era el mejor momento del día. Aquello suavizó el encuentro, pero no pudo salvarse de compartir un almuerzo con ella y Naruto –estúpido, estúpido Naruto –, ni que hubiese una leve discusión con Karin. Todo porque la pelirroja decidió aparecer de la nada queriendo darle un chocolate honmei a toda regla.
Pero incluso el golpe que Naruto recibió de la chica –y que le hizo fulminarles a ambas con la mirada– podía tomarse como algo normal. Omitiendo la cara de cachorro perdido de Naruto cuando Sakura hizo un gesto desdeñoso hacia él y le culpó de ponerse al medio –y tenía razón. Pero las ruidosas habían sido ellas–. No obstante, eso mantuvo a Naruto depresivo la mitad de la tarde, y se negó a hablar con él como si fuera el culpable.
Y el rubio le preguntaba por qué detestaba a esa mujer.
–Si dejas de ser un idiota, tal vez te invite a comer ramen –gruñó en voz alta, cuando se cansó de su actitud estúpida. No era justo y no era un arma que usaba muy a menudo, pero sirvió para sacarlo de su tonta depresión. Y eso mejoró considerablemente su día, hasta que las clases terminaron y Naruto fue el encargado de llevar papeles a la sala del profesor. Y le dejó a solas con aquella chica.
–Entonces… ¿Ya podemos hablar, Sasuke-kun? –ella preguntó, mansamente. Sasuke se preguntó distraídamente cómo aquella chica podía sonar tan dócil y ser capaz de tirar al piso a un chico como Naruto de un solo golpe. Resignado ante su suerte y decidiendo que era mejor despacharla que otra cosa, asintió. Y comenzó a preparar su mochila rápidamente, como si aquello sirviera para deshacerse de ella. Haruno Sakura movió sus pies en señal de nerviosismo y apretó uno de sus puños contra la falda del uniforme. En el otro traía un chocolate, seguramente para él –Yo… no sé cómo decirlo… – Qué, ¿declararse como siempre? ¿Por qué tendría que ser creativa al respecto? Sasuke tuvo que admitir que, para aquellas cosas, realmente tenía la sensibilidad de una piedra –pero… siento que este año pasamos mucho más tiempo juntos que antes, Sasuke-kun. Y yo… no puedo evitar preguntarme… –ella cerró la boca, creando un preámbulo innecesario. Si bien era cierto que aquel último año se había visto obligado a pasar tiempo con ella, sólo lo había hecho por insistencia de Naruto. Porque a Naruto le gustaba aquella chica, y aunque aquella chica estuviera obsesionada con él, parecía ser tan terco como ella en su obsesión. Aunque ella fuera un poco cruel con él y siempre rechazara sus citas. Quizá el mundo sería un lugar mucho más simple si ella simplemente correspondiera al rubio y dejaran de meterlo en medio.
Pero aquella idea se le antojó tan repulsiva, que no pudo evitar sentirse molesto con sólo pensar en eso.
Quien sabía por qué.
–Preguntarme… si quizás tu estuvieras interesado en… –¿Salir con ella? Por supuesto que no. Aquello rompería el corazón de Naruto y Sasuke realmente no estaba interesado en ella como para arriesgar una de las pocas cosas buenas que tenía –quizá tener una cita conmigo. ¡Sólo como amigos! –Sí, claro– Me gustaría conocerte fuera del ambiente del colegio, Sasuke-kun –Ella parecía amable y era muy probable, que de tratarse de cualquier otro chico –alguien tan idiota como Naruto–, habría aceptado encantado tener una cita con ella. Tal vez algo más que eso.
Pero se trataba de él, de todas las personas.
–Lo siento –murmuró él, sin saber cómo dejar en claro el hecho de que no quería nada con ella sin ser cruel. Era un problema de todos los años que nunca había logrado resolver. Ella hizo una mueca instantánea –La verdad es que no estoy interesado en salir con ninguna persona en este momento –con ella, de todas las personas. Las lágrimas de Sakura se acumularon en sus ojos, pero no cayeron. No faltaba mucho para que comenzara a hipar. Sasuke se movió al escritorio de Naruto y comenzó a arreglar sus cosas. Mientras antes salieran de ahí, sería mejor.
–¿P-por qué? –Sasuke se encogió de hombros. ¿Por qué no podía? ¿Por qué no sentía la necesidad de hacerlo? Ni siquiera se había parado a pensar en eso demasiado, sólo lo había decidido.
–No lo sé. Sólo no quiero –admitió. El idiota tenía tan desordenado su escritorio que gastó minutos enteros en intentar meter sus cosas correctamente. Sakura se limpiaba las lágrimas de sus ojos e intentaba que no cayeran. Ni siquiera le había rechazado correctamente –Tampoco puedo aceptar tu chocolate –murmuró, mirando hacia la otra mano de la chica. Pero ella, para su sorpresa, negó con la cabeza.
–No, yo… –murmuró, mirando hacia la puerta –Pensaba dárselo a Naruto –
–¿A Naruto? –preguntó, volteándose completamente hacia la chica. Ella asintió, esbozando una pequeña sonrisa. La molestia de Sasuke aumentó bastante más de lo que había sospechado. No lo evidenció en su rostro, pero personas como Naruto e Itachi se habrían dado cuenta inmediatamente.
–Si es que él… fue tan lindo incentivándome a intentar hablar contigo otra vez que yo… –¿Ese idiota hizo qué? Sasuke iba a matarlo, definitivamente. Y podía olvidarse del puñetero ramen, como que su apellido era Uchiha. Ignorante ante su conflicto emocional y sus ganas de asesinar a su estúpido mejor amigo, las lágrimas de Haruno Sakura se habían convertido en una tímida sonrisa a pesar de que sus ojos aún estaban aguados. Aquello le hizo pensar que Haruno era mucho más frívola de lo que había anticipado. Y que su obsesión era tal, que era capaz de pasar por encima de Naruto con tal de llegar a él.
Sasuke se sintió asqueado.
–¿Planeas jugar con los sentimientos de un hombre sólo por tu vanidad? –preguntó, sin medirse en lo absoluto, ni siquiera con el tono de voz. Sakura abrió los ojos y la boca sorprendida. Sasuke nunca había sido excesivamente amable con ella –ni con nadie en realidad–, sin embargo, había mantenido su mejor tono de cortesía y empatía –que casi no sentía– pero nunca había usado un tono hostil, ni siquiera para rechazar sus avances. Ahora mismo sólo quería ahorcarla.
–¡Por supuesto que no! –se excusó ella. Sasuke alzó una ceja. Las mejillas de ella se tornaron de color rosa –¡Es un chocolate giri, por supuesto! ¿No te molesta, cierto? –Por supuesto que le molestaba. Tanto que no podía negarlo, por mucho que lo intentara. Pero no por las razones que ella esperaría escuchar ni las que Sasuke trataba de autoconvencerse.
Bien podía dejar salir su furia, aunque fuese sólo para verbalizar su molestia.
–Detesto la gente frívola, Haruno –admitió él con el peor tono de odio que tenía, echándose el bolso de Naruto y el suyo propio al hombro –Y si hay algo que odio de verdad, es a la gente que trata de herir los sentimientos de las personas importantes para mí –Aunque fuese un cabeza dura, flojo e increíblemente molesto personaje. Sasuke no esperó respuesta y se apresuró a salir de la sala, dejando un mensaje hacia Naruto de que le esperaría en la entrada del colegio. Afortunadamente para él, Haruno no le siguió. Sasuke gastó los diez minutos que Naruto se demoró en llegar en crear una excusa creíble por haber llamado frívola y vanidosa a una chica, pero no fue necesario. El rubio llegó corriendo con una sonrisa en los labios y una caja de chocolates en sus manos.
Una caja que conocía malditamente bien.
–¡Teeeeme! –Gritó Naruto, haciendo aún más bulla que de costumbre. Sasuke arrugó el entrecejo casi automáticamente. Naruto aleteaba como un pollo aprendiendo a caminar y no dejaba de agitar la maldita caja. Y un papel que recién venía a mirar –¡A que no adivinas qué pasó! –
–No tengo idea. ¿Encontraste un chocolate y decidiste comértelo? –preguntó inocentemente. El rubio soltó un bufido, pero eso no pareció afectar a su estado de ánimo.
–¡No, idiota! ¡Alguien me dejó un chocolate, tebayooo! ¡Y una carta! ¡Nunca había recibido una carta! –Naruto siguió aleteando y siendo tan bullicioso, que cinco minutos después Sasuke le chilló que bajara la voz. Pero el rubio le mostró la caja que contenía chocolate en forma de tazones de ramen y declaró que no le daría ninguno. Sasuke simplemente rodó los ojos y le obligó a caminar e intentar no ser un idiota.
Falló miserablemente en lo segundo. Pero tuvo que admitir para sí mismo y sólo para sí mismo, que lo único bueno de aquel día fue haber visto aquella sonrisa contagiosa de bobo.
Aunque le doliera la mano por todo el esfuerzo que hizo en cambiar su letra por una manuscrita.
Chapter 21: Visita
Notes:
:D volví de mis maravillosas vacaciones!! y con una idea en mente (y un libro original de 120 paginas que escribir... y llevo cuatro xD) que no sé si agregarla acá en capitulos futuros o simplemente hacerlo como un oneshot extra xD ya veremos
Chapter Text
Sasuke lo llamó dos veces. La segunda vez comenzó a sentirse molesto de que el rubio no contestara de inmediato. Odiaba cuando la gente lo hacía esperar. Pero Naruto abrió la puerta de su departamento antes que decidiera devolverse a su casa, mirándolo con sorpresa cuando le vio con un par de bolsas.
– ¿Paso algo malo, tebayo? –preguntó asustado. Pero Sasuke rodó los ojos y lo empujó para que le dejara pasar. Naruto lo hizo, pero le arrebató una de las bolsas en el camino – ¿Comida? ¿Por qué hay comida? –
– Es tu cena, dobe –replicó él, encogiéndose de hombros. Luego de pensarlo mucho, decidió abordar ese tema con indiferencia. Porque no era la primera vez que él venía a cocinar a su casa, aunque solía ser cuando pasaban cosas malas. Quizá fue por esa razón por lo que los ojos de Naruto se agrandaron de la sorpresa. Sasuke apuntó con el dedo hacia su bolso – Y tu tarea –
El departamento de Naruto no era grande, pero al menos tenía su habitación separada del comedor y la cocina. Aquello había sido un regalo del alcalde anterior, debido a que la casa donde Naruto había nacido se encontraba destruida. Sasuke dejó las bolsas encima de la mesa del comedor, colgando el bolso en una silla – No pasó nada, idiota. Sólo vine a dejar tu tarea –
– ¿Por qué? –preguntó él, siguiéndole hacia la cocina. Había en el basurero, como pensó, una buena cantidad de recipientes de ramen. Y no tenía que mirar su depósito para saber que estaría repleto de aquello. Naruto mantenía servicios y cuchillería sólo y porque Sasuke se los había dado como regalo de cumpleaños a través de los años. Y porque odiaba tener que transportar utensilios de su casa hacia la de Naruto de ida y vuelta.
– ¿Por qué no? –replicó él, descolgando el único mandril que había en el departamento –Naranjo y lleno de tazones de ramen, por supuesto– para sacudirlo y colocárselo él. Para variar, en la misma posición donde lo había dejado el año anterior. Podía apostar que todo lo demás tenía polvo también – Comienza a desempolvar tus ollas y cubiertos, dobe. Sacaré la comida para comenzar a cocinar –
– Nee, Sasuke. Eres un mandón tebayoo –se quejó Naruto, haciendo una mueca. Sasuke le fulminó con la mirada, caminando hasta su bolso y sacando su tarea. Que dejó encima de la mesa también.
– Tú muévete antes de que me arrepienta –Naruto se quejó, por supuesto. Pero hizo lo que le pidió. Normalmente las cosas entre ellos dos fuera de la escuela funcionaban de esa forma; Sasuke mandándolo a hacer algo, Naruto obedeciendo con un montón de quejas de por medio. Ni siquiera se preguntaba a estas alturas cómo podía aguantarle tanto. Supuso que era alguna clase de masoquista encubierto. Eso explicaría el porqué se peleaba con tanta gente a la menor provocación.
– ¿Alguien te siguió? –Preguntó Naruto, mientras cortaba los vegetales. Sasuke había puesto el arroz a cocinar nuevamente.
– No. Mira la cebolla, debe estar más fina –replicó él, sacando un plato hondo y echando los huevos para comenzar a batirlos. Como en casa de Naruto no había batidora, tuvo que usar un tenedor – ¿Por qué lo harían? –
– ¡Me gusta el katsudon con la cebolla un poco gruesa, tebayoo! –Se quejó el rubio. Sasuke suspiró con desgana. No le molestaba la cebolla un poco más gruesa de lo usual, pero le gustaba seguir las recetas al pie de la letra. – Ya sabes que es peligroso… y esos bastardos deben querer vengarse o algo –
– Recuerda que Itachi puso una denuncia –replicó nuevamente. Después de ir por ellos, su hermano se había asegurado de ir a la comisaría más cercana a dar aviso. Algo innecesario, a su parecer. Pero Naruto e Itachi se habían sentido mucho más tranquilos luego de eso. – Estaré bien, dobe –
– Eso lo creeré cuando esos idiotas se mantengan lejos más de un mes –él respondió. Sasuke se encogió de hombros con indiferencia, dejando los huevos batidos a una orilla de la encimera. Se concentró en juzgar su preparación un poco antes de que Naruto llamara su atención – Oye, teme –
– ¿Hm? ¿Ya terminaste? –preguntó él, rodeando la encimera y acercándose a la bolsa. Pero Naruto tomó su muñeca, jalándolo para obtener su atención. El entrecejo de Sasuke se frunció automáticamente ante el gesto. Aunque no fue ni doloroso, ni incómodo.
– No tienes que agradecerme –le dijo él. Los dedos de Naruto se encontraban mojados, rodeados del olor de la cebolla. Y parecía un tanto resuelto. Casi imponente. Pero su aroma seguía siendo el mismo de siempre, quizá un poco más fresco de lo normal. No tenía idea cómo, pero podía distinguirlo de su olor diario.
– No te estoy agradeciendo nada –respondió casi inmediatamente. Naruto negó con la cabeza. La ceja derecha de Sasuke se alzó en respuesta. Y se mantuvieron en ese tira y afloja durante unos segundos hasta que el rubio finalmente le soltó. Pero Sasuke se quedó en su lugar, aún mirándolo con sospecha – No te estoy agradeciendo nada –
– Okay, teme. Ya lo habías dicho –Inquirió Naruto, apagando el fuego del arroz y colocando la olla hacia el fondo. Sasuke arrugó el entrecejo, sintiéndose impotente por no poder decir lo que quería sin sentirse estúpido.
– No me gusta que otro resulte herido por mi –dijo al final. Decidiendo ir por la bolsa para sacar el panko, la harina y el resto de los huevos. Se volteó para fijarse en los parches en los nudillos de Naruto. Parches que la alcaldesa le había puesto personalmente, debido a las heridas producidas por él mismo. Sasuke no pudo evitar recordar la impotencia que sintió al no poder hacer nada . – Puedo pelear mis propias batallas –susurró, sin embargo. Porque era verdad. Sasuke estaba seguro de que, sin un comando Alpha que lo sometiera, habría podido con ellos. Estar tanto tiempo cerca de aquel idiota le había servido bastante para saber defenderse.
– Eso ya lo sé, teme. Eso no significa que estés solo en eso –replicó Naruto. Su expresión un poco más seria de lo que Sasuke esperaba.
– No dije que estuviera solo. Tampoco que no contara contigo, dobe –admitió, aunque a regañadientes. Pero Naruto le sonrió y asintió un poco, lo que le hizo pensar que salir de su zona de confort valió la pena. Al menos un poco.
Ese katsudon salió mucho mejor de lo que Sasuke esperaba. Y no pudo evitar pensar que, en realidad, le recordó a su relación con Naruto. Considerando que la mitad de su vida pensó que el rubio le odiaba sin razón alguna, el hecho de que pudieran estar en una misma habitación sin matarse era considerado un logro increíble.
Pero comparar aquello con comida se le hizo tan estúpido, que lo descartó.
Chapter 22: Día Blanco (O el día que Sasuke no pidió) [Especial]
Notes:
Se supone que publicaría esto hace dos días, pero se me olvidó completamente (en serio) pero acá va, (casi) recién salido del horno pese a todo. Estoy confinada en mi casa y pensé en aprovechar ese tiempo para escribir, cosa que no he hecho (xD). Yo estoy sana, hasta el momento mi familia está sana y espero que todos y cada uno de ustedes lo esté también. De todas formas: Cuídense, cuídense mucho. Tomen todas las precauciones del caso porque los tiempos no están para hacer algo menor de esto, pero sin entrar en pánico (y parece que la gente tiene una forma muy especial de no entender y saltar a la peor conclusión de una y así, sembrar el miedo entre todos ellos).
Chapter Text
Hace un año
Pensó que el drama de San Valentín había terminado. O más bien, consideró el tema por zanjado cuando pasaron los días y Naruto dejó de armar jaleo por la carta y el chocolate que había recibido. Si bien aquello le generó mucho menos mal genio que de costumbre, después de dos días de lo mismo su paciencia comenzó a terminarse. Tampoco Haruno se había acercado a él –o a Naruto– después de aquellas palabras que habían intercambiado, así que el resto del mes había sido bastante pacífico.
Hasta el día 13.
Había un cuchicheo anormal entre pasillos de algunos estudiantes que llamó su atención. No lo suficiente como para hacer algo con ello e ir a su fuente oficial de chismes –Ino–, pero si como para preguntarle a Naruto durante el almuerzo, intentando que su pregunta fuese casual y desinteresada. Funcionó, al menos un poco.
–¿Realmente no lo sabes, tebayo? –preguntó Naruto, sorbiendo el fideo de su ramen instantáneo de una forma bastante burda. Sasuke hizo una mueca, arrugando la nariz –porque no podía hacer otra cosa ante tal asquerosa demostración–.
–No te lo preguntaría, si lo supiera –replicó él, finalmente. El rubio ladeó la cabeza, con restos de vegetal en la barbilla. Sasuke se prometió el intentar enseñarle a comer a aquel neandertal cuando fuese a comer a su casa, o no pasaría de la puerta –¿Estás seguro de que el químico de esa comida instantánea no está afectando tus procesos neuronales? –
–Bastardo –refunfuñó él. Sasuke se permitió sonreír un poco y tomar otro sorbo de su sopa de miso. Naruto, después de comer un poco más de ramen instantáneo y asqueroso decidió dejar pasar su pulla. Supuso que para él era mucho más importante el regodearse de saber algo que Sasuke no. No le importó –Mañana es el día blanco, Teme. ¿Sabes lo que es el día blanco, cierto? –El azabache puso mala cara. Por supuesto que lo sabía. No le había llamado la atención como para responder el único chocolate que aceptaba –el de Ino– ni ella había dicho algo o le hubiese reclamado –tampoco es como si fuese a darle algo porque ella lo dijera–.
–¿Y por qué hay tanto bullicio? –
–Supongo que hay más gente que recibió chocolates este año. Los que rechazaste, tebayo –Sasuke bufó y se limitó a seguir comiendo. Ni era su asunto ni le interesaba, pero era bastante patético aceptar un chocolate que ni siquiera era para ti. Naruto terminó el ramen instantáneo que comía, lo dejó a un lado y se estiró. Le resultó increíble el que aquel año no terminaran peleando porque él hubiese rechazado el chocolate de Haruno. Es más; Naruto ni siquiera preguntó por ella, lo que fue un alivio. No era entretenido ni tenía sentido recordarle a gritos que no aceptaría un chocolate honmei si no sentía nada, aunque Naruto suplicara –Meh, debo ir a la tienda ¿Me acompañas? –
–¿Comprarás algo? –Naruto asintió.
–¿No lo recuerdas? ¡Recibí un chocolate, tebayo! –él sonrió. Sasuke se encogió de hombros con indiferencia, tomándose su tiempo con la comida.
–¿Ino espera que le des algo? –preguntó, inocentemente. Naruto soltó un bufido. ¿Cómo podía olvidarlo, si había fastidiado una semana entera con ello? ¿Si había tenido que lanzarle algo para que se callara y dejara de parlotear sobre el maldito asunto?
¿Si él había elegido la caja, hecho el chocolate y escrito la maldita carta?
–No, idiota. La carta y el chocolate, la carta y el chocolate que dejaron en mi casillero, dattebayo… ¡Realmente quiero responderle! –Espera ¿Qué?
¿Qué él quiere qué?
–¿Cómo demonios vas a darle algo a alguien que no conoces? –preguntó, con genuina curiosidad. Naruto sonrió y puso una expresión de sabihondo arrogante que no iba con él.
–Tú solo espera –
La curiosidad fue tan grande, que Sasuke le esperó mansamente en las puertas de la escuela y esperó que Naruto dejara de parlotear con Shikamaru y Choji Akimichi. Ni se quejó demasiado ni le miró feo durante el camino –algo que habría sido su comportamiento usual– esperando que el idiota se decidiera a contarle su plan. No porque creyera que pudiese descubrirlo –no lo haría a menos que él dijera algo–, sino porque tenía auténtica curiosidad sobre lo que estaba dispuesto a hacer como para encontrar al remitente. Y conocía a Naruto lo suficiente como para saber lo original que podía ser.
No esperaba, que Naruto llegase a malinterpretar su intento de amabilidad.
–No me pasa nada, idiota –replicó él, rodando los ojos. Naruto le miró con sospecha y le pasó el brazo por encima de sus hombros, como si aquel gesto sirviera para mantenerlo seguro. Sasuke bufó y le dirigió una mirada irritada casi automáticamente. ¿Qué demonios? ¿Realmente pensaba que con hacer un gesto como ese iba a resolver algún supuesto problema? O peor ¿Tenía cara de doncella en apuros o qué? Pero antes de plantearse darle un manotazo nada amistoso e iniciar una discusión por nada, Naruto lo arrastró a una tienda de dulces, casi de improviso.
No era una tienda cara, pero tampoco tenía dulces en oferta. Había uno que otro estudiante y algunos oficinistas, vagando entre los dulces con cara de desconcierto. Sasuke rodó los ojos. Era un maldito dulce, por dios. No tenían por qué exagerar. Pero cuando pasaron el primer pasillo y Naruto comenzó a poner la misma cara Sasuke lo consideró. Si bien era cierto que la tónica de San Valentín era hacer un dulce para la persona que te gustaba, pensando en los gustos de esa persona, tampoco era para perder la cabeza. Sólo tenías que imaginar lo que le gustaría, la expresión que tendría al comer aquel dulce fruto de tu trabajo y esfuerzo. O algo así había comentado Itachi. Y Sasuke le dio la razón; si supuestamente esa persona era tu interés romántico, extraño sería no entender parte de sus gustos.
–Sólo compra cualquier cosa –
–¡No puede ser cualquier cosa, tebayoo! –se quejó Naruto. Sasuke bufó. Si que podía, el idiota no conocía al remitente de su carta. ¿Por qué debería pensar excesivamente en los gustos de un desconocido? –Esa persona pensó en mi cuando hizo ese chocolate ¡Tenía tazones de ramen! Yo debería también… –Naruto tenía un punto, tuvo que reconocer. Pero no conocía al remitente. No sabía nada sobre ella.
–No le conoces, compra cualquier cosa –bufó. Naruto colocó una expresión de real aflicción. La dulcería tenía tres pasillos que llegaban a la altura de sus hombros, repletos de bolsas de dulces. El mostrador tenía pasteles y galletas que parecían reponer a medida que eran vaciados. Naruto le arrastró hacia el fondo de la dulcería, donde había galletas en cajas de diferentes colores y probablemente sabores, algo que no pudo apreciar hasta que se acercaron lo suficiente.
–¡Tu no entiendes, teme! Debe ser especial –Naruto bajó la voz a propósito, a pesar de no ser necesario. No había nadie más que ellos dos al fondo del pasillo, y las otras personas parecían inmersas en la elección de sus galletas. Sasuke se obligó a despegar la vista del resto de la gente y posarla en Naruto. Su cara no reflejaba ningún sentimiento común que pudiera interpretar. Sus alarmas internas se alzaron rápidamente.
–¿Por qué? –Se sumieron en un silencio incómodo.
–Porque fue la única persona que pensó en mi ese día. La única persona que pensó que valía lo suficiente como para ser merecedor de su afecto –Aquello parecía ir más allá de un simple y estúpido chocolate por San Valentín. Sasuke no supo que decir al comienzo. No era el ego absurdo e irritante por recibir un chocolate en san Valentín, era mucho más que eso. Era esa soledad latente que nunca había podido alejar de él. Era sentirse no querido, menospreciado. Indigno de los demás.
Era aquel niño maldito que había conocido a los cuatro años.
–No midas la cantidad de afecto de la gente hacia ti por un chocolate, idiota –Sasuke odio a todos y cada uno de aquellos adultos que lo trataron como basura durante tanto tiempo. Odió incluso, durante un momento, a su propio padre por haber hecho lo mismo que ellos. Le habían quitado mucho más de lo que merecía, a pesar de no haber hecho nada. Por haber nacido. No había sido justo en su momento y no lo era ahora. Los odiaba cada vez que veía esa expresión de congoja que le hacía querer matarlos a todos.
Porque Naruto no podía, Sasuke los odiaba por él.
El rubio le miró con la boca abierta unos segundos, sorprendido porque Sasuke siquiera respondiera algo sin que fuese una pulla. Luego sonrió un poco. No era una sonrisa normal y aún había ese rastro de niño perdido, pero al menos ya no tenía aquella sombría expresión. Se la había tragado.
–Teme –replicó él, como si fuera un apelativo cariñoso y no un insulto. Sasuke comenzó a sentirse incómodo cuando el ambiente se volvió demasiado personal en un lugar demasiado público. Decidió que era suficiente por hoy, así que tomó una galleta al azar y arrastró a Naruto a la caja, sin decir ninguna palabra. El rubio, por supuesto se quejó.
–Sólo paga la maldita caja, dobe. Y lo que quieras decirle, escríbelo correctamente. De seguro lo entenderá –casi rugió. Afortunadamente para él, Naruto se colocó mansamente en la fila y pagó las galletas sin alegar más. Seguramente por su mirada fastidiada, seguramente porque lo había entendido. Mañana, de una u otra forma lo sabría.
Mentiría si dijera que había dormido bien.
Sin embargo, el 14 de marzo pasó sin pena ni gloria. Naruto había llegado tarde y había sido castigado en detención y uno que otro compañero había respondido con un regalo. O al menos, Shikamaru y Chouji lo habían hecho –seguramente por obligación– con Ino. Sasuke, recordando que había horneado galletas para desestresarse, rebuscó en su bolso y dejó en el escritorio de la chica una bolsa pequeña. Ino, literalmente, se quedó de piedra. Naruto se cayó de la silla derechamente.
–¿E-es un regalo? –tartamudeó ella. ¿Qué era entonces, veneno? Sasuke rodó los ojos. No era muy educando de su parte responder con una pulla sobre su estupidez, pero lo pensó. Aquel maquillaje no podía ser del todo sano para su cerebro.
–¿¡Teme?! –gritó Naruto, apuntándole con el dedo, sorprendido. Sasuke se sintió observado –y bastante fastidiado por ello–, limitándose a hacer un gesto de indiferencia.
–Supongo –replicó él. Ino, Naruto y otras personas a su alrededor –no quiso ver quienes– gritaron al unísono de forma muy ridícula para sus estándares –¿realmente era para tanto? – Ino comenzó a dar saltitos de alegría y a agitar la bolsa plástica con las galletas, como si fuese alguna especie de trofeo. Sasuke trató de quitarle importancia, pero se prometió que sería el primero y el único regalo que le daría en la vida. No podría aguantar la misma cháchara año tras año. Sería como someterse a la confesión anual de Haruno, por dios.
–¡Seré la envidia del colegio entero! –rugió ella, agitando el regalo hacia la pelirrosa, quien la miró feo. Claramente envidiosa. Naruto le tironeó el brazo, llamando su atención.
–¡Le diste galletas a Ino y a mí no, tebayoo! ¡¿Es que me odias?! –Ok, eso se estaba volviendo dramático a niveles absurdos. Sasuke rodó los ojos, ignorándolo a propósito. Naruto hizo un gimoteo que se esforzó por no mirar, conociendo de primera mano lo débil que era ante ese idiota. Y esperando internamente, que ninguna otra persona se atreviera a reclamarle por no haberle dado un regalo.
Se equivocó.
Escondido en el tejado del colegio junto a Naruto –porque era obvio que se le uniría– durante el almuerzo, pudo evitar recriminaciones. Pero de vuelta a clases, una que otra chica se les atravesó para preguntarle tímidamente si era verdad lo del regalo. Y Karin, durante el cambio de hora. Sasuke, por supuesto, no contestó. Naruto se encargó de hacerlo por él, anticipando que Sasuke les dejaría con la palabra en la boca –cosa que hizo–. Y aunque los rumores se distorsionaron un poco –y la mitad del colegio pensó que Ino y él salían– el resto del día fue más o menos normal. Exceptuando por una cosa.
–¿Y tu plan? –preguntó por curiosidad, justo antes de la última hora. Durante todo el día sólo se habían centrado en él y el rubio no había mencionado nada que tuviera que ver con aquel regalo. Naruto levantó una ceja, sonriendo un poco por encima de sus deberes de inglés, a pesar de odiar el inglés.
–Realmente tienes curiosidad, tebayo –replicó, haciéndose el interesante.
–Y así quieres galletas… –respondió Sasuke, jugando su juego. Naruto, por supuesto, inmediatamente comenzó a reclamar.
–¡No es justo, tebayooo! ¡Yo debo aguantarte todo el año y no hay regalo para mí! –
–No creo haber recibido un chocolate de tu parte en San Valentín, dobe –replicó, inocentemente. Naruto hizo un puchero.
–Pero tú odias ese día –dijo él, haciendo una mueca. Sasuke se encogió de hombros con indiferencia y apuntó hacia uno de los ejercicios que el rubio hacía. Naruto inmediatamente procuró el arreglarlo antes de volver a mirarle –Lo dejé en mi casillero –murmuró, haciendo una mueca y mirando hacia todos lados, como si no quisiera que alguien más le escuchara.
–¿Qué? –¿Le había preparado algo a él y lo había dejado en su casillero? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Porqué? ¿Había sido por lo de ayer? No, no podía ser posible. Incluso se sintió avergonzado, algo que procuró disimular mirando hacia la ventana.
–El regalo. Y una carta ¿No soy inteligente? ¡De seguro ella lo mirará y lo verá, tebayoo! –inquirió él. Sasuke dejó salir un suspiro de alivio, a pesar de no sentirse del todo de esa forma. Tampoco quiso otorgarle un pensamiento a descifrar porqué se sentía de esa forma. Naruto parecía bastante resuelto. Era eso, o esperaba que los deberes de inglés se resolvieran de manera milagrosa.
–¿Por qué ella miraría en tu casillero? –inquirió él. El rubio se encogió de hombros, volviendo a su cuaderno.
–¿Cómo que por qué? ¡Porque no sé quién es, dattebayo! –
–Pero ¿No querías saber quién era? –Si no ¿Por qué había hecho tanto drama? ¿Por qué le había llevado a aquella tienda y había dicho aquellas palabras? Naruto no respondió y se limitó a seguir con sus deberes, Sasuke le dejó. Insistir demasiado sería sospechoso y no parecía ser algo de urgencia. O al menos, para Naruto no lo era. Sasuke se mordió la lengua y se concentró en su cuaderno y en el profesor, cuando comenzó la clase. Parecía mucho más saludable. Mucho menos complicado.
–No, ya no lo necesito –Entonces dijo él, a mitad de la clase. Sasuke le prestó atención sólo porque compartieron libro de texto. Tampoco supo que responderle.
Naruto tuvo que quedarse una hora de más por su atraso, por lo que Sasuke resolvió irse solo a casa. No era como si necesitara una escolta, sin embargo, lo normal era al menos compartir el metro y uno que otro día pasar a Ichiraku ramen. Tampoco Naruto le había dicho que le esperara, como otras veces, así que no habría recriminaciones ni se sentiría culpable. Pero hoy…
Sasuke esperó a que hubiese poca gente antes de acercarse al casillero de Naruto. Estaban uno al lado del otro, así que era fácil. Como él lo había dicho, Sasuke encontró una carta y una caja de galletas que metió a su bolso inmediatamente. Salió lo más rápido que pudo y a pesar de no tenerlo planeado, se devolvió y caminó rumbo a uno de los jardines del colegio. Donde no pudieran molestarlo. Se sintió como si hubiese robado algo importante y, no pudo evitar mirar hacia todos lados en consecuencia. Pero cuando estuvo en un rincón, sólo, supo que había valido la pena. Su corazón no aguantaría si era interrumpido por alguna chica estúpida.
Inspiró dos veces y abrió la carta, esperando una respuesta cursi al mensaje cursi que había escrito.
Pero no se esperaba encontrar aquello.
En vez de una respuesta cursi, Naruto había abierto un poco de su corazón. Había escrito un poco sobre él, sobre su historia. Sobre lo poco querido que se había sentido, sobre lo mucho que había pensado si merecía o no aquel regalo por ser quien era. Por estar maldito. Sobre la gente que le había dado un poco de cariño, a pesar de todo. Sobre Sasuke.
Mientras leía, no había podido evitar tragar saliva, mientras un nudo se formaba en su garganta.
Había rechazado sus sentimientos, pero Sasuke no lo sintió como un rechazo. Fue más bien, la confirmación de algo que venía sabiendo desde siempre; Naruto nunca se había sentido suficiente para ninguna persona, pero tampoco podía aceptar a una desconocida, porque no estaba bien. Porque su soledad no era tan grande como para conformarse con cualquiera. Porque aún esperaba buscar a alguien que lo quisiera tanto como él lo hacía.
Él suspiro. Y dobló aquella carta como si fuese un tesoro, antes de meterla entre medio de sus deberes de matemáticas. Fuera del contenido emocional, debía darle puntos por haberse esforzado por escribir correctamente y en un papel decente.
Le sorprendió el entender, que había mucho de Naruto que no sabía. Parecía un universo entero de sentimientos y emociones que habían pasado desapercibidos para él. Era extraño y decepcionante, pero emocionante a la vez. Como si fuese un desafío al que no podía negarse por mucho que perdiera. Algo tan atractivo, que no podía eludirlo por mucho que lo intentara.
Y peligroso. Muy peligroso.
Habían pasado cuarenta minutos, antes de darse cuenta. Sasuke se levantó y caminó hacia la entrada, antes de sacar una bolsa que había mantenido todo el día en su bolso. Naruto apareció diez minutos después.
–¿Qué haces acá, teme? –preguntó él con curiosidad. Sin decir nada, Sasuke le colocó la bolsa con galletas en las manos. Y dejó que Naruto le estrujara en un abrazo unos segundos, antes de quitárselo de encima y comenzar a caminar. No se le pasó la sonrisa de felicidad ni el parloteo más enérgico de lo usual, pero por aquel día lo dejó ser.
De todas las cosas irritantes que Naruto podía tener, su felicidad era lo menos. Bien podría ser igual, todos los días. Sasuke podía con eso.
Al día siguiente, procuró el llegar antes que nadie y dejar un pequeño sobre en su casillero, antes de ir al salón. Naruto llegó tarde, corriendo y disculpándose en voz alta.
Pero había una sonrisa en su rostro.
Chapter 23: Extraño
Notes:
He visto que hay autores que hacen set de preguntas del público o de ellos mismos para con sus personajes y he pensado que si hay gente que quiera participar y enviar alguna pregunta, podría hacerse :D como para apalear la flojera (Siempre y cuando no sea spoiler). Por lo demás, yo he estado intentando trabajar pero por razones personales no se ha dado mi turno para hacerlo. Y quiero matar a alguien por eso xD (pero no a alguno de mis personajes xD)
Chapter Text
Naruto volvió a clases al otro día. Y llegó tarde, como era normal en él. Y aquello hubiese sido un día normal si no hubiese visto a gente cotilleando alrededor suyo desde que puso un pie en la escuela. Algo sorprendente, dado que el día anterior Sasuke no vio a nadie comentando sobre el incidente que no fuese su clase. Estaba más que claro que los chismes en Konoha se demoraban al menos un día en replegarse por completo, a pesar de que en aquel momento tuvieron bastante público.
–¡No hice mi tarea de inglés, tebayoo! –se quejó Naruto, lanzando la mochila encima de la mesa sin ninguna ceremonia. Sasuke alzó una ceja. El rubio no parecía preocupado, o sería lo primero que comentaría. Aunque también estaba la posibilidad de que no se hubiese enterado. Tampoco era algo tan importante como para preocuparse, pero un chisme como ese siempre podía llevar a rumores descabellados que podían extenderse durante meses. Como cuando Neji Hyuga se le vio discutiendo con el padre de Hinata Hyuga en el último festival cultural. Los últimos rumores eran tan absurdos que lo único que pudieron hacer ellos dos fue ignorarlos, sobre todo después de que las miradas intimidantes fuesen inútiles.
–Yo te llevé todas las tareas, dobe –replicó Sasuke. Naruto le dirigió una mirada de cachorro desvalido. Él, conocedor de aquella cara manipuladora simplemente movió el rostro hacia adelante. O seguramente terminaría cediendo a los caprichos del flojo ese. –Es tu responsabilidad –
–¡No seas cruel, Sasuke-bastardo! ¿Qué te cuesta dejarme la tuya? –
–Tienes todo el descanso para terminarla, usuratonkashi. Así que comienza a trabajar –respondió. Vio por el rabillo del ojo a Naruto gimotear, algo que le hizo suspirar. Ese idiota…
Pero aquello también era normal. Por lo que Sasuke se vio inmerso entre echarle una mano a su compañero de asiento y atender las clases, hasta que la hora de almuerzo llegó. Sasuke había hecho suficiente cena para que el rubio tuviese un almuerzo en condiciones. Lo que sería el primer día en mucho tiempo que comería algo que no fuese ramen. ¿Alteraría su aroma un poco? ¿Dejaría de oler a ramen un par de horas? ¿Naruto se sentiría muy comprometido si le decía que deseaba olerlo? ¿Sería excesivamente incómodo?
No pudo averiguarlo.
Cuando tocó el timbre, Naruto le hizo un gesto amistoso y se fue al puesto de Hyuga. Quien le esperaba, con una expresión de felicidad que no le había visto hace meses. Y juntos salieron de la sala de clases a quien sabe dónde. Sin dar una explicación.
Le molestó.
Más de lo que podía admitir.
Naruto volvió cuando el periodo de descanso terminó y no parecía ni alterado, ni agitado, ni sonrojado. Pero Sasuke se negó a seguirle ayudando, lo que terminó en el rubio haciendo trabajo extra por no haber terminado los deberes. Y aunque se fue con él, como siempre, y no se volvió a acercar a ella más de lo necesario, Sasuke pudo olfatear un leve aroma a girasoles.
Estuvo molesto todo el día.
Chapter 24: Taka
Notes:
Perdooon he estado jugando como el ser vicio que soy, llevo como dos semanas sin escribir nada. Pero me pondré al día, lo prometooo C:
Chapter Text
El siguiente día fue algo parecido. Pero Sasuke no se quedó en la sala de clases, porque Suigetsu lo llamó desde la entrada. Se habían conocido en un campamento de kendo a los siete, el último antes de que sus padres fallecieran. No se juntaban muy a menudo, pero almorzaban o salían juntos en esas raras oportunidades.
– ¡Sasuke, siéntate conmigo! –le gritó Karin, agitando el brazo para llamar su atención. Juugo se encontraba frente a ella, con lo que parecía un manga en las manos. Suigetsu le pasó un brazo por encima del hombro, muy al estilo del dobe traidor ese, y lo encaminó junto a sus amigos.
– Te recuerdo que eres una omega, Karin –replicó el hombre, quien olía de tal manera que le recordó el mar. Pero no de mala manera – Sasuke está fuera de tu liga –
– ¡N-no lo decía de esa forma! –se justificó ella, tan roja como el tomate frito que había traído. Sasuke suspiró, sentándose junto a Juugo y dejando a Suigetsu para que se entendiera con Karin. Ellos dos eran tan divertidos juntos, que a Sasuke aún le sorprendía el que no se hubiesen vuelto una pareja. Pero parecía que eso sucedería más pronto que tarde. Suigetsu era alfa, según recordaba. Y desde que Karin se había vuelto una omega, que no se había separado de ella.
– ¿Lo estás llevando bien? –Preguntó Juugo. Tenía la suerte, hasta el momento, de ser un beta. Un beta con un trastorno de personalidad en tratamiento, pero un beta. Sasuke se encogió de hombros. Hasta el momento, sólo había intentado lidiar con eso y no pensar demasiado. Porque era shockeante. Y aún intentaba no alterarse tanto como para que sus feromonas se alteraran. Cosa que no estaba funcionado tanto como él creía que funcionaría– Leí que en algunos casos costaba mucho acostumbrarse –
– Es porque Sasuke no se lo esperaba –replicó Suigetsu, indiferente. Echándose a la boca el pescado que había traído – Y como no tiene un temperamento fácil… –
– ¡No digas eso! ¡Sasuke es muy agradable! –replicó Karin, golpeándole en la cabeza. Provocando que Suigetsu se mordiera la lengua.
– ¡Qué te pasa, loca! –gritó él en respuesta. O más bien algo que sonó como “ Que de pada doca ”. Sasuke les ignoró, continuando con su almuerzo. Juugo emitió pequeños comentarios sobre lo que estaba leyendo, mientras Karin y Suigetsu seguían siendo ruidosos. Lo normal. Pendiente de la discusión, Sasuke no pudo decir que se acordó demasiado de aquel dobe. Pero ellos eran tan enérgicos que le recordó un poco a él. Quizá era por eso que, cuando ellos se juntaban con Naruto, el grupo se volvía aún más animado. Se mordió el labio. Estaba pensando demasiado en alguien que no lo merecía.
– Quizá… –divagó en voz alta. No se percató que los demás cerraron la boca para escucharlo – Quizá… deberíamos pasar más tiempo juntos –Porque no quería volver a la sala de clases cada vez y encontrarse a Naruto oliendo a girasoles. Y además tener que soportarlo en el metro de vuelta. Ayer había sido desagradable. Y hoy podía apostar que sería de la misma forma.
– ¡Yaay! –gritó Karin, alzando el puño hacia el cielo. Y a Sasuke no le importó. Terminaron el almuerzo entre discusiones y un plan para ir a una cafetería al otro día que salió de la nada. Además de seguir almorzando juntos. Él estuvo de acuerdo, sorprendido con que la idea de estar con otras personas le atrajera tanto.
Aunque en el fondo, muy en el fondo… Sasuke echaría de menos aquella ruidosa compañía.
Pero había pasado demasiado poco tiempo como para considerarlo algo lógico.
Chapter 25: Más que extraño
Notes:
Estuve más o menos sacando la cuenta al ojo de cuanto tiempo me había demorado en actualizar, y no fue tanto. ¡Genial para mí! Como siempre, agradezco su paciencia. Y Como siempre, sigo recolectando preguntas entretenidas para Sasuke, Naruto o cualquier personaje de esta saga (¡Pregunten cualquier cosa!)
Como cosa anexa, el largo de los capítulos siempre va a ser algo relativo, porque así es como consideré hacer este fanfic. ¡Es parte de la sorpresa!
Esta cuarentena me tiene un poco sentimental xD
Chapter Text
Tuvo razón de que Naruto volvió oliendo a girasoles. Y a pesar de que aquel día si se devolvieron juntos, la molestia de Sasuke fue bastante como para ignorarlo durante todo el camino. Porque el olor fue mucho más fuerte e intolerable que el día anterior. Al día siguiente, pasó el almuerzo con sus otros amigos y fue al café como había prometido. Lo mejor de aquello, es que no necesitó excusarse con Naruto para salir de la sala de clases como habría pasado en condiciones normales. Porque Suigetsu y Karin salieron de la sala de al lado haciendo tal ruido, que simplemente se apresuró para no llamar la atención y simuló ser un curioso más.
Fue más divertido de lo que pensó.
Llegó un poco tarde y tuvo que avisarle a Itachi, pero Juugo lo acompañó a una cuadra de su casa. Y cómo trajo dangos de regalo, su hermano no hizo grandes comentarios, además de recordarle que Naruto había llamado. Pero Sasuke lo ignoró, centrándose en el programa de variedades de la tv y la cena que Itachi había cocinado ese día. No tenía ganas de llamar al rubio, además de que le vería en clase. No era como si fuese a desaparecer para siempre. Y después de haber silenciado el celular cuando comenzó a enviarle mensajes, estaba seguro de que estaría molesto.
Pero no, no lo estaba.
Fuera de preguntarle qué había sucedido e insistir hasta terminar con su paciencia nada más había pasado.
Sasuke no dijo nada. Y cada tarde, durante esa semana, se fue con sus amigos de vuelta a casa. Y cada descanso, durante esa semana, Naruto tenía un poco de esencia a girasoles.
Y le llamó cada tarde, llamada que él no respondió. Y preguntó cada mañana que sucedía con él.
–Tu olor está cambiando –Juugo comentó el viernes. Sasuke alzó una ceja, mirándole con curiosidad. Había esquivado a Naruto tres días completos. Lo cual era sorprendente, considerando que no eran muchas las ocasiones en las que había estado lejos. Desde que tenía 12, casi no recordaba ninguna.
–No sé a qué te refieres –
–Pareces estresado. O amargado –Replicó Suigetsu, olfateando descaradamente alrededor suyo. Sasuke le miró mal, sujetándose de una de las barras del tren, lo que fue suficiente como para que él tomara distancia. No se sentía cómodo cuando Suigetsu o Karin hacían eso. A pesar de que él mismo lo había hecho en ocasiones con el dobe, que alguien más lo hiciera resultaba incómodo para él. Aunque sabía que las intenciones de ellos no eran malas, no era lo mismo.
Simplemente no lo era.
Él no podía olerse, ni podía identificar sus feromonas. Sin embargo, no era tan inconsciente como para no detectar cuando había algo que no encajaba. Que se sentía diferente a la semana anterior. Que se sentía extraño. Lo que podía ser el resultado del fastidio que había estado experimentando todos esos días.
Naruto también llamó el viernes. Y Sasuke se quedó junto al teléfono hasta que éste dejó de sonar.
Chapter 26: Kyūdō
Notes:
Probablemente nunca te haga leer esto, si no es que llegas a él por ti mismo. Pero gracias a ti, comencé a pensar que el amor existe fuera de las palabras que escribo. Y eso es mucho más de lo que alguien me ha hecho sentir hasta el momento.
Chapter Text
–Ni siquiera sé porque tenemos que ir –admitió Sasuke, abrochándose el cinturón. Itachi le dio una pequeña sonrisa, pero no dijo nada. Simplemente arrancó el auto y colocó la radio local. Escuchó la áspera voz del presentador, quien les recordaba que había un pervertido en el barrio. Alpha. Sasuke se cruzó de brazos, incapaz de dejar de sentirse molesto.
Era todo culpa de ese dobe, si lo pensaba un poco.
–¿No puede sir solamente tú? –gruñó en el decimo rojo. Su hermano suspiró antes de dirigirle una mirada condescendiente.
–No te molesta acompañarme a ver las Inter escolares de kendo. ¿Por qué el Kyūdō debería ser diferente? –¿Por qué quería quedarse acostado en su cama, gruñéndole al mundo? Además, no era como si Sasuke conociera personalmente a la gente que participaría. Nunca había entablado conversación con la selección de Kyūdō de su escuela, más que cuando entrenaba y ellos entraban cuando Sasuke salía.
–¿Te interesa el kyūdō ahora? ¿No deberías enfocarte en tu cuarto dan? –preguntó, entrecerrando los ojos. Que él supiera, quedaba menos de un mes para que Itachi tuviese que examinarse para el cuarto. No dudaba que lo lograría, pero su hermano no solía perder los sábados arrastrándolo a algún lugar. Normalmente entrenaba en la mañana.
–Descansar también forma parte del entrenamiento –replicó él, desinteresado. Y arrancando el auto cuando dio el verde. Ni siquiera sabía dónde Itachi le estaba llevando. Suponía que en el campo de entrenamiento de la universidad, dado que hace dos semáforos debía doblar para llegar a su escuela. –Además… hay gente conocida que estará allá–
–¿Irá alguno de tus amigos o qué? –su hermano lo ignoró durante el resto del camino, preocupado de adelantar autos y doblar rápidamente en las curvas. Sasuke lo miró con sospecha. Que él supiera, todos los amigos de Itachi se habían graduado. Y no recordaba haber visto a su hermano interactuar con gente de cursos menores, más que en el club.
Raro.
Itachi los posisionó cerca de lo que parecía el campo de tiro, consiguiendo un estacionamiento de pura suerte. Sasuke aún se encontraba furibundo, sin embargo, aquello le dio la curiosidad suficiente como para decidirse a quedarse. Al menos un rato.
–Sólo aguántalo un rato. Almorzaremos fuera hoy –le prometió él. Sasuke asintió, mirándolo con curiosidad. Curiosidad que se transformó en una mirada airada, cuando su hermano levantó la mano, haciéndole señas a alguien para que se acercara a ellos.
Le terminó de arruinar la mañana.
–¿Ustedes se pelearon? –preguntó Itachi, con curiosidad. Sasuke estaba demasiado pendiente de fulminar con la mirada a Naruto como para responder. El rubio, en cambio, le hizo un gesto de sin importancia.
–No tengo idea, tebayo. Yo no hice nada –Sasuke decidió ignorarlo, por su bien. La otra opción era golpearlo, pero de seguro Itachi intervendría. Sasuke inspiró y sintió sólo el aroma del ramen. Y ya no era asqueroso. Al menos podía estar cerca sin que le repeliera.
–Oh bueno, soluciónenlo ustedes –dictaminó Itachi, entrando a la cancha. Sasuke se apresuró a seguirlo, junto con Naruto. Quien lastimosamente para él, procuró el caminar pegado a ellos dos. E ignoró olímpicamente sus miradas asesinas, comentando con una animosidad que no necesitaba sobre la gente o cómo habían acondicionado el lugar. E intercambiaba comentarios con Itachi, por supuesto.
Ahora si quería irse a casa.
En lo que recordaba que era una cancha multivariada, habían puesto diferentes blancos a diferentes distancias y una especie de plataforma de madera que se extendía a lo largo de ésta. Los tres desfilaron hacia las hileras de gradas que mantuvieron sólo a uno de los dos lados de la cancha, por seguridad. Konoha se encontraba en medio de las otras escuelas, unas más pequeñas que otras.
–Deberíamos ir arriba –recomendó él, perdiéndose en la cantidad de alumnos presentes más que en su disgusto por Naruto. Itachi negó con la cabeza.
–Preferiría estar en medio, o abajo –admitió, ganándose una mirada de curiosidad de parte de Sasuke. No había ningún kyudoka en su clase, pero si en la clase de al lado. Tres o cuatro, si mal no recordaba de las conversaciones con Karin y los otros. ¿Conocería Itachi a alguno? Él lo habría sabido ¿no? O al menos el idiota de Naruto lo sabría. O Suigetsu lo habría comentado.
–Me da igual, sólo sentémonos –respondió, alzando una ceja. Los trajes de kyūdō eran de diferente color para cada escuela. El de konoha era rojo con blanco, un color que le recordó a un animé que Naruto veía. Entre los asistentes, pudo ver a algunos padres que se encontraban en la parte de abajo. Y uno que otro alumno.
–Oye, teme –murmuró Naruto, dándole un pequeño empujón para llamar su atención. Sasuke lo ignoró, siguiendo a Itachi por las escaleras de las gradas, encontrando lugar en la quinta, justo en medio. No estaban abajo, pero al menos podrían verlo todo. Refunfuñó en voz baja cuando Naruto se apresuró a ganarse a su lado. –¿Por qué estás enojado, tebayo? –Sasuke rodó los ojos. No era que estuviera enojado. No. Sólo le había causado rechazo el resto de la semana. –¿No es por lo del almuerzo, cierto? –él insistió.
–No sé de que hablas –replicó, sin mirarlo. Pudo ver a un hombre de cabello plateado chillar, junto a dos perros que se encontraban sentados en el pasto, pero ladraban en respuesta. También a un hombre rubio de cabello largo, quien le gritó un par de improperios que provocaron risas y gritos ahogados. Ambos parecían ser extranjeros.
–Sasuke…–
–¿Hay gente de su clase? –preguntó Itachi, curioso. Parecía divertido con el intercambio enérgico de los bancos de abajo. Sasuke negó con la cabeza.
–Son de la clase de al lado, tebayo –replicó Naruto. Sasuke miró hacia abajo y reconoció a un chico de cabello pelirrojo quien se encontraba sentado cómodamente entre ambos extranjeros ruidosos. Era de kendo, si mal no recordaba. Nunca aprendió su apellido, sin embargo, aunque sabía que era un extranjero nacido en japón. Y tenía el mismo tinte que Sabaku no Gaara –Puede que tus amigos sepan quienes son –
–Puede –convino él. Aunque no le interesaba saber quiénes eran si no tenía relación con Itachi. No era como si fuese a tener algo que ver con ellos. Sin embargo, el cómo Naruto lo dijo llamó su atención. –Creí que también eran tus amigos –
–Tu decidirme aislarme de ellos, tebayo –
–Eso no es verdad –no del todo, al menos. Él no tenía la culpa si Naruto no almorzaba con ellos. Y tampoco tenía la culpa si quedaban para hacer alguna cosa después de clases, cosa que no involucraba la compañía de Naruto. De Naruto oliendo a girasoles, una mezcla que le desagradaba.
–Me has estado evitando toda la semana –le acusó él. Sasuke se mordió el labio y miró hacia su hermano. Pero Itachi, ya sea consciente o inconsciente, estaba lo bastante entretenido con el público como para prestarles atención. Al menos no sería un frente unido, pensó descuidadamente.
–Son solo tres días, dobe. Además, tu me evitas durante el almuerzo –se excusó él. Naruto arrugó el entrecejo.
–¡No tiene nada de malo que almuerce con otra persona! –
–Entonces yo puedo irme a casa con quien se me antoje –respondió, alzando una ceja. Odiando el tono de voz que Naruto utilizó. Pero él tenía razón, sin embargo. No tenía nada de malo que él almorzara con quien se le antojara. El problema es que Sasuke estaba demasiado acostumbrado a almorzar con él y a tenerle alrededor suyo. Y probablemente ese era el motivo por el cual su olor había cambiado un poco. Según sus amigos, porque él no detectaba nada de nada.
–Por supuesto que no –Replicó el rubio. A Sasuke le distrajo el ruido del asistente probando el micrófono en una de las orillas. Cuando volvió a posar su mirada en él, Naruto parecía un poco confundido por lo que había dicho. Aun así, decidió volver a la carga–¿Y si te pasa algo? –
–Quiero escuchar abajo ¿saben? Dejen su discusión de pareja para después –Les interrumpió su hermano. Dejando la replica de Sasuke bailándole en los labios. Ambos se voltearon hacia el hombre, fulminándolo con la mirada. O al menos Sasuke lo hizo.
–No te metas Itachi –gruñó él. Itachi alzó una ceja e iba a contestar cuando la competencia comenzó. O al menos el presentador les pidió a los grupos que se juntaran para dar comienzo a la competencia. Konoha se reagrupó en una fila, comandada por una chica de cabello castaño y mirada dura. Yamaguchi o algo así era su apellido. Junto a ella, otra chica de cabello rubio hizo un bostezo y un comentario al parecer poco acertado, dado que la primera se volteó hacia ella.
Le recordó un poco a Naruto.
–Suigetsu es un alfa –susurró el rubio. Justo después de que los capitanes se acercaran a una mesa que colocaron entre Konoha y Suna para el sorteo de los tiros. Sasuke desvió la mirada del sorteo para fulminar a Naruto.
–Pero no deja su olor en mí. Yo no huelo desagradable –replicó entre susurros, con mucha más saña. Bien. No era correcto el decir que el olor de otra persona era desagradable, pero si que le molestaba la mezcla del olor de Naruto con girasoles. No lo podía aguantar. Lo vio sólo de reojo, pero los ojos del rubio se agrandaron de la sorpresa. Razón suficiente para voltearse hacia él y mirarle con curiosidad. Y perderse el resultado inmediato del sorteo de la competencia.
–¿T-te desagrada mi olor? –Preguntó él, tartamudeando un poco. Sasuke no respondió de inmediato. Se concentró en la gente de Konoha que comenzó a celebrar por salir terceros en las rondas de tiro antes de responder. Otoga fue primero.
–Sólo después de los descansos –Replicó, más para sí que para él. Naruto le tironeó del brazo y le hizo voltearse casi violentamente. Sasuke inmediatamente tironeó para soltarse del agarre, por puro instinto. Naruto le soltó al primer jalón. Tenía una expresión de sorpresa que llamó un poco su atención, a pesar de que sólo se le quedó mirando. Pero el pitido dejó en pausa cualquier cosa que Sasuke o Naruto fueran a decir, concentrándose en la competencia que había comenzado. Según Sasuke recordaba, Otoga era una pequeña escuela privada.
Media hora después, posterior al espectáculo dado por Konoha, Naruto tironeó la esquina del borde de la chaqueta que traía puesta.
–Ya veo –simplemente dijo. Ni siquiera le miró para decir aquello. Sasuke se encogió de hombros y decidió enfocarse en la competencia. El rubio le siguió tironeando la chaqueta durante un minuto más, antes de tomar su mano y sobresaltarle un poco.
Pero Sasuke le dejó hacerlo.
El olor que emanó suavemente el rubio en respuesta era un poco ramen, un poco otra cosa.
Le agradó ese olor.
Chapter 27: Almuerzo
Notes:
Pocas veces encuentro el valor de arriesgarme para hacer algo. Eso también me ha hecho pensar una y otra vez, que soy más bien el tipo de persona que gusta de vivir en una burbuja de falso confort hasta que todo le explota en la cara. Mas o menos.
Sin embargo…
Sin embargo, todo ha sido tan raro, tan diferente, tan extraordinario, que me encontré a mi misma otra vez haciendo cosas de la que no me creía capaz. Conocer a alguien, dedicarle unas palabras. Tratar de construir algo en la distancia, sabiendo bastante bien que, a pesar de la cercanía, resulta imposible hacer más que mirar por la ventana y desear que todo esto termine, y hacer algo. Algo tan simple como salir de tu casa con la seguridad de que no habrá consecuencias.
Cuando viste mi comentario anterior, pensé que moriría de la vergüenza y no miento si digo que me escondí debajo de las sábanas como una cría. Pero supongo que da igual. ¿Quién sabe cuándo podremos vernos? ¿Quién sabe si saldremos de esto? ¿Quién sabe si de acá a un mes no desaparezcamos de la vida del otro sin aviso por culpa de toda esta pandemia? No miento si digo que has sido una de las pocas cosas que me distraen de la horrible realidad, que trato de evitar por sanidad mental. Quizá por eso es por lo que pensé 'demonios, si eso pasa, no quiero arrepentirme'. Y… acá estamos.
Armándonos de paciencia. Esperando. Desear algo tan simple como poder tocar al otro.
No es una dedicatoria, ni siquiera son las palabras bonitas que fue lo que pensé escribir al principio. Pero todo lo bonito que pienso, te lo suelo decir, como si el filtro que me autoimpuse desde siempre simplemente hubiese desaparecido. Pero dudo que alguien pueda culparme cuando lo único que nos rodea es desesperanza y sufrimiento, y no podemos hacer otra cosa que… esperar. Esperar. Esperar.
Esperar que se haga real para poder besarte por primera vez.
Chapter Text
Comieron fuera, en un restaurante cercano a la universidad que tenía ramen casero. Itachi parecía de buen humor, a pesar de ser un egresado de Konoha y no tener mucho que ver con la competencia. Pero lo habían hecho bien, pensó él. Sobre todo la capitana, un chico de cabello negro y la chica rubia que parecía ganarse constantes miradas fulminantes. Era casi imposible no contagiarse por el espíritu de Konoha en esa instancia.
Kumo había ganado el primer lugar. Pero Konoha había ganado el segundo, gracias al esfuerzo de ellos tres en una pelea bastante reñida que le hizo recordar sus tiempos (y los de Naruto) en el equipo de Kendo. Sólo que acá disparaban a una diana a una distancia que él no habría podido darle si no entrenaba como ellos. Y ni siquiera eso.
– No deberías celebrar tanto –dijo él, alzando una ceja al ver a Itachi de tan buen humor. Su hermano le miró con curiosidad, alzando la cara por sobre el menú que un mozo les había traído.
– Yo también fui alumno de Konoha, ¿sabes? –bufó en respuesta. Él negó con la cabeza. Las interescolares de Kendo eran una cosa, pero Kyūdō era otra. Naruto le miró con curiosidad.
– ¿Conoces a alguien del equipo? –preguntó el rubio. Sasuke asintió en respuesta. Itachi no dijo nada.
– Dijo que conocía a alguien de allá. Supongo que del equipo, dado que no les quitaba la mirada de encima –recordó. Pero no prestó la debida atención para saber a quién miraba con tanto ahínco, por culpa de Naruto. Para eso, tendrían que esperar al festival deportivo de Konoha. Pero lo averiguaría, como que era un Uchiha. Itachi le dirigió una mirada irónica.
– ¿Tuviste tiempo para mirar lo que yo hacía? –contraatacó él. Sasuke alzó una ceja.
– ¿Disculpa? –Preguntó en respuesta. Itachi sonrió de medio lado, pero permaneció en silencio. Y Sasuke iba a insistir, cuando la voz del camarero solicitando su orden les interrumpió. El restaurante comenzaba a repletarse de familias y una que otra pareja. Al lado de ellos se encontraba un matrimonio con dos niños que no paraban de hacer ruido. Sasuke se concentró en el menú un momento, mientras Naruto pedía alegremente ramen casero, como siempre. Optó al final por el especial del día, al igual que su hermano.
– ¿Nunca vas a comer algo que no sea ramen? –le preguntó a Naruto, en cuanto el camarero se alejó. El hombre, afortunadamente, ni siquiera intentó liberar su aroma a pesar de ser un alfa. Ni le miró más de lo necesario. Algo que, por primera vez, le hizo sentir como una persona normal y no como un objeto.
– ¿Qué tiene de malo? –replicó, entrecerrando los ojos. Sasuke decidió centrarse en la puerta, antes de responder tamaña estupidez. “ Porque siempre comes lo mismo, baka ” quería responder. Pero recién habían salido de una discusión, no pretendía entrar en otra. No era tan obtuso.
– Deberías simplemente traer a cenar a tu novio , si no te gusta lo que come –murmuró Itachi, alzando ambas cejas. Sasuke dejó caer el menú que había estado sosteniendo, encima de la mesa. Y le miró con incredulidad. Frente a él, Naruto había hecho algo parecido.
– ¿Qué dijiste? –
– Oh, por favor ¿Creen que no me di cuenta lo de las manos ? –
– ¡I-Itachi! –chilló él. La cara de Naruto se había tornado de un rojo fácilmente comparable con el color de la tapa de la salsa de soja que estaba en la mesa. Sasuke no quiso pensar en cómo estaba su cara. Su hermano les dirigió una mirada divertida. Por supuesto que estaría divertido el muy…
– Pero no se preocupen, lo apruebo. Naruto es la pareja perfecta para ti –
– ¡Itachi! –insistió. El hombre le dirigió una mirada divertida.
– Lo único que les pido es que esperen un poco antes de intentar tener sex… –Naruto se tapó los oídos mientras comenzaba a repetir ‘ no escucho ’ en voz alta. Sasuke fulminó a su hermano con la mirada. ¿Cómo se atrevía a decirles eso? ¡Y en un lugar público! No era como si la gente a su alrededor estuviera interesada en saber lo que ellos hacían o no, pero era vergonzoso. Y tampoco era como si ellos salieran o algo parecido.
Sasuke quiso, realmente quiso golpear a su hermano con el menú del almuerzo, pero consideró que el menú valía mucho más la pena que su traidor hermano.
– Voy a averiguar quien es tu pareja … y cuando lo haga… –amenazó. Itachi se rió y acercó dos dedos a su frente, golpeándole fuerte pero amigablemente. Sasuke cerró los ojos automáticamente.
– Ya quiero verte intentarlo, hermanito … –replicó con burla, haciendo un gesto de sin importancia. En ese momento la puerta del restaurante se abrió y entraron aquellos extranjeros ruidosos, junto con los tres kyudokas y un par de chicos más. Itachi desvió la mirada sólo un momento, para observarlos a ellos pasar por delante de su mesa, antes de volver a mirarlos a ellos – Claro, si puedes quitarle las manos de encima a tu novio … –
– ¡Itachi! –
Chapter 28: Decisiones de vida, parte 2
Notes:
HE VUELTO, EN FORMA DE CHAPITAS. No, en realidad no, tengo un montón de cosas que hacer con mi vida ahora, pero acá estamos. Estaba calculando que alrededor de cuatro capítulos se viene uno que en realidad tiene un montón que ver con omegaverse (que anunciaré en su momento) como para que estén preparados. No, no es nada malo, pero es para que se entienda cual es el universo de omegaverse en el que están situados.
Dedicado al hombre que canta cumbias, (según él) habla tonterías, pero se las arregla para ser un romántico, hablarme bonito y sorprenderme gratamente cada día.
Chapter Text
– Recuerden que esta tarde deben entregar el papel de aspiraciones –les recordó Iruka-sensei, justo al final de la clase de japonés. Durante los tres días de semana Naruto y él volvieron a la rutina. Más o menos. Porque los amigos de Sasuke habían terminado por unirse, y el día anterior lo había hecho Shikamaru, Ino y Choji. Sasuke nunca supo si Naruto había hablado con la chica ni por qué estaban almorzando juntos, aunque tampoco quiso preguntar. Porque no era su asunto. Si la vio un poco decaída, sin embargo, pero aquello no pareció influir en el buen humor del rubio.
– ¿Aún no escribes nada? –preguntó Naruto con curiosidad. Sasuke había llevado el papel al almuerzo, donde Karin, Suigetsu y Juugo se juntaban con ellos. Soltó un suspiro de frustración.
– Obviamente no –respondió. Naruto hizo una mueca.
– No puede ser tan difícil. Eres bueno para casi todo –pero no todo le gustaba, lo que era un problema. Y si no presentaba el papel, Iruka-sensei y el colegio creerían que quería ser dueño de casa. Y definitivamente no era algo que él quería. No discriminaba a la gente que se dedicaba solo a su casa, pero eso no era para él. Sasuke volvió a suspirar. – ¿Y si escribes cosas que te gusten? –
– ¿Cosas como qué? –Naruto se encogió de hombros, abriendo el termo para echarle agua al ramen, harto de esperar. Después de ese sábado, el contacto entre ambos era completamente normal. Le tomaba de los hombros cuando caminaban juntos y de vez en cuando se empujaban como idiotas, pero después de que Itachi lo señaló, no habían vuelto a tocar sus manos. No era un contacto que necesitara, pero no había evitado pensar descuidadamente que las manos de Naruto eran un poco callosas, pero cálidas.
Aunque sus palmas nunca tocaron las de Naruto.
– No sé. Como que te gusta cocinar –
– No realmente –le interrumpió. Naruto rodó los ojos.
– Y te gusta cultivar tus propios tomates cherry –
– Porque saben diferente a los del supermercado –se excusó. Tenían un sabor mucho más plástico que los que él cultivaba. Además de que no había tiendas de fruta orgánica en la ciudad. Sólo estaba el mercado, que disponía de las frutas de siempre, que eran buenas pero no tenían productos extranjeros o de difícil acceso. Por eso compraba en el mercado el tomate normal, pero el cherry lo cultivaba.
– Y los programas de variedad –recordó Naruto. Sasuke arrugó el entrecejo. Pero eso no lo hacía un comediante. Tampoco se imaginaba siendo un famoso que asistía a esas cosas.
– A ti también te gustan –replicó él. El rubio se encogió de hombros.
– Pero no lo veo como carrera, tebayo. ¿Qué tal si fueras director? –Sasuke lo pensó un momento, sin embargo, negó con la cabeza al final. No le llamaba la atención como carrera. Ni como director, ni como productor, ni siquiera como guionista. Eso que de vez en cuando se quejaba de que la programación no le gustaba del todo y había cosas que mejorar.
– ¿Y si abriera un restaurante de ramen casero? –probó, sólo por fastidiar. Naruto abrió la boca con sorpresa.
–¡ Cásate conmigo, temeeee! –replicó el rubio, dramáticamente. Sasuke se echó a reír, sin poder evitarlo. Naruto también rió, empujándolo juguetonamente con el codo.
– No te dejaré comer gratis en mi restaurante –replicó finalmente. Naruto hizo un puchero, tomando los palillos cuando su celular sonó con la alarma. Sasuke, echando un ojo a la puerta, se encogió de hombros y comenzó a abrir su bento. Había traído un poco de tonkatsu que había sobrado del día anterior.
– ¿Cómo no vas a dejar comer gratis a tu esposo? –
– Le cobraría hasta a mi descendencia, dobe –replicó él, rodando los ojos. Naruto se rió un poco más antes de comenzar a comer. El olor a ramen de tomate le llegó a las fosas nasales y llamó su atención. Naruto no comía mucho ramen de tomate, prefería el de cerdo. Y era uno de los pocos que le gustaban a él, aunque no comía comida instantánea. Por lo mismo había aprendido a prepararlo desde que Naruto le dejó probarlo, en primaria.
– Entonces no seas un chef, tebayo. Me dejarías en bancarrota –inquirió Naruto después de tragar una gran cantidad de fideos. Sasuke bufó. – ¿Y las matemáticas? –
– No me atrae la ingeniería, ni economía. Ni la contaduría –respondió. Naruto ladeó la cabeza.
– ¿Y el inglés? Eres bueno en eso –Sasuke lo pensó un poco. Luego negó con la cabeza. También le gustaba la literatura, pero no quería estudiar algo relacionado a eso. Y no era un buen escritor ni un buen dibujante. – ¿Ciencias? ¿Historia? –
– Podría ser –admitió. Aunque biología no le atraía, si la química y la física. Mientras daba los primeros bocados y Naruto terminaba de devorar el primer pote de ramen instantáneo reflexionó un poco sobre ello.
– ¡Perdón! El sensei nos hizo escribir diez kanjis en shodo –se quejó Suigetsu, abriendo la puerta de la azotea y avanzando con rapidez hacia ellos. Karin y Juugo llegaron después de él. La cara de ella era un poco cabizbaja – ¿Nos perdimos de algo? –
– Nada –admitió Naruto, dejando el envase de ramen a un lado. Abrió el segundo y se enderezó para tomar el termo – Trato de convencer al teme para que se case conmigo y no me cobre en el restaurante de ramen que abrirá, tebayo –admitió con naturalidad. Sasuke le fulminó con la mirada antes de voltearse hacia sus amigos. Alzó una ceja al ver la mirada estupefacta de los tres.
– ¿Q-que? –tartamudeó Karin. Suigetsu había abierto la boca tanto que parecía que iba a caérsele la mandíbula.
– Felicidades, supongo –murmuró Juugo con voz tranquila. Sasuke rodó los ojos.
– Está bromeando –replicó él. Suigetsu cerró la boca automáticamente.
– ¡Por supuesto que no! ¿Qué te he hecho yo para que me cobres? –bufó Naruto, ajustando la alarma de su celular.
– ¿Fastidiarme desde el primer día? –replicó Sasuke, cruzándose de brazos. Naruto se quejó en voz alta, queja que él ignoró.
– ¿En serio abrirás un restaurante de ramen y te casarás con Naruto? –¿Es en serio? ¿Tan poco le conocían? Sasuke suspiró con fastidio, decidiendo que lo mejor que podía hacer era volver a su tonkatsu. Pero Karin le llamó y Suigetsu comenzó a mirarlo fijamente, cosa que le incomodó.
– Por supuesto que… –
– ¡Me parece inaceptable! ¡Inaceptable! –escucharon desde la puerta de la azotea, que se abrió de golpe. Una chica rubia salió, con una caja rectangular cargando en la espalda. Y un pelirrojo que no le costó tanto reconocer. Porque había sólo dos personas que ubicaba que usaban un tinte de cabello de esa clase, además de que Juugo les hizo un gesto de saludo. Prestaron atención sólo un momento para volver a sus almuerzos, más preocupado de llenar el papel de aspiraciones que lo que tenía que hacer la clase del lado.
– ¿Enfermero? –Preguntó Naruto. Sasuke alzó la cabeza por sobre el almuerzo y lo pensó un poco.
– No me atrae cuidar desconocidos –admitió. Era bastante malo tocando a la gente, para encima tener que cuidar de ellos. No iba con él. Naruto hizo un bostezo, pasando un brazo por encima de sus hombros.
– Al menos ya sabes lo que no quieres ser –replicó. Sasuke se encogió de hombros y le fulminó con la mirada. Eso no le servía de absolutamente nada. Porque aún no sabía cómo llenar el papel. Y si no sabía qué hacer con su vida, era imposible que pudiera postular a un campus o a una academia. Y terminaría siendo un dueño de casa sin ninguna otra aspiración.
No. Definitivamente no.
– Ustedes… realmente… –masculló Karin, en voz baja. Sasuke le miró con curiosidad. La cara de ella le recordó un poco a la de Sakura, cuando descubrió que era una alfa. Pero no tan devastada. Sólo decepcionada. Pero siempre había sabido que a Karin le atraía un poco, a pesar de que estaba más que sabido que ella y Suigetsu tenía un algo . Ella no terminó la frase. Simplemente la dejó ahí y decidió seguir con su almuerzo.
– ¿Farmacéutico? –preguntó Naruto. Sasuke lo pensó un poco. No tenía nada a favor ni en contra de eso, al menos. Pero no se veía en una farmacia, atendiendo personas. En eso, el aroma natural de Naruto llegó a sus fosas nasales y aquello llamó toda su atención. El tomate le daba a su aroma una variación interesante. Atrayente, incluso. ¿El aroma de un alfa se vería afectado por la comida, quizás? No había leído nunca algo sobre eso. Ni había buscado, a pesar de que el olor de Naruto siempre ocupaba una parte de su cerebro. Descomponerlo, saber a qué exactamente olía . Debajo del condimento del ramen, del champú corriente y de la loción que Iruka-sensei le había regalado en su cumpleaños.
Pendiente del aroma de Naruto y de terminar su comida, Sasuke ni registró lo que pasaba cerca de ellos. Por lo que cuando bajó su almuerzo y se volteó hacia el rubio, quien enfocaba la mirada hacia el frente y parecía… estupefacto, se fijó en lo cerca que estaban. Y en lo cerca que estaba su cuello de él.
Dudó durante unos segundos. Luego se acercó y olfateó.
Si Naruto lo notó, no dijo nada. Sí sintió que el agarre entorno a él aumentó un poco, pero el chillido que se escuchó frente a ellos fue lo bastante fuerte como para que sus amigos no lo notaran.
Básicamente porque al frente…
Había una loca arriba de una escalera, disparando una flecha por encima de la reja de la azotea.
Más tarde, Naruto le preguntaría qué fue lo que entregó. Y él decidió guardárselo para sí mismo. Pero durante los segundos en los que su nariz se llenó del aroma del rubio llegó a una conclusión.
Al menos fue lo bastante buena como para llenar su hoja de aspiraciones.
Chapter 29: El juego maldito
Notes:
So ¡He vuelto! ¡Realmente he vuelto! Y han pasado tantas cosas últimamente que es difícil comenzar a retratarlas de una en una, pero acá estamos. Le tengo unas ganas enormes al october fest, así que veré si me animo a algo como eso. En fin, un agradecimiento especial de mi parte a aquellas personas que realmente creyeron que no dejaría botada la historia y que entendieron que, en realidad, a veces las obligaciones de la vida diaria superan y no es que una quiera irse a hiatus, no sabiendo que escribir es mi mejor hobby y mi mayor satisfacción. Me costó un poco retomar, pero creo que logré algo medianamente decente. Medianamente nomás xD
Un afectuoso saludo a Beginnerdreams que estuvo de cumpleaños. Estoy preparando algo para que lo leas chica, dedicado exclusivamente para ti :3
Chapter Text
Nunca ha sido una persona extremadamente interesada en la tecnología. Usaba el computador para recabar información para algún trabajo, usaba el celular cuando era estrictamente necesario. Cualquier persona que lo conociera lo suficiente –Naruto– sabía muy bien que de necesitarlo con urgencia era preferible llamarlo a su casa. Las pocas personas que poseían su número. Los mensajes del celular solía dejarlos para la tarde, en un tiempo libre, cuando se dignaba a sacarle el silencio al celular. Por lo que a veces tendían a acumularse un montón, pero Sasuke no le daba importancia. Si se perdía los anuncios importantes a veces, como la organización del festival cultural, pero el rubio solía contarle si había algo que tuviera que saber. Y su celular habría seguido en el mismo lugar sin importancia, si aquel acontecimiento no se hubiese dado.
Hasta que el maldito juego apareció.
Aquella mañana había sido bastante normal. Sasuke había llegado temprano y había matado el tiempo libre leyendo un libro. No se había acercado a jugar shogi a pesar de que le gustaba, y Shikamaru parecía harto de ganarle a Choji, tampoco había repasado sus deberes. Sólo levantó la mirada cuando Naruto llegó como el huracán que era, cuando comenzó a chillar en voz alta por motivos posiblemente infantiles y porque lanzó su mochila al banco, por encima de la cabeza del azabache para su propia consternación. Sasuke lo había fulminado con la mirada, obviamente. Y había estado tentado de lanzarle su libro a la cara, si no fuera porque valía mucho más que una neurona del rubio. O su nariz.
Hasta ahí, todo bien. Todo normal.
El problema comenzó cuando el rubio decidió acercarse a él.
–¡Teme, llegaste temprano! –Sasuke alzó una ceja. ¿No era lo obvio? ¿No llegaba siempre temprano o acaso lo habían cambiado en el camino? Pero como era usual, Naruto ignoró su mirada de pocos amigos y se sentó en la mesa de su propio banco, sonriéndole como si le hubiese pasado algo bueno. Él esperó. Normalmente Naruto no le hacía esperar demasiado cuando quería algo. A lo más se daba unos segundos de importancia, antes de recordar quién era él y simplemente hablaba. –¡A que no sabes lo que pasó ayer! –
–No tengo idea –admitió. Naruto hizo un puchero.
–De verdad deberías comenzar a leer tus mensajes más a menudo, tebayo. ¡Podría aburrirme de contarme lo que te estás perdiendo! –
–Podrías –replicó él. En realidad, no tendría nada que objetar si aquello ocurría. Tampoco era como si Sasuke necesitara prestarle atención al celular. Solo lo tenía porque Itachi había insistido que era necesario. Sin embargo, Naruto ignoró sus palabras como siempre.
–¿Y? ¿No vas a revisar? –
–¿Qué cosa? –preguntó él. Naruto lo miró como si fuera estúpido. Sasuke frunció el entrecejo.
–¡El celular! ¿No vas a verlo? –Incluso parecía impaciente, lo que llamó su atención. ¿Por qué estaría impaciente de que viera el celular? ¿Él ni siquiera recordaba que la clase empezaría en breve?
–Estás acá, no tengo necesidad –respondió, haciéndole un gesto de indiferencia. Naruto bufó.
–¡La idea era que vieras el celular y mi invitación, antes de que alguien más te lo enviara! –él lo miró con curiosidad. ¿Invitación? ¿Invitación de qué? Sasuke guardó silencio, esperando a que Naruto siguiera con su charla o al menos diera una explicación razonable. Como siempre, después de un par de minutos donde él no sacó el celular ni hizo un gesto de interés en el aparato, el rubio medio explotó. –¿¡Tanto te cuesta interesarte un poco en mis gustos, tebayo?! ¡Se supone que los amigos hacen eso! –¿Qué? ¿Interesarse por las estupideces que tenía en el celular? ¿Encima de todo? Sasuke lo miró como si se hubiese vuelto loco, porque así lo creía; Tener que fingir que lo escuchaba cuando tenía cosas que hacer y cuando la charla de Naruto era incesante ya era una gran demostración. ¿Ahora también debía hacerlo con lo que ponía en su celular? Se obligó a no dar una respuesta mordaz, porque sabía que el rubio estaría fastidiándole todo el día, por lo que prefirió ser un poco empático. Pero le estaba costando.
–¿Y qué tiene de importante que no me lo puedas contar, mirándome a la cara? –decidió preguntar, aún reacio de sacar el aparato. Naruto pareció haberlo pensado un poco, antes de sacar su propio celular y mostrarle, lo que a futuro le traería más de un dolor de cabeza.
Un juego. De celular.
Debió admitir que al principio no lo entendió del todo. Aquello era un juego como tantos otros que publicitaban en redes sociales, cuando Sasuke se dignaba a revisarlas. Una estancia o poblado pintoresco que Naruto subía de nivel, ejercito, recursos. Un ninja que parece que lo representaba. Según su punto de vista, sólo era un juego igual a los demás, con un ninja cutre con los ojos pintados parecido al idiota que tenía frente a él. No le llamó la atención en absoluto. Pero Naruto parecía tan emocionado al mostrarle todo, que tuvo que aguantarlo unos minutos más hasta que tuvo la necesidad imperiosa de preguntar.
–¿Y? –
–¿Y qué? Esos son los poderes, tebayo. Puedes comprar poderes con dinero del juego que usas de vender tus recursos. ¡¿A que no es genial?! –
–¿Por qué me estás mostrando esto? –se obligó a ser más claro, debido a que por más que se lo mostrara no podía ver la razón en ello. Probablemente si no fuera por la cara de insultado del rubio ni siquiera le hubiese importado demasiado. La expresión del Alfa cambió a una sonrisa pedante que se le antojó ignorar o por lo menos molestar, hasta que el profesor de física apareció.
La charla se pospuso al menos hasta el cambio de hora.
Y como para garantizarle el fastidio o al menos hacerle saber hasta que punto llegaba su interés, Naruto comenzó con una charla interminable sobre el maldito juego que consiguió que Sasuke odiara los diez minutos que les tomó cambiar de sala. Y si se hubiese detenido ahí habría sido suficiente pero no, además de tener tatuado en la cara con tinta invisible las palabras ‘cabeza hueca insistente’, parecía que toda la clase se había contagiado con el maldito juego. Si era culpa de Naruto, Sasuke no lo sabía, pero sospechaba que así era.
–¡Y en la clase tenemos una alianza, dattebayoo! ¡Deberías unírtenos teme, hasta Shikamaru lo encontró interesante! –¿Y eso, según su inteligencia, era un parámetro? El omega suspiró. Shikamaru era un vago, así que no contaba. Sólo porque era inteligente Sasuke estaba seguro de que al menos, llegaría a la universidad. Pero seguía siendo un vago. Decidió actuar magnánimamente e ignorar su cháchara el resto del día, por sanidad mental. ¿Funcionó?
Por supuesto que no funcionó.
Ni siquiera un ‘cállate’ hizo que Naruto cerrara la boca. Y cuando por fin lo logró, llegaba el resto de la clase a comentar sobre un ataque, o un recurso que poco podía importarle pero que revivía el tema ¡Hasta se sacó el ramen de la boca para contestar, por dios! ¡El ramen!
Sasuke ni siquiera se planteó el instalar el juego, hasta que días después el martirio se repitió. Y sólo y porque el fastidio de Naruto llegó a llamar a su casa para que hiciera clic en el enlace de invitación.
Creó un ninja parecido a él, se puso Sasuke –porque no había otro Sasuke, por suerte– y estuvo a un paso de desinstalar el juego maldito, pero resultó ser interesante.
Odiosamente interesante.
Antes de darse cuenta, había perdido cuatro horas de su vida subiendo instalaciones, creando ninjas para el ataque y mejorando a su ninja propio. Hasta intentó atacar a Naruto, por arruinarle la tarde, si no fuera porque le superaba en al menos veinte niveles. Lo dejó durante la cena, pero antes de dormir dejo a sus tropas recolectando, maldiciendo por haberse metido en aquel camino sin salida.
Lo peor de todo era que se había metido en el mismo vicio que su clase y Naruto no paraba de reprochárselo, a pesar de que Sasuke le había alcanzado y no había dudado en atacar su asentamiento para robarle un poco de recursos antes de unirse al famoso clan. Por pura maldad. ¡Se había reído de él por eso! ¡Ese desgraciado! Al menos no había dejado de lado sus deberes y en última instancia, tenía la decencia de no comentar nada sobre el juego durante el día, como hacía el resto. Eso no significaba que no jugara, o que contestara los mensajes, o que admitiera a regañadientes que había alcanzado un grado de interés que rallaba en el vicio.
El maldito juego era interesante y estresante al mismo tiempo, había que admitirlo.
Aquello habría quedado en un nivel normal de vicio y Sasuke se habría aburrido eventualmente si no hubiese ocurrido el suceso.
Él. Suceso.
Esa tarde, el metro se había visto tan colapsado que Sasuke había optado por caminar a su casa. No era lo ideal, pero tendía a evitar las cantidades excesivas de personas que, de todas maneras, lograrían que volviera a su casa a la misma hora que si caminaba a su casa. No había sacado el celular porque no optaba hacerlo en la calle, por lo que estuvo al menos tres horas incomunicado.
–¿Qué haces acá tan temprano? –preguntó al llegar. Itachi se encontraba echado en el sillón a lo largo, mirando la televisión con una actitud despreocupada que pocas personas le conocían. Su hermano le dirigió una mirada divertida.
–¡Tienes que ver esto! –exclamó, sentándose casi de golpe. Sasuke alzó una ceja, dándose el tiempo de dejar el bolso encima de la repisa de entrada antes de acercarse a él. Su hermano alzó el celular en cuanto Sasuke estuvo a la vista. –¡Alguien se hace llamar como tú en este juego! ¿Puedes creerlo? –La cara de Sasuke comenzó a ponerse pálida. Pero su hermano mayor, pendiente del celular más que de él, no pudo notarlo –¡Lo saqueamos inmediatamente, así como a todos esos idiotas de ‘Konohagakure’! ¿Puedes ver lo gracio… Sasuke? –
Sasuke se volteó y fue inmediatamente hacia su celular, con diez llamadas perdidas de Naruto y una cantidad de mensajes obscenas. Pero eso no importaba. No en el momento. Abrió el juego esperando lo peor, encontrándose con sus tropas masacradas, su cuartel ardiendo y sus recursos… ¡Sus recursos! ¡Vaciados completamente! ¡Aquel maldito!
–… ¿Sasuke? –El azabache no hizo nada más que mirar al celular y alternativamente a su hermano. Y probablemente, muy probablemente, tenía una mirada de odio tal que la expresión de diversión de Itachi se deshizo de su rostro. –¿Era tu personaje? ¿Estaban jugando realmente…? –
Había maldecido rosarios completos en nombre de la sangre de su sangre. Aquel traidor a Konoha… no. A Konohagakure. Su pequeña y poderosa aldea ninja, azotada por el bastardo de Itachi y sus amigos. Sus enemigos.
–No puedes estar enojado por eso ¿no? –Sasuke lo fulminó la mirada mientras comprobaba sus daños. Le tomaría días volver a estar en el estado en el que estaba y aún así no sería en un cien por cien. Itachi lo miró con curiosidad mientras el omega planeaba la muerte paulatina de aquellos idiotas por atreverse a atacarlo. ¡A él! ¡Al segundo más fuerte de su clan!
–Me voy a vengar… –susurró. Pero no en voz tan baja como para que Itachi no lo escuchara.
–Claro que no –bufó su hermano en respuesta, encogiéndose de hombros como si el saqueo de su cuartel y la muerte de sus tropas fuese un paseo de niños. Como si su esfuerzo no valiese nada. Su hermano se acercó y le golpeó la frente con los dedos, un gesto que siempre le hacía sentir un niño –porque te falta odio, Sasuke. Jamás podrás odiarme como para eso y lo sabes –Sasuke se quedó refunfuñando con una de sus manos sobándose la frente mientras Itachi caminaba descuidadamente a la cocina, olvidando que si había algo que caracterizaba al menor de los Uchiha era lo bueno que era para acumular rencor, y la persistencia que tenía para lograr sus objetivos.
Sobre todo lo del rencor.
Chapter 30: Cena
Notes:
Hoy me han tirado la sugerencia afectuosa (dado el origen del comentario) que en realidad debería enfocarme en crear algo original más que pasar mi tiempo imaginando para un fandom ya establecido. Y si, tiene razón. Pero tengo tanto mundo creado en las historias que sigo, que me es imposible por ahora crear algo completamente nuevo sin caer en ese angustioso y fastidioso periodo creativo donde quieres controlarlo todo pero realmente no puedes. Quizá es porque simplemente no lo he intentado con bastante fuerza.
De todas formas, Here we goooo
Chapter Text
El problema era obligarlo a asistir a casa con él.
Estuvo toda la tarde pensando en cómo lo haría. Normalmente Naruto se invitaba sólo a su casa. Sobre todo cuando comentaba la cena que haría en voz alta, o terminaba adivinando debido a los cupones de descuento. O lo que compraba en el supermercado. Y era tan bueno en eso, que Sasuke había considerado el sugerirle que participara en un programa de concursos. Cosa que descartó cuando se percató que aquel memo sólo adivinaba cuando se trataba de él.
Sasuke sabía que no había ninguna lógica en sentirse nervioso por eso. Era una cena normal, por amor de kamisama. Y era Naruto. Pero haberlo olfateado de forma tan cercana le hizo sentirse extraño. Y era una sensación que no se había ido de él en todo el día.
Cuando las clases terminaron y fue hora de irse a casa o a algún club, los nervios de Sasuke no habían amainado. Todo lo contrario. Y le fastidiaba el sentirse así por algo tan simple. No sabía si su aroma podía reflejar aquello o no, pero cuando la mirada interrogante del rubio se topó con la suya supo la respuesta. Y le hizo maldecir internamente.
– Teme… ¿Estás estresado? –preguntó Naruto, sacándolo de sus pensamientos. Sasuke hizo una mueca.
– No ¿Por qué lo estaría? –gruñó en respuesta. El rubio alzó una ceja y se cruzó de brazos. Sasuke quiso golpearlo sólo por ser el motivo de su estrés. Intercambiaron miradas fulminantes durante un minuto, hasta que el rubio terminó suspirando.
– Oye, teme supuestamente no estresado. ¿A que no sabes la foto que hoy me llegó? –anunció, esbozando una sonrisa mientras se levantaba del asiento y recogía sus cosas. Sasuke hizo lo mismo, encogiéndose de hombros con indiferencia. Seguramente se trataba de alguna de esas imágenes que Naruto encontraba graciosas y él sentía que bajaban su coeficiente intelectual.
– ¿Me importa? –
– ¡Oh vamos! Al menos muestra algo de interés. Es la chica de la azotea. La rubia –replicó el rubio, como si hubiese sido un gran acontecimiento. Pero fuera de subirse a la escalera, casi matarse, y lanzar flechas hacia un blanco que él no pudo ver, ella no hizo gran cosa. ¿Porqué estaría tan interesado en esa fotografía? Sasuke le miró con sospecha. Pero Naruto estaba demasiado concentrado en el celular, en buscar la fotografía como para prestarle atención – Suigetsu me lo envió, tebayo ¿A que no es memorable? –
– No tuvimos nada que ver con eso, te lo recuerdo –replicó él. Aún así se acercó a Naruto y prestó atención a la fotografía un momento. La rubia se encontraba de perfil, con una expresión de triunfo que no se la podía en el rostro, mientras el resto la empujaba para que no se cayera o se bajara de ahí. Qué importaba. Pero inmediatamente el olor del rubio le llegó a la nariz y le hizo sentir menos estresado. Él suspiró. ¿Porqué tenía que ser precisamente él quien le hiciera sentir mejor? ¿Había algo más patético?
Naruto, como siempre ignorante de sus pensamientos, se limitó a pasarle un brazo por encima del hombro y se guardó el celular. Sasuke le instó a avanzar hacia fuera del salón.
– Eso no importa, dattebayo. Es algo que podré contarles a mis nietos –
– ¿Si no te vuelves senil antes de los treinta? –Contraatacó con malicia. Naruto se echó a reír, sin embargo, empujándolo con el brazo que no le sujetaba. Sasuke esbozó una sonrisa minúscula sin evitar pensar, que todo estaba bien en el mundo en ese momento.
El momento duró poco, sin embargo.
Justo cuando cambiaban sus sandalias por zapatos para poder irse a casa, Sasuke pudo ver a Hinata Hyuga esperando en la puerta. Corrección; pudo oler a Hinata antes de verla. Quizá porque el olor a girasoles había quedado tan grabado en su memoria, o porque aquel aroma parecía especialmente fragante, que en cuanto pasó por debajo de su nariz dejó un momento lo que estaba haciendo. Y arrugó la nariz. Naruto, al ver su rostro, levantó el rostro y miró hacia la dirección en la que él miraba. Sasuke se apresuró a volver a lo que hacía, sin evitar estudiar cuidadosamente la reacción del otro chico.
Cuando Naruto se pasó la mano por la frente, Sasuke sospechó que el que ella estuviera ahí tenía que ver con él.
Odió llegar a esa conclusión.
– Ahm, teme… –murmuró el chico, rascándose la nuca. Sasuke deseó tirarle el cabello y darle un golpe. En cambio, se limitó a enfriar su reacción y tratar de mantener el genio. No pretendía bajo ningún concepto que Naruto se percatara de su molestia. Sería humillante.
– Hay que ir a casa –replicó él, sonando tranquilo. Se deslizó por entre medio de los casilleros y le hizo un gesto de saludo a uno de los tipos de su ex club de kendo, antes de pasar por las puertas de entrada. Por decencia y porque, ella no tenía la culpa de que a Sasuke le desagradara su olor junto al de Naruto, la saludó. Y luego siguió caminando como si no se hubiese percatado de aquella… de aquella cita . Hizo un pequeño gesto de molestia.
– ¡Teme, espera ttebayooo! ¡Es que hoy quedé con…! –
– Debo comprar solomillo de cerdo. Y fideos –le interrumpió él. No había ni alcanzado a dar dos pasos fuera de la escuela antes de que Naruto le interceptara. El rubio cerró la boca y pareció pensarlo un poco.
– ¿Tienes setas shiitake? –preguntó con curiosidad. Sasuke esperó silenciosamente unos segundos, sólo por hacerse el interesante, y asintió.
La expresión de Naruto fue, en pocas palabras, épica .
– ¡Inviiiitame! ¡Inviitame, tebayo! ¡No puedes hacer ramen y no invitarme! ¡No puedes ser tan bastardo! –chilló en voz alta. Los chicos que pasaron al lado de ellos hicieron una risita, ante tanto dramatismo. Sasuke alzó una ceja, aplaudiéndose internamente por haber esperado al último momento. A pesar de que le dio un manotazo a Naruto para que dejara de tironearle el brazo y le hizo un gesto fulminante, se encogió de hombros.
– ¿No que habías quedado con alguien? –En la vida había manipulado tanto a alguien. Corrección: en la vida había manipulado tanto a Naruto para frustrarle los planes. Normalmente le importaba bastante poco irse solo a su casa. Hace un par de años, si Naruto hubiese quedado con alguien; Sasuke simplemente habría hecho la cena sin contarle lo que cocinaba. Aunque luego lo llevara de almuerzo y hubiese terminado compartiéndolo con él. Pero aquello le había molestado tanto , que lo había usado como último recurso. Se consoló a si mismo sabiendo que había pensado invitarle a cenar de todas formas. Si, era eso. Porque odiaba la alimentación del rubio y había querido hacerle comer algo decente.
Era una buena excusa, en realidad.
– ¡No, no! ¡Ya mismo lo arreglo, pero tu no te vas sin mí, ttebayoo! –
– Comenzaré a caminar –dijo simplemente. Sasuke no alcanzó a alejarse de la escuela antes de que Naruto le diera alcance. Y el olor a girasoles era tan pequeño, que se lo perdonó. Sobre todo cuando el rubio le pasó el brazo por encima con una alegría que se notaba en su aroma.
Y le gustó ese olor.
Chapter 31: Cena, parte 2
Notes:
¡Empecé a trabajar! pero espero terminar algo como auto regalo de cumpleaños. Lo merezco. :( aunque sacrificaría felizmente mi regalo por otra noche contigo.
Chapter Text
–Así que… –comenzó Itachi, dejando el bolso en la sala y acercándose a la cocina. Naruto le hizo un saludo desde el comedor, donde se encontraba haciendo la tarea y mirando a Sasuke cocinar –Finalmente decidiste invitar a tu novio a comer –
–¿Quieres comer de esta cena? –preguntó él, en cambio, apartando la salsa de soja, mirin, sake, puerro y condimentos del fuego. Le dirigió una mirada envenenada a su hermano mayor, antes de echarle agua y vinagre a la otra cacerola –Entonces cierra la boca –
–Huy, que genio –replicó su hermano. Sasuke lo ignoró, echando nueve huevos en la cacerola antes de colocarlos al fuego. Más o menos planeaba hacer comida para hoy y para mañana, además de agregar lo suficiente como para que Naruto repitiera. Aunque no más de un plato. Un poco más si alababa su comida lo suficiente como para ponerlo de buen humor. Pero la verdad, es que Sasuke se sentía bastante bien. Itachi rodeó la mesa y se sentó frente a Naruto, tomando el control remoto y cambiando de canal. –Entonces, por esa razón es que estás usando las cacerolas grandes… –comenzó. Sasuke le ignoró, siguiendo con lo suyo.
–Hm –
–Y por eso parece que cocinas para un regimiento –replicó. Sasuke vio a Naruto levantar la cabeza por sobre sus deberes de inglés, que milagrosamente había aceptado realizar sin quejarse demasiado, posando la mirada en su hermano.
–¿Para un regimiento? Es comida normal, tebayo –
–Tú realmente no notas que comes como un desquiciado ¿eh? –respondió él, riéndose entre dientes. Sasuke rodó los ojos. Sólo comía así cuando se trataba de ramen, por dios. Cuando cocinaba otra cosa y le invitaba, no comía más de dos platos. Y tampoco era como si fuese a lograr que el rubio subiera de peso. Sólo él sabía el cómo podía seguir sano a pesar de su deficiente dieta alimenticia repleta de sodio. Un poco más de alimento no lo engordaría.
–¡Yo como normal, tebayoo! –
–Discrepo. Tanto ramen instantáneo no puede ser saludable –murmuró él. Naruto soltó un bufido en voz alta. Aquello sólo provocó que su hermano se riera un poco más. Pero más o menos era una charla normal, por lo que decidió seguir cocinando y descartar la idea de arrojarle el cuchillo a Itachi en toda la cara. Porque aún él era el responsable de los dos. Y porque Naruto era realmente malo para mentir.
–Por cierto, no es que me moleste que estés acá ni nada por el estilo –Itachi dijo de pronto, despegando la mirada de la televisión para posarla en el rubio. Sin su mirada burlesca característica. Sasuke vio a Naruto alzar la vista por encima del cuaderno para mirarle con genuina curiosidad. –Pero Sasuke suele avisarme cuando va a hacer ramen. ¿Sucedió algo entre ustedes dos? –¿Fuera de que Sasuke se había acercado a Naruto, sin un celo de por medio, para olerlo? Lo normal, pensó él. Pero la cara del idiota comenzó a teñirse de carmín y, por Dios, aquello no podría ser más evidente. Sasuke maldijo internamente.
–El dobe llevaba como una semana comiéndose tres pocillos de ramen instantáneo –intervino él, haciendo un gesto de indiferencia. Gesto que, por supuesto, ninguno de los dos hombres creyó –¿A quien no le sacaría de quicio ver eso? –Y era en parte verdad, por supuesto. Los hábitos alimenticios de Naruto nunca le habían gustado. Y el rubio lo sabía mejor que bien.
–¡Oye! ¡Sólo pude comer uno y medio hoy, por la chica de la escalera! –gruñó el rubio en respuesta. Sasuke decidió seguir cocinando en vez de responder estupideces. ¿Si le daba ramen casero y comida balanceada, su olor variaría? ¿Cómo averiguaba eso? Tendría que prácticamente obligarlo a venir a vivir una semana. Y no tenía idea si Itachi lo aceptaría de buenas a primeras. Por otro lado, cuando los exámenes finales se acercaban, Naruto solía instalarse en su casa sin pedirle permiso a nadie. Podría aprovechar esa oportunidad. Cuando volvió a levantar la mirada, Naruto le alzaba el celular a su hermano, quien extrañamente había comenzado a ponerse un poco pálido.
–¿Pasa algo? –preguntó con curiosidad. Naruto negó con la cabeza.
–Le mostraba la fotografía de hoy. ¡¿A que es genial?! Debería subirlo en Instagram, dattebayo –admitió el rubio. Itachi no dijo nada, pero Sasuke le vio formar un rictus de severidad que sólo veía cuando estaba molesto. Bah, que raro.
El resto de la cena estuvo pegado en el celular como no pasaba en mucho rato. Sasuke le restó importancia, pendiente de la cara de bobo feliz de Naruto que no dejaba de alabar su ramen.
Chapter 32: Cristal
Notes:
Manden temas tristes para seguir escribiendo, que se me acabaron :D
Pasen unas muy felices fiestas y esperemos estar presentes ahora que hay tiempo.
Chapter Text
No solía ir al patio delantero de su casa, a menos que hubiese algo realmente interesante para él o todos los lugares privados de la casa estuviesen ocupados. Fuera de una buena cantidad de plantas que estaba seguro de que, su mamá, había plantado y del que se encargaba cada tarde, no había ni un asiento más que los escalones de la puerta. Porque nadie iba ahí. A sus cortos cuatro, Sasuke sabía que pasar mucho tiempo en la entrada era igual a que alguien le pisara o le empujara con el pie, lo que no era nada atractivo para él. Si su padre lo encontraba ahí, sólo lo regañaría por obstruir el paso, y su hermano se burlaría de él. Ninguna de estas dos posibilidades le había atraído nunca, por lo que siempre optaba por evitar la entrada y ya.
Pero la curiosidad había sido más grande.
Sasuke sólo había conocido otros niños de su edad a la pasada. Cuando su padre y su mamá iban a reuniones del cuerpo de policía, lo dejaban en una sala con niños de todas las edades y una señora que siempre les daba dulces. Él siempre se había ido a un rincón a leer o a intentar escribir con sus crayones, bastante reacio a conversar con ellos. ¿Y de que hablarían, si los niños de su edad con suerte podían dibujar? A Sasuke le gustaba leer con su mamá, le gustaba aprender palabras y jugar con la espada de juguete que su papá le había regalado. Entrenar como Itachi para ganarle alguna vez y su mamá le dijo que podía, que podía hacer cualquier cosa. ¿Pero hablar con otros niños?
Naa, eso no.
Las niñas eran horribles, lo miraban como si fuese una muñeca que tenían que comprar. Y los niños lo llamaban un pesado. Y a él tampoco le agradaban, dicho sea de paso, así que no le importaba demasiado.
Pero.
Siempre el pero.
Hace unas semanas había acompañado a su mamá a comprar tomate y les había visto. A esos niños jugando a la pelota. Su madre sólo se había detenido un momento con él, pero había sido suficiente para despertar su curiosidad. De los cuatro niños que jugaban, él sólo conocía a Shikamaru, pero su conversación había sido más bien poca –él lo tenía por vago–. Sin embargo, no pensó en que seguiría pensando en eso después.
Sin embargo, cuando Itachi llegó y empezó a practicar kendo en el patio de la casa, su cabeza se fue hacia esa dirección. Ganarle a su hermano en kendo era lo importante.
Sorpresa había sido la suya cuando días después se percató que jugaban bastante cerca. Técnicamente en su calle. Al principio sólo había salido a observar de la puerta unos minutos, como para que su madre no se percatara y que no hubiera preguntas.
¿Como podría explicarle que se había sentido curioso hacia lo que hacían esos niños? ¿Él, después de todo lo que había dicho? Que… ¿Qué había tenido la tentación de ir a jugar?
Sin embargo, los días pasaban, y Sasuke seguía yendo a mirar desde su puerta. Enojado por querer ir y técnicamente no poder hacerlo.
Pero su madre tenía un don para leerle la mente con el que no contaba.
–Si quieres, puedes ir a jugar con ellos –mencionó ella, acercándose el día anterior con una bandeja con manzanas en forma de conejo. Sasuke, que le encantaban las manzanas en forma de conejo, se volteó un momento para mirarla con real curiosidad y porque no, vergüenza. ¿Cómo se había dado cuenta que estaba ahí, si lo había ocultado muy bien? Hasta había encontrado un sector en el antejardín donde cabía perfectamente y que estaba lejos de la puerta. Sólo había transportado un banco plástico que dejaba en el jardín trasero y adiós evidencia. –Está bien, no hay ningún problema… aunque esté… ya sabes –su mamá titubeó. Sasuke no entendió a que se refería, pero era descortés no hallarle la razón. Su mamá no era una mentirosa.
No quiso ir a jugar ese día, pero asintió. Su mamá se fue mucho más contenta de cómo había llegado y lo dejó mirar tranquilamente ese día.
Al otro, Sasuke decidió intentarlo.
Fue con su ropa de siempre, con miles de escenarios en su cabeza. Como no se caracterizaba con ser un niño muy sociable, razono que la mejor forma de acercarse era esperar que lanzaran la pelota hacia donde estaba él y así podría jugar.
Si, era perfecto.
Le pedirían que lanzara la pelota, Sasuke lo haría; había practicado un poco, en secreto, tratando de no romper ninguna planta de su madre o algún jarrón de su padre. Luego se presentaría y jugarían un rato, entonces Sasuke se aburriría y volvería a su casa, cansado de ese intento de hacer una vida social y volvería con su espada de madera y sus libros.
Si, sería lo mejor.
Pero contrario a lo que esperaba, uno de esos chicos se acercó a penas mirarlo.
–Oye tu –le chilló. Era rubio, tenía una polera y pantalones viejos, pero no estaba sucio. Y sonreía bastante. Sasuke se avergonzó un poco, pero supo –o intentó– esconderlo bien –somos cuatro, ven a jugar tebayo –
–¿Quién eres? –preguntó él de vuelta. El niño, ignorando sus palabras sin nada de modales lo tomó de la mano y lo arrastró. ¡Lo tomó! ¡de la mano como su mamá lo hacía! ¡Y ni siquiera había dicho su nombre! Sasuke no podía creerlo.
–Soy Naruto ¡Apresúrate o empezarán sin nosotros! –el rubio ni siquiera se volteó a mirarlo, sólo lo llevó hacia los tres chicos y el perro que lo esperaban. Cada uno más feo que el otro, según su opinión. –¡Traje a un chico más! –
–¡Pero no podremos jugar así! –gruñó uno, que tenía dos marcas en la cara. Tenía cara de perro y estaba igual de sucio que Naruto. Parecía ser un clon del perro que le acompañaba. Sasuke le puso mala cara. No le gustó ese niño. Al menos Naruto se había presentado a él. El otro niño tenia más ganas de ser hostil que de sociabilizar –palabra que, dicho sea de paso, había aprendido hace poco. Se sintió orgulloso de poder usarla para algo–
–Siempre podemos lanzarnos la pelota y ya. No es como si Sasuke no pudiera con eso –inquirió Shikamaru. A él le sorprendió que recordara su nombre, pero asintió.
–Ohh, así te llamas. Olvide preguntar –Naruto se rascó la cabeza. Sasuke quería señalar su estupidez, pero su mamá le había dicho que eso era muy feo –se lo había dicho a Itachi, cuando trató de pegarle con su espada–, así que se limitó a asentir.
–Soy Kiba –gruñó el chico cara de perro. El perro, de color blanco y bastante poco amigable a su parecer, ladró –Él es Akamaru –
–Soy Choji ¿Quieres papas? –preguntó el cuarto chico, un poco rellenito con una bolsa de papas que le ofreció. Él negó con la cabeza.
–No gracias, ya comí –
–Sasuke, eres suuuper estirado –se rió Naruto. Sasuke, por alguna razón, solo rodó los ojos. El chico parecía tan feliz que no le daban tantas ganas de pelear con él. Y tampoco entendía que era ser ‘estirado’.
Rápidamente se organizaron y comenzaron a jugar. A Sasuke no se le dio mal, así que pudo disfrutar de unas cuantas horas de lanzar la pelota. No era divertido del todo y lo encontró un poco monótono, pero había algo… Algo que le hacía entretenerse haciéndolo. Había sonreído un poquito y había pateado la pelota bastante bien –en la cara de Kiba– un par de veces, siendo merecedor de un par de felicitaciones.
Y todo iba bien hasta que…
Un momento.
Un ruido estruendoso.
Gritos que no entendió.
Antes de darse cuenta Naruto lo había agarrado de la mano –¡Nuevamente! ¡Como lo hacía su mamá! ¡Y ni siquiera había pedido su permiso! –Y lo había arrastrado calle abajo. Sasuke, confundido como estaba, no entendió ni un poco la situación. ¿Porqué los otros niños se habían replegado como si hubiesen visto un oni? ¿Dónde estaba la pelota? ¿Qué había sido ese ruido? ¿Y porqué Naruto lo había arrastrado con él?
–¡Corre, teme! ¡Mueve las piernas! – ¡Y le había dicho tem…!
–¡Usuratonkachi, corro como puedo! –Se quejó, de pronto molesto con toda la situación. Sasuke odiaba no entender las cosas. Odiaba correr tanto y comenzar a sudar y odiaba que lo tocaran sin su permiso. La mano de Naruto estaba sudada y llena de tierra por haber jugado, aunque no es como si estuviera mejor. Pero no, no era lo peor.
Lo peor era que, por todos los cielos…
¿Porqué el vecino de abajo había salido con un palo y les gritaba incoherencias?
–¡Mocosos del demonio, mi cristal otra vez!–
Chapter 33: Traje
Notes:
Upsi
Chapter Text
Cualquiera pensaría que correr cuesta abajo sería sencillo, si sólo te dejas llevar por el viento. Pero él tenía que:
- Tratar de ir a la velocidad de otro niño que le tiraba de la mano. De la mano, que corría en zigzag como si no pudiese correr derecho.
- Debido a lo primero, debía esquivar personas, animales o plantas que se les pusiera en su camino. Cosa nada fácil cuando tenías cuatro y piernas cortas. Y eso lo irritaba.
- Huir del vecino más pesado de su barrio, quien no parecía cansarse de seguirles –¡¿Cómo, a esa edad?!–.
- Tratar de no avergonzarse de lo primero y no asustarse de lo último y encima… ENCIMA…
Debía no verse desaliñado. Porque él era un Uchiha. Y su papá siempre le repetía que los Uchiha debían verse y portarse bien. Sasuke no tenía idea qué opinaría su papá si llegaba a enterarse de lo que había sucedido –Si llegaba. Sasuke daría todo de si para que esto no pasara– pero ciertamente no estaba haciendo cosas dignas de su apellido.
Ahora mismo, estaba demasiado ocupado para pensar demasiado en eso.
Corrieron por el distrito comercial, mientras los gritos de la gente no cesaban. Gritos de personas que pisaban o empujaban al tratar de esquivar, gritos del vecino quien agitaba el palo que traía como si realmente fuera a usarlo con ellos. No importaba realmente. Sasuke notó que Naruto estaba demasiado asustado para detenerse o pensar, lo que no ayudaba en nada. De partida, Sasuke ni siquiera sabía porque estaban corriendo y él no iba a darle una explicación.
Bueno, tampoco es como si él supiera que hacer en estos casos.
Pero estaba cansado, se sentía sudado y sucio, por lo que sacudió como pudo el brazo del otro niño para llamar su atención. Algo que no funcionó y sólo sirvió que el otro niño apurara el paso.
–¡Dobe! –Decidió gritar cuando el rubio simplemente lo ignoraba. Optó por sacudir su brazo una vez más y jalar lo más que pudo. Al menos eso tuvo efecto; Naruto se detuvo y le miró ceñudo.
–¿¡Qué!? ¿No vez que nos va a alcanzar, Teme? – ¡Y le volvía a decir teme! Sasuke arrugó el entrecejo, tironeándole otra vez. Pese a eso, el rubio no le soltó. Lo único que hizo fue arrastrarlo hacia una de las tiendas y volverse hacia el camino. ¡Lo estaba ignorando! ¡Después de arrastrarlo hacia esto!
–¡No entiendo nada! –exclamó él. ¿Por qué iba a entender de todas formas, si nunca había jugado antes en la calle? ¿A algo físico con otros niños? Aún podían escuchar los gritos de su vecino, pero estaba lo bastante lejos para por lo menos detenerse y descansar. Y eran pequeños, por lo que no eran fácil de encontrar.
Naruto lo miró desconcertado un minuto, para arrugar el entrecejo y refunfuñar entre dientes algo que Sasuke no logró entender. Por supuesto que su humor no mejoró después de esto, pero no valía la pena hacerle notar que estaba siendo un desconsiderado. Y que su mano sudaba. Aún.
–Vamos, niño rico. Busquemos un lugar para escondernos y te cuento –le dijo, y su tono de voz era como si lo estuviera insultando. El niño trató de tironearlo para hacerlo avanzar, pero Sasuke no se dejó arrastrar. ¿Porqué le trataba así? ¿A él, que había estado tratando de ser amable con él?
–Sasuke, mi nombre es Sasuke, dobe –replicó, nada feliz. El niño volvió a gruñir.
–¡Y yo me llamo Naruto, temee! ¡No dobe! ¡Escondámonos antes de que nos encuentre! –volvió a tironearle. Y volvieron a avanzar un poco más.
Sasuke no había venido nunca al distrito comercial sin su madre, por lo que moverse por esos lugares era algo prácticamente nuevo. Hacía minutos que las tiendas que ellos frecuentaban habían pasado y ese sector en particular, cosas viejas, sólo venían a él cuando alguna de las hermanas de sus abuelos cumplía años. Y solo habían sido dos veces. Después de pasar tropezando dos tiendas de muebles que habían vivido tiempos mejores, Naruto se detuvo en una tienda de ropa. O tela, Sasuke no sabía. –Acá –anunció él, como si hubiese encontrado el juguete en la caja de cereal. Sasuke arrugó la nariz automáticamente, pero se limitó a asentir –¿Qué? Hay tanta ropa que no nos encontrará sin importar lo que busque–
‘Si es que no se ahogaban primero’ fue lo que Sasuke pensó. Olía a viejo y a húmedo y a polvo, y Sasuke no estaba seguro si volvería a ser el mismo niño de aquella mañana si salían de ahí. Pero los gritos, ahora inconfundibles para Sasuke, de su vecino parecían estar cada vez más cerca, por lo que se dejó arrastrar y entre los dos, empujaron la puerta.
En cuanto la puerta se movió, una campanilla sonó y les hizo alarmarse un poco. Ambos niños corrieron hacia el primer montón de ropa que encontraron y se escabulleron, en lo que escuchaban una voz de hombre de la edad del hermano de Sasuke preguntar sobre las visitas. Naruto le hizo un gesto de silencio que, por supuesto él entendió, pegándose a la ropa como si fuera a comprarla. El niño, mortificado, tuvo que imitarlo mientras los pasos del adulto se movían perezosamente hacia la puerta, la que había quedado abierta. El polvo de la tela había ensuciado más sus manos, por increíble que pareciera, pero no pudo hacer más que gritar internamente al respecto.
–Qué raro –murmuró el hombre, pasando junto a ellos como si no existieran. Miró por el escaparate unos momentos, para encogerse de hombros y cerrar la puerta. Sasuke suspiró de alivio, intentando levantarse y tratar de sacarse todo el polvo de encima, pero el otro niño jalo su brazo y negó con la cabeza. ‘¿Por qué no?’, preguntó silenciosamente, hasta que la puerta volvió a abrirse.
–Se que están ahí, mocosos del demonio –gruño el hombre, haciendo sonar el viejo piso de madera con el pie. –Salgan inmediatamente o los obligaré–
Sasuke se quedó en su sitio. Naruto también. Sintieron nuevamente pasos deslizarse por la habitación, pero mucho más sigilosos que antes. Sasuke se preguntó si pasaría el resto de su vida en un montón de ropa sucia, con la mano del rubio apretando su muñeca.
De pronto, sin que él lo esperara escucharon un grito, luego pasos apresurados que levantaron una nube de polvo. Ni siquiera sintieron el tintineo de la campana de la puerta, lo que les llamó la atención.
–Estoy seguro de que él fue quien gritó, tebbayo –Naruto le susurró. Sasuke asintió en la penumbra del lugar donde se encontraban. Esperaron unos minutos y al no sentir pasos, Sasuke decidió levantarse. El otro niño le siguió. Se sacudió el polvo lo mejor que pudo, haciendo una mueca de asco al ver su aspecto. Pero estaba vivo y no tendría que vivir en la ropa sucia.
–¿Qué lo habrá…? –Naruto comenzó a hablar, antes de abrir la boca de la impresión. Sasuke lo encontró tonto, pero antes de recordarle que no era cortés terminar una frase, recibió un jalon que le hizo voltearse.
Detrás de ellos, sigilosamente se encontraba…
La anciana más fea y tenebrosa que Sasuke había visto nunca.
–No deberían estar acá –Su voz ronca y susurrante le dio escalofríos. Todo en ella le gritaba que corriera; Su aspecto malévolo, su ropa andrajosa, sus verrugas en la nariz, sus arrugas que sólo acentuaban su expresión malvada. Parecía inmensa. Sus ojos, que desde la perspectiva de donde la miraban, parecían negros completamente…
Y esa sonrisa que parecía que quería torturarles…
Sasuke se paralizó, pero Naruto no. Y soltando el chillido más grande que le había escuchado en la vida, lo tomó del brazo y le instó a salir corriendo.
Sasuke no se opuso.
Chapter 34: Embarcación
Chapter Text
Corriendo como alma que lleva el diablo, sin fijarse en el camino y con el miedo pisándoles los talones, de alguna manera, en diez minutos llegaron a la orilla del río. Anduvieron junto a la valla de madera, rio abajo, esquivando personas y saltando posas de agua, basura y animales. Estaban tan asustados que no intercambiaron ninguna palabra hasta llegar a la desembocadura del rio, un lago donde de vez en cuando Sasuke y su familia hacían picnic los fines de semana. Ni siquiera se había percatado de lo cansado que estaba hasta que Naruto le soltó y comenzó a caminar lento, jadeando por la falta de aire. Sasuke también jadeó, desprovisto de cualquier tipo de pensamiento Uchiha.
No necesitaron caminar mucho para encontrar un sector de pasto donde Naruto se echó sin pensarlo demasiado. Sasuke optó por verse un poco más digno y sólo se sentó. Su corazón palpitaba fuerte y sus mejillas debían estar tan rojas como las de Naruto. Por su piel, quizá toda su cara estaba roja.
–Estoy… muerto –jadeó el rubio. Sasuke levantó la mirada hacia el lago, donde pequeñas embarcaciones zigzagueaban lejos de sus dueños, quienes se encontraban en una orilla cercana con mandos a control remoto. Siempre le había gustado el lago; a pesar de que solía llenarse de familias y niños tan alborotadores como Naruto, de alguna forma siempre le había hecho sentir tranquilidad. Como ver algún programa de TV que le gustaba. –Ese viejo… va a volver –
–Estaba asus… tado –jadeó en respuesta. Naruto movió la cabeza.
–Siempre se quej…a. Ojalá… –Se quedó callado. Sasuke alzó una ceja. ¿Ojalá que?
–¿Qué? –Naruto apunto con el dedo hacia el cielo.
–Esa nube tiene forma de dona –
¡Eso no tenía nada que ver con lo que hablaban!
Rezongando y lamentándose el estar tan sucio y sentado en el pasto sin una manta, Sasuke lo imitó y levantó la cabeza.
–Parece más un… ocho –
–¡Es porque no lo vez desde el piso, teme! –Sasuke no entendía como podía siquiera cambiar la forma de una nube si ponía la cabeza en el pasto, pero Naruto parecía creerlo sinceramente. Era como un niño en navidad esperando que santa entraba a tu casa en la noche por la chimenea. Y no podía, porque no tenían ninguna. Sus padres le dijeron que Santa era mágico y podía atravesar paredes con sus poderes. Era eso o hacía mágicamente crecer una chimenea en la sala para poder entrar.
–Estás ciego, ¿verdad? –replicó él. El niño bufó y le palmeó el asiento. Sasuke estaba cómodo, pero le hizo caso –vaya a saber él porqué– y se tendió a su lado. La nube parecía seguir siendo un ocho.
–Sigue siendo un ocho –
–¡Te falta imaginación teme! –Sasuke pensó que la imaginación no tenia nada que ver. No podías imaginar una dona en una nube cuando había un ocho, a menos que pensaras que eran dos donas unidas. Pero Naruto sólo dijo que había una, no dos. –Agh, olvídalo teme–rezongó, cruzándose de brazos.
–… Son dos donas, no una –dijo de pronto. Naruto le miró raro. Sasuke hizo una mueca. –Son dos, dobe–
–Es una que se partió en dos –le aseguró. Su respiración se volvió mucho más calmada y la de Naruto también, a diferencia de lo que era cuando llegaron. Y el viento había comenzado a correr, bajándole la temperatura del cuerpo y secando su sudor por el traqueteo anterior. El pasto no estaba mojado, por lo que era agradable estar echados en ese lugar. Y el miedo por fin se había alejado de él.
–Estás mintiendo, dobe. Mi mamá dijo que la nariz le crecía a la gente mentirosa –Naruto se agarró la nariz. Sasuke asintió solemnemente. Lejos de ellos, comenzaron a chillar cuando una embarcación hizo un movimiento que hizo que levantara agua, como las películas. Rodó sobre su posición y miró con curiosidad unos momentos, pero le pareció mortalmente aburrido –no es tan interesante –admitió en voz alta.
Naruto lo miró –No te estoy siguiendo, teme. ¿No te gusta mirar nubes? –Sasuke negó con la cabeza, palmeándole el hombro y apuntando hacia el lago. Naruto también rodo de su asiento –Ahhh los barcos ¿Por qué no? Kiba tiene uno y una vez me lo prestó ¡Es genial! –
–Pero si el barco se muere en la mitad del río ¿Cómo lo vas a salvar? –No tenía sentido; era como los autos a control remoto. Nunca le habían gustado y nunca le había encontrado sentido a manejar algo a distancia sin motivo alguno.
–Nadando ¿De que otra forma? –A Naruto se le olvidaba que tenían cinco. Sasuke con suerte podía aletear sin hundirse y solamente nadaba con flotador. Naruto no podía ser diferente a él ¿Verdad? Y tampoco eran como su papá, un adulto. O su hermano, que tenia ocho y ya podía cruzar una piscina sin problemas. Naruto miró el agua seriamente, como si estuviese tratando de leer libros de adultos –Bueno, yo no. Pero le pediría a un adulto que lo hiciera –
Eso tenía más sentido, pero seguía sin gustarle. Ni siquiera las competencias de embarcaciones en primavera habían llamado su atención alguna vez. Muchos niños gritando y corriendo alrededor del río, interrumpiendo su paz. Sasuke hizo una mueca.
–¿Por qué dijiste que el vecino volvería? –preguntó. Naruto hizo una mueca.
–Me gusta pensar más en barcos ¿Sabes? –respondió. Pero a Sasuke no, le llamaba más la atención eso. El vecino había salido con un palo persiguiéndolos. ¿Les habría hecho daño si lo encontraban? ¿Por qué Naruto había corrido de él con tanto miedo? Sasuke arrugó el entrecejo. –Ese viejo es un pesado –
–¿Cuántas ventanas le han roto? –
–¡Sólo una, dattebayo! ¡Y ni siquiera fue mi culpa! –gruñó. Sasuke asintió como si entendiera. Pero a él no lo había visto nunca además de jugando a la pelota y sus papás no parecían ser amigos de los de él para entender. Supuso que los papás de Naruto no debían estar muy felices si el vecino se quejaba constantemente de él. –Es porque no tengo papás. Por eso me acusa ¡Incluso me pegó con ese palo una vez! –replicó. Sasuke abrió la boca de la sorpresa, Naruto ni siquiera lo notó ¿¡Le había pegado?! –viejo rencoroso… –
Trató por unos minutos de imaginarse una vida sin sus papás, pero no pudo. Su mamá siempre había estado ahí para cortar sus vegetales y arroparlo en la noche. Y su papá le leía a veces o le acariciaba la cabeza si hacía algo bueno. ¿Cómo habría podido vivir sin eso Naruto? ¿Quién lo arropaba o le cortaba los vegetales? ¿Quién mandaba sus dibujos a Santa para recibir regalos? Y más importante. ¿Quién preparaba su tomate? Podía vivir siendo el único hijo de la casa, pero no sin sus papás.
Aunque Naruto había vivido toda una vida sin ellos.
–¿Por qué no tienes papás? –Naruto se encogió de hombros. Sasuke ladeó la cabeza.
–El viejo Sarutobi dijo que habían muerto –Parecía no importarle demasiado, pero antes de que Sasuke preguntara el por qué o quién era ese anciano, la gente cerca de ellos comenzó a gritar lo que les hizo voltearse hacia el lago. Uno de los barcos había chocado con otro y parecían haberse roto los dos. Observaron en silencio cómo los intentos de los chicos de adentrarse en el agua fueron detenidos por sus padres, quienes llegaron tan lejos para incluso jalar a uno de ellos de la oreja para llevarlo a la superficie.
Mientras tanto, los barcos se hundían lentamente frente a la puesta de sol.
–Te dije que los barcos no servían–
Chapter 35: Nudo
Chapter Text
Naruto lo dejó en su casa, y se despidió saludando con la mano hasta la vuelta de la calle; tuvieron cuidado de esquivar la casa del vecino, por precaución. No hubo más conversación en el camino que una seria discusión sobre las embarcaciones hundidas; Naruto no dejaba de afirmar lo divertido que era manejar un barco a control remoto, y Sasuke no dejaba de encontrarle utilidad cero. También comento que tendría más sentido para él si sirviera para transportar cartas, o llevar comida a las aves que habitaran una isla como en el país del agua. Ambos estuvieron de acuerdo, sin embargo, que el chico que chocó los dos barcos era un pésimo conductor.
Sasuke esperaba que, de adulto, no intentara tener un auto.
–¿Qué te pasó? –preguntó su madre a penas le vio. Hasta ese momento Sasuke ni siquiera fue consciente de su apariencia; la verdad es que, con la ropa y el cabello lleno de tierra y las piernas verdes no podía parecer otra cosa que andrajoso. Ella corrió hacia él y le tocó suavemente los brazos –¿Te hicieron algo? –
–Sólo… jugamos –dijo cuidadosamente. Le costó sostener la mirada ante su madre, pero Sasuke no era idiota… si le comentaba que habían roto el vidrio del vecino, habían terminado escondiéndose en el mercado y habían terminado mirando nubes en el lago no lo dejaría salir hasta que fuera adolescente. Y Naruto le había dicho… que bueno, que se veían otro día.
Y por tonto que pareciera, a Sasuke no le pareció mal juntarse con él.
–Está bien, no pareces herido –Dijo ella, aunque tenía una ceja alzada. Esa misma que usaba cuando Itachi comía afuera para no cenar bistec y no quería admitirlo. Sasuke valientemente fingió que no había notado su ceja alzada y dirigió su mirada hacia el pasillo –Pero deberás tomar un baño –
–Gracias mamá– dijo él, un poco aliviado. A Sasuke le encantaba estar limpio. Y no había otra forma mejor de terminar el día que tomando un buen baño de agua caliente, colocarse el pijama y leer en su habitación.
Por supuesto que se equivocó.
Le costó bastante sacarse lo verde de sus piernas –su piel estaba ligeramente irritada–
No se puso el pijama –era muy temprano –
No pudo ir a leer a su cuarto –su madre le puso a pelar guisantes y a preguntarle sobre su día–
Y tampoco pudo comer tomate –ella no quiso. O le estaba castigando, o le estaba torturando (ambas)–
Pero tampoco fue tan grave. Pudo soportarlo, porque se estaba portando bien en ese momento y se veía bien, entonces estaba siendo un buen Uchiha.
Claro, hasta que llegó su papá.
–Sasuke –dijo, en un tono de voz que no tenía nada que ver con lo usual. Era el mismo que usaban para regañar a Itachi cuando comía afuera por no querer bistec. Y ahora, dirigido a él. –El señor Tanaka afirma que necesita hablar conmigo sobre un vidrio roto y sobre tus juntas –detrás de él se encontraba el vecino, ‘desgraciado’ según Naruto, con una expresión que nada tenía que ver a la de la tarde, cuando trató de golpearlos a ellos. Y tampoco traía el palo. Actuaba tan diferente que le costó asociarlo con la misma persona que le había perseguido casi el sector comercial entero.
–Oh señora Uchiha, ¡Que alegría de verla! –dijo sonriendo, como si el mencionarle a su padre tal bomba no fuera nada. Sasuke arrugó el entrecejo inmediatamente, no queriendo aceptar que aquel nudo que comenzaba a formarse en la garganta era a causa de lo de hoy.
–Señor Tanaka –saludó ella, inclinando levemente la cabeza. Pero no sonrió. Su padre, tras una mirada dura condujo al vecino hacia su estudio y cerró la puerta. Su madre inmediatamente dirigió una mirada hacia él –¿De qué vidrio está hablando? –
–Kiba rompió su cristal –dijo él. Y era la verdad, el chico jugaba tan mal que en un intento por destacar había golpeado la pelota tan fuerte que eso había pasado. –Y salió persiguiéndonos con un palo –
–¡Un palo! –exclamó ella. Sasuke asintió. Y había corrido tanto hasta que olvidó que estaba sucio y se veía horrible. –Pero ¿Por qué no me dijiste antes? –Su madre se agachó y le estrechó en un abrazo. El estómago de Sasuke aflojó un poco. Hasta ese momento, no había notado que estaba así.
–Porque ibas a pensar que fui yo. Y yo se lanzar la pelota –bufó, pero correspondiéndole el abrazo. Porque era su mamá y siempre querría sus abrazos. Su madre acarició su cabeza antes de levantarse.
–Tranquilo, yo hablaré con tu padre –dijo ella, sonriéndole un poco. Y volviendo a la cocina, prendiendo la máquina para hacer el té. Sasuke se paseó sin darse cuenta, mirando ocasionalmente hacia el lugar donde se encontraba el estudio de su papá. No estaba tan curioso para ir a espiar –y eso era terrible– pero tampoco ¿Por qué se demoraría tanto? ¿De qué hablarían? ¿El vecino estaría hablando mal de él, tratándolo como un delincuente?
¿Qué iba a hacer su papá? ¿Castigarlo, quitándole sus libros, su espada de madera? ¿Y si lo echaba de la familia y lo obligaba a vivir como Naruto, sin padres? ¿Ya no podría abrazar a su mamá y ver a Itachi? ¿Tendría que irse a vivir con él y vivir de ramen? ¿Y que pasaba con el tomate?
Su estómago estaba apretado. Y su garganta también. A penas pudo tragar el te que su mamá le dio hasta que la puerta del estudio se abrió y ambas personas salieron. Sasuke dejó la tasa en la encimera antes de posar su mirada en ellos. Su padre seguía severo. El vecino… no estaba tan feliz como cuando entró.
Su madre no le ofreció el té, como haría con otras personas, pero tampoco hizo falta. El vecino le hizo una reverencia y se fue sin mirarlo a él, como si no existiera. Su padre…
–Sasuke, acompáñame –¿A dónde? ¿A su horca? ¿A buscar sus juguetes y sus cosas para echarle de casa?
–Fugaku… –murmuró su madre, dando un par de pasos hacia él, pero su papá negó con la cabeza.
–Sólo quiero hablar con él –intervino. Y luego le hizo un gesto para que le siguiera.
Sasuke tragó saliva. Y porque no era ni cobarde ni tampoco tenía otra opción le siguió.
El estudio de su papá no era diferente al resto de su casa. Fuera de una librería con carpetas y una planta que de seguro su madre colocó ahí, no le llamó la atención. Había marcos de fotos de todos ellos y un cuadro con el símbolo de su apellido en uno de los rincones. Un escritorio de madera y dos sillas. Papeles en el escritorio que a Sasuke no podían importarle menos… en ese momento.
–Siéntate –él dijo, señalando la silla al otro lado del escritorio. Sasuke, sintiéndose un poco tieso caminó hacia donde él apuntó en silencio. El estudio no era grande, pero en aquel momento parecía inmenso y él pequeño, muy pequeño. –Estuve hablando con el señor Tanaka… y él afirma que rompiste su vidrio. Y que fuera de pedir disculpas, saliste corriendo junto a lo que él llama ‘delincuentes juveniles’. ¿Es eso cierto? –
–N-no –Sasuke negó. Y tartamudeó un poco al decirlo. Su padre esperó en silencio, como si le diera un momento para decir sus últimas palabras. Sasuke suspiró –Kiba rompió su vidrio. Y él salió gritando con un palo –
–¿Y no se disculparon? –
–Ellos… Naruto dijo que corriéramos, que iba a golpearnos –si su padre estaba sorprendido por haber dicho eso, no lo demostró. Pero alzó una de sus cejas. –Y él nos siguió, todo el camino. Agitando el palo –
–¿No les alcanzó? ¿No te hizo daño? –él negó con la cabeza.
–Nos escondimos. Pero Naruto dijo… él dijo… –titubeó. No era un secreto, pero estaba hablando de la vida de alguien que podía ser su amigo. Aunque su padre no era de andar contando secretos, pensaba él. Tampoco hablaba mucho que digamos –…que le había pegado una vez –
–¿Naruto Uzumaki? –Él se encogió de hombros. No le había peguntado el apellido ni le interesaba demasiado saberlo. Tampoco había habido tiempo, la verdad. Su papá se puso la mano en la boca, como si estuviera pensando en algo –Sasuke… deberías mantenerte alejado de ese niño –
–¿Por qué? Naruto no rompió el vidro. Fue Kiba –Murmuró. No era nada justo. Su padre parecía querer decir algo más, pero se contuvo a último momento. Asintió al final.
–Está bien, lo dejaré pasar por este momento. Hablaré con los Inuzuka para que se hagan cargo del vidrio roto. Pero Sasuke… deberías tener más cuidado. No olvides cual es tu apellido y a que familia perteneces –murmuró, antes de hacerle otro gesto que Sasuke entendió perfectamente. Y como alma que lleva el diablo, abandonó ese lugar.
Hasta que volvió a la cocina donde su mamá había comenzado a preparar galletas no se había percatado que el nudo de su garganta se había aflojado y que su estómago se había soltado. Y como su padre no habló ni de castigo ni de irse de la casa, Sasuke pudo darse por salvado.
Días más tarde, por Naruto quien pasó ociosamente por su casa con dos algodones de azúcar le comentó que el vecino fue obligado a disculparse y a darle comida durante un año entero, por lo que tenía mucho más ramen para compartir. Sasuke lo molestó por su mala alimentación, pero le recibió el algodón de azúcar que le regaló, prometiéndole galletas una próxima vez. Se sintió contento por tener a alguien a quien llamar amigo y por no ser castigado.
Aunque Kiba Inuzuka no pudo decir lo mismo.
Chapter 36: Cuervo
Chapter Text
A veces su madre iba a visitar a sus viejas tías, y como esa casa definitivamente no era para niños, solía dejarlo con Itachi. Su hermano era simpático de vez en cuando, sabía cocinar y lo dejaba ver el canal que él quisiera con tal de no decirle a mamá que no seguían la rutina que ella quería –que era básicamente, hacer tareas y leer un rato–. Tampoco se quejaba mucho de quedarse con él, lo que hacía que a Sasuke le agradara. Un poco. Cuando no lo molestaba ni era un pesado. Pero como no invitó a ningún amigo –Ni Sasuke, que nunca traía a nadie – pudieron disfrutar de una tarde más o menos decente.
Más o menos.
–¿Qué haces? –dijo él, cuando vio a Itachi entrar al estudio de su papá y traer un gran libro. El chico no le respondió hasta que lo dejó en la mesa del comedor y soltó un gran suspiro.
–Deberes –
Cuando su papá no estaba, solían usar la mesa del comedor para hacer tareas o manualidades, siempre que colocaran el mantel de manualidades. Sasuke había tenido el cuidado de hacerlo, por si acaso se le antojaba dibujar. No era bueno, pero habían quedado de dibujar algo con los otros niños mañana y por supuesto no quería pasar por mal dibujante.
Cuando volvió con sus cuadernos y lápices notó que su hermano tenía abierto el libro en donde mostraba un pájaro negro posado en una rama. Era una lámina a color, por lo que podías ver que era realmente negro. –¿Es un cuervo? –preguntó él, Itachi asintió. Estaba rellenando un cuaderno con lo que leía en el libro, con palabras que Sasuke no entendía del todo. Suspiró. Aun no era lo bastante inteligente para usar libros grandes como su hermano. O entender kanjis complicados –¿Y que debes hacer? –
–Escribir sobre mi animal favorito –musitó él. Y luego lo miró con curiosidad, moviéndose el cabello hacia atrás. A su papá no le gustaba que Itachi lo llevara largo, pero Sasuke sabía que en esas cosas era su mamá la que mandaba. Y tampoco era como si le gustara mucho la escuela, pero tampoco lo cambiaban– ¿No pensabas dibujar? –
–Si –Sasuke asintió. Pero ahora le parecía mucho más interesante ver lo que él hacía. –¿Por qué te gustan los cuervos? –No pensaba que le gustaran tanto como para mostrarlo en una clase. Que él supiera, Itachi no tenía imágenes de cuervos en su cuarto –quizá una, pero era un cartel normal–. En su ropa sí, pero también usaba pumas y gatos. Siempre lo pensó como alguien más de gatos que otro animal. Sasuke no era tan grande para entender los gustos de los demás, todavía.
–Porque son bonitos –respondió su hermano, encogiéndose de hombros. Deslizó los dedos índice y medio por la fotografía, como si les tuviera cariño. ¿Quizá cuidaba cuervos cuando nadie lo veía, como si fuesen animales callejeros y no le había dicho a él? –¿No te parecen hermosas esas plumas brillantes? –
Sasuke vaciló. No era un pájaro feo, si era honesto. Y sus plumas si eran bonitas –Pero ¿No traen mala suerte? –Preguntó. Su papá lo había mencionado una vez, cuando volviendo a la casa habían visto un cuervo parado en el árbol del patio. No lo habían alejado, ni le habían lastimado, pero él le había dicho a Sasuke que mantuviera la distancia.
–Claro que no, son solo aves –respondió Itachi, inmediatamente. Ya no estaba tan sonriente como hacía unos minutos –¿Qué culpa tienen ellas que gente vieja e ignorante decidiera echarles la culpa porque las cosas no les salen bien? –
–¿Qué es ignorante? –preguntó él. Porque esa palabra no la conocía. Su hermano se removió en el asiento y se tomó unos segundos para pensar algo antes de responderle.
–Es gente que habla sobre alguna cosa, pero no tiene idea de lo que dice –
Sasuke asintió, arrugando el entrecejo. Pero la persona quien había dicho eso era su padre. ¿Entonces no lo sabía todo, como Sasuke había pensado siempre? ¿Les estaba mintiendo?
–Pe-pero –titubeó, inseguro si debía o no decirle a su hermano. Pero él le alentó a hablar –Pero papá fue quien dijo eso… –
Itachi le sonrió con indulgencia, antes de alborotarle el cabello. Sasuke arrugó la nariz, inmediatamente arreglándose el peinado. ¡Cómo odiaba que hiciera eso!
–Estás muy pequeño como para entenderlo, Sasuke –masculló, golpeándole la frente suavemente. Sasuke le gruñó ante el gesto.
–¡Soy mucho más alto que ayer! –Itachi rio un poco, pero no dijo nada más. A Sasuke le dio la impresión de que sabía algo que no pensaba compartir con él y tampoco insistió. Sabía que si su hermano sabía un secreto no había forma de que se lo contara, si no quería.
Lo que duró la visita de su mamá, Sasuke hizo tres dibujos imitando al cuervo del libro de Itachi y su hermano terminó su tarea, que mostró a sus amigos al otro día. Sasuke nunca comento esa conversación con nadie, ni las que vinieron después.
Pero definitivamente, Itachi sabía algo sobre su papá que él no.
Y Sasuke, quería saber que era.
Chapter 37: Predicción
Chapter Text
–Estoy seguro de que estaba por aquí –dijo Naruto.
Aprovecharon que a Kiba lo habían liberado del castigo, y que la Mamá de Sasuke había salido y lo había dejado a cargo de Itachi para volver a aquella tienda horrorosa. Sasuke no tenía ni un poco de ganas, pero el resto de los niños si y, lamentablemente, estaba en plan de hacer amigos…
–Creo que era hacia la derecha, en esa esquina –
Sasuke aún estaba un poco reticente, pero termino por aceptar la situación, apuntando donde habían corrido aquella vez. Naruto lo pensó un poco y confirmó, dándole una gran sonrisa.
–¡Tienes toda la razón, tebayo! Cuando ese viejo nos perseguía fuimos por allá para escondernos…–
–¿Qué clase de aventura tuvieron? ¿No te lo estás inventando? –Dijo Kiba, mirándolos con sospecha.
El niño no parecía creerles mucho, pero Sasuke pensó que también podía tener relación a que su mamá le impuso un severo castigo por romper el vidrio del viejo Tanaka. Era por eso que Akamaru, su perro, no los acompañaba. ¿Quizá les guardaba algo de rencor? A Sasuke no le importaba demasiado –¿Qué iba a hacer, quitarle sus dulces? –pero contrario a lo que él pensaba, Naruto resopló, no tomándose nada bien su poca motivación.
–¡Ya te lo dije Kiba! El viejo Tanaka nos persiguió con un palo por casi toda la ciudad ¿Cómo podríamos inventarnos eso tebayoo? –
–Cerca hay un local de dulces. ¿Por qué no vamos ahí después? –Sugirió Choji, más interesado en las tiendas y en los snack que comía que en la aventura que estaban teniendo. Shikamaru se limitó a bostezar y a asentir, menos interesado que todos ellos. Sasuke vio a Naruto rezongar, enojado por no obtener la atención que quería. Él suspiró, sintiendo un poco de pena por él.
–Por ahí –anunció, tratando de al menos intentar sonar emocionado. Falló, pero pareció ser suficiente para que Naruto dejara de mirarlos feo.
No era un día tan concurrido como cuando les sucedió aquello, pero si tuvieron que sortear personas con bolsas de compra que amenazaban con volarles la cabeza antes de llegar a la parte antigua del distrito comercial. Cuando las tiendas que conocían las dejaron atrás y comenzaron a aparecer cosas viejas, supieron que estaban en buen camino. Sólo necesitaron deambular un poco antes de encontrar una de las dos mueblerías que estaban antes de su destino y poder llegar finalmente.
Kiba arrugó la nariz.
–Huele a viejo –anunció –A polvo y moho –
Sasuke ni siquiera se sorprendió. Aún tenia en sus pensamientos esa vez que tuvo que esconderse bajo toneladas de ropa que lograron que el niño tuviera que tomar más de un baño ese día. Tembló un poco de sólo acordarse. ¡Y su ropa! Su mamá no le pidió que le explicara donde había estado, pero Sasuke si había notado que miraba su ropa con más atención que antes.
Y quizá hoy volviera igual de sucio que esa vez.
No estaba vestido de blanco, como el polerón que estaba usando Kiba o la camiseta de Naruto, pero el negro igual dejaba de ser negro con polvo encima. Lo bueno es que como Itachi estaba a cargo, él tendría que explicarle a su mamá y no sería su culpa.
–¡Vamos, dattebayo! –
–Espera –
Shikamaru detuvo su mano justo antes de que Naruto abriera la puerta. Señaló con la otra mano hacia donde había una campanilla. Sasuke se sintió tonto por ni siquiera considerarlo.
–Va a sonar si lo abres rápidamente, idiota –
–¿Y si miramos el escaparate primero? –
Sugirió Sasuke. Si iban a ver que había en aquel lugar debían ser cuidadosos. Los niños asintieron y uno a uno se deslizaron debajo del escaparate, haciendo una fila. Shikamaru contó hasta tres con sus manos y ellos se levantaron inmediatamente.
No había nadie. Sólo el local, con el mismo aspecto de olvidado de cuando entraron.
–Entremos –
Abrieron la puerta suavemente y tuvieron cuidado de deslizarse sin tocar la campanilla. Al menos él, Choji y Shikamaru. Naruto se golpeó la cabeza contra la puerta por intentar jugar a los espías y a Kiba ni siquiera le importó tener cuidado. ¿Porqué no sonó? Supusieron que la antigüedad del lugar.
–Ni siquiera me acuerdo si esa vez sonó la campanilla –
Le susurró Naruto, acercándose y jalándose del brazo. Él, acostumbrado a la efusividad del niño se limitó a encogerse de hombros. Tampoco se acordaba, producto del susto y de la vergüenza por la mano de Naruto tomando la suya. Y ¿Cómo iba a recordar más que el susto de que Tanaka-san los golpeara?
No había cambiado mucho de la última vez que habían ido a ese lugar. Los montones de tela seguían llenos de polvo y los objetos que estaban repartidos en el local no habían cambiado de posición. Sasuke recordaba vagamente que, en la urgencia por huir, habían pateado bastante tela y una mesa con retazos que estaba como si Sasuke nunca hubiese hecho nada. Supuso que si se esforzaba encontraría el montón de tela donde se escondieron aquella vez.
–¿Y qué hacemos…? –
Alcanzó a preguntar Kiba, rodeando las telas aún con polvo, mirando hacia todos lados y empujando un poco las mesas. Habían avanzado, toqueteando muebles y telas que sólo le hicieron recordar esa fea experiencia hasta que la puerta de la entrada se había abierto y cerrado de un portazo, sobresaltándolos a todos.
–Les gusta mi local, al parecer –
Escucharon de pronto, provocándoles un sobresalto aún mayor. Todos los niños, sin excepción, voltearon sus miradas hacia la mesa de atención donde hacía unos segundos no había nada. Sasuke tomó la mano de Naruto ahora, sin vergüenza alguna.
La vieja. Había aparecido sin que se dieran cuenta. ¿Y quien había azotado la puerta, entonces?
Tenía una baraja de cartas en la mano y la revolvía ociosa, como si se tratase del maso de cartas de carioca de una de las abuelas de Sasuke. Los examinaba como si fueran un experimento. Como los científicos locos de la televisión. Kiba Inuzuka chilló y corrió hacia la puerta.
–¡N-no la puedo abrir! –
–Por supuesto que no, mocoso–
La señora se reía. Tenía una voz y una risa que le recordaba a las brujas de cuentos de hadas. Los brazos de Sasuke se pusieron como piel de gallina de sólo acordarse. Naruto apretó su mano aún más. La vieja comenzó a revolver las cartas de su mano, despreocupada.
–Esta es mi tienda y ustedes han entrado sin ser clientes. Ahora se aguantan –
–¿Nos va a comer? –
Preguntó Choji. Ella hizo una carcajada mucho más grande que la anterior. Kiba seguía intentando mover la puerta y Shikamaru se había deslizado discretamente hacia él, con algo en la mano. Ellos dos, que eran los que más cerca de ella estaban, no se habían movido ni un milímetro.
–Quizá, dependiendo que digan las cartas –
Ella sonrió, y Sasuke deseó que no lo hubiera hecho. Faltaban dientes en su boca y tenían un color amarillo que ni las tías de su mamá lo tenían.
–Tendrán una vida llena de cambios y sobresaltos, al menos la primera parte de ella –
Los miro a ellos dos, y él sintió como si un hielo se deslizaba por su espalda. Sus ojos eran corrientes, no muy diferentes a los de su mamá o sus vecinos, pero había una intensidad… que lo asustaba. Tan simple como eso. Como si viera más allá de Sasuke. Como si supiera realmente de cómo sería su vida y simplemente no quería decirle nada.
–Pero si siguen su instinto, deberían estar bien mocosos. Aunque la vida no siempre va a resultar como quieres –
¿Cómo de qué? ¿Y porqué lo miraba a él?
–No entiendo –admitió Naruto. Ella le sonrió.
–Claro que no. Eres un niño –
–¡Soy grande, tebayoo! ¡He crecido bastante este año! –
Ella se rio otra vez y volvió a revolver las cartas. Más rápido que al comienzo sacó tres más, justo al mismo tiempo que Shikamaru intentaba romper la puerta con una lámpara de latón. El movimiento sólo provocó que el chico terminara en el piso, con la lámpara rota y la puerta sin un rasguño. Kiba y Choji chillaron.
–Te recomiendo que no hagas planes, porque nada de lo que hagas va a salir como lo planeaste –
–Que molestia –
Respondió Shikamaru, gruñendo y levantándose, como si no la hubiese escuchado. El chico se sacó el polvo tranquilamente. Sasuke se preguntó cómo podía permanecer tranquilo. Él estaba internamente en histeria. Naruto parecía aun indignado por llamarlo un niño. Ella sacó tres cartas más.
–Oh, que sorpresa, tu tienes la misma predicción –
Choji sólo hizo un gritito. Y se acercó más a Shikamaru, apretando la bolsa de snacks y posiblemente volviéndolos pedacitos. Su mano comenzaba a picar, pero no quiso soltar la de Naruto. Y el rubio lo tenía tan agarrado, que tampoco veía cómo hacerlo.
–Ahora bien… tu vida va a ser mucho más entretenida. Si estás dispuesto a dejar de lado tu estupidez, niño –
Kiba arrugó la nariz. De pronto, los adornos del techo comenzaron a temblar y los hizo saltar. El polvo en la lámpara de techo se cayó encima de ellos, haciéndolos estornudar. Las mesas, de pronto, comenzaron a moverse, como si quisieran encerrarlos. Naruto tiró su mano y lo jaló hacia la entrada, chillando sinceramente. Hasta ese momento, Sasuke no sabía por qué no había gritado.
–Ahora ¡Fuera de mi tienda! –
No necesitó decir más para que todos ellos corrieran hacia la puerta. Shikamaru, el más inteligente de ellos por decidir permanecer aparte, la abrió con sorprendente agilidad y todos salieron a trompicones de ahí. Ni siquiera se molestaron en cerrar la puerta, sobre todo después de escuchar una risa maniaca que ninguno pudo sacarse de la cabeza en largo tiempo.
Naruto no soltó su mano hasta que salieron del distrito comercial, y nadie mencionó nada al respecto.
Sasuke y sus amigos sacaron aquella aventura de sus cabezas demasiado rápido. Pero si no lo hubiesen hecho, quizá, lo que vino después no les hubiese tomado con tanta sorpresa ni hubiese sido tan doloroso.
Chapter 38: Admiradora
Chapter Text
A veces las niñas de su clase comenzaban a fantasear de cosas que Sasuke no lograba entender.
Por su hermano y su mamá sabía un poco sobre cómo funcionaba el mundo; Había Alfas, Omegas y Betas. No era ninguno más importante que el otro por su segundo sexo, según su mamá, pero su papá alguna vez había dicho que los Alfas eran los mejores.
Así que él quería ser uno.
Ninguno de ellos sabría que sería hasta ser mayores, por lo que decir que seria un alfa ahora sería mentir –aunque le gustaba pensar en si mismo como uno–. Sabía que era un chico y cuáles eran las niñas. Y que no le gustaban nada. Pero como los adultos, no podía identificar el olor de ninguno. Y parecía que los adultos tampoco sabían cuál era su aroma, porque los niños no tenían ningún olor en especial.
–¿A que hueles tú mamá? –
Había preguntado una vez Sasuke a ella. Su mamá había reído y le había explicado más o menos que el olor de una persona era complejo –Palabra que añadió a su vocabulario –. Su mamá olía a frambuesa, pero también a café en la mañana. Sasuke quería oler a tomate, porque era su fruta-verdura favorita. Era lo mejor del mundo. Y se preguntaba si Naruto olería a ramen cuando fuera un adulto.
Pero las niñas…
–¡Seré la omega de Sasuke-kun! –
Escuchó a lo lejos. Sasuke rodó los ojos y decidió seguir leyendo el libro que se había traído de casa e intentar hacer como si no hubiese escuchado. El libro de fantasía y magia que lo llevaba metido hace bastante tiempo. Sasuke le había dicho a Naruto que se lo prestaría y le enseñaría las palabras difíciles si quería saber de qué iba la trama. Por supuesto que el niño se lo tomó a medio mal y pensó que Sasuke lo estaba tratando de tonto. Pero como ya llevaban meses en una amistad, el rubio había cedido. Porque Sasuke le había prometido ramen si lo terminaba completo.
Suspiró. Los sacrificios que tenía uno que hacer para formar un amigo mínimamente inteligente.
Fuera de su entorno y más cerca de la puerta que de la esquina donde Sasuke se encontraba, las niñas reían y se apuntaban a sí mismas y a sus vestidos de coctel.
–¡No, tienes mucha frente para ser su omega! ¡Yo soy más linda y seré su omega! –
–¡Mentira, eres muy fea Inoo! –
¿Por qué sus padres lo habían traído a esa reunión? Ah sí, porque Itachi había ido a quedarse a la casa de un amigo y nadie había podido quedarse con él. Su mamá no siempre acompañaba a su papá a cosas de la alcaldía, pero hoy había sido el día. No solía venir, porque no le agradaban los niños que venían por esa misma razón. Las niñas lo miraban como si fuese un dulce y los niños sólo corrían de un lado hacia el otro. Shikamaru no había venido esta vez al parecer, entonces no tenía con quien conversar. Y ni pensar en Naruto, porque no tenía papás. Los adultos solían dejarlos en una habitación-guardería, que solía ser vigilado por un grupo de mujeres que ocasionalmente le dejaban dulces.
Aburrido.
Si hubiese sido más grande, habría ido a su casa como siempre había querido. Habría sido infinitamente más divertido enojarse con las ocurrencias de Naruto, que con las tonterías de ellas.
–¡Frentona!¡Frentona y fea! –
–¡AGH! ¡Ino-cerda! –
Se habían tirado el cabello la una a la otra, por lo que Sasuke procuró no prestarles real atención y tratar de volver a lo suyo. Tampoco era como si hubiese podido hacer algo para separarlas –Ni quería terminar sin cabello–. ¿Por qué, de todas maneras, pensaban tanto en ser su omega?
–Sasuke-kun ¡Diles algo, se están peleando! –
Sasuke levantó la mirada, mirando con molestia a la niña que lo interrumpió. Las mejillas de ella se pusieron levemente rosa –¿Por qué? –cuando le miró. Se removió en su puesto, insegura de decirle algo, hasta escuchar un grito a sus espaldas que aparentemente le hizo cambiar de opinión.
–¡Se supone que eres un alfa! –
No, Sasuke era un niño. Un niño grande e inteligente, que sabía muchas palabras difíciles, pero seguía siendo un niño. Pero como era Sasuke y se sintió francamente halagado de ser considerado un alfa como su papá, que fingió la mirada más enojada que tenía en su repertorio, antes de alzar la voz más de lo que estaba acostumbrado.
–No me gustan las mujeres que pelean. Es desagradable –
Increíblemente para él, más que para el resto, las niñas se detuvieron. Y colocaron una cara tan lastimera que a Sasuke le recordó a Naruto cuando le dijo que cuando fuera grande, no le cocinaría Ramen casero por no comer otra cosa. La única diferencia era que poco y nada de pena le daba –tampoco Naruto, pero era mucho más divertido que ellas–.
–P-pero…–
Sasuke volvió a leer. Y pudo disfrutar de una hora entera de aventuras mágicas, escobas voladoras y hechizos hasta que alguien carraspeó. Y, lamentablemente, todas las niñas que estaban en la otra punta ahora lo rodeaban.
Sasuke no encontró ni una salida para retirarse.
–Esto… Sasuke-kun –
Era la chica pelirrosa, la que había tratado de cerda a la otra niña. Tenía un vestido rojo y unos zapatos a juego, que le recordó un poco a las frutillas. O a un dibujo de un camarón rojo-rosado que había visto en un libro para niños más pequeños que él. La otra niña, Ino, estaba detrás, con los brazos cruzados. Ambas tenían suciedad en las mejillas y estaban despeinadas. Habían intentado recomponer sus peinados, pero no les había resultado. Sasuke esperó que ella hablara.
–¿Qué lees? –
Sasuke alzó el libro y le mostró la portada, en silencio. Ella hizo una risita como si él hubiese dicho algo gracioso. Sasuke frunció el entrecejo.
–Soy Sakura –
–Sasuke Uchiha –respondió él, volviendo a colocar el libro en sus piernas para seguir leyendo. Ella se acercó y toco su mano con las suyas. El niño quitó la mano automáticamente, alzando una ceja. Se sintió un poco culpable al ver su rostro herido ante su gesto, pero se consoló recordándose que ella le había tocado sin que él lo quisiera. –¿Qué sucede? –
–¿No quieres jugar con nosotras? –
¿Jugar a qué, a tironearse el cabello y rodar por el piso?
–Estoy cómodo leyendo. Gracias –
Trató de no sonar duro. De verdad. Su madre le había dicho que debía ser amable y cortés con las niñas, porque eran sensibles. Pero ser amable y cortés no era lo suyo. Y las niñas no le gustaban ni un poco. Ella, sin escuchar realmente lo que él decía se sentó a su lado. Demasiado cerca para su gusto.
–¿No puedes leer en voz alta, Sasuke-kun? –
–Pero no sabes de que trata el libro –Replicó. Porque era la verdad Ella hizo un mohín y le tironeó la manga, insistente.
–Pero Sasuke-kun… –
–Frentona, él no quiere estar contigo. Porque eres fea –Intervino la otra chica, sacándole la lengua. Sakura se cruzó de brazos y soltó un gruñido, dejando su camiseta en paz.
–¡Cállate, Ino-cerda! ¡Sasuke será mi alfa y seremos felices! –Gritó en respuesta. ¿Cómo podía ser su alfa, si ni siquiera se conocían? Él se casaría con una chica que se pareciera a su mami, cuando fuera grande. O por lo menos, una chica que a su mamá le agradara y que pudieran conversar de lo que sea que las mujeres hablaran. Suponía él que de lo mismo que él hablaba con Naruto.
Alrededor de él, hubo murmullos de inconformidad.
Sasuke quiso volver a leer, pero el ruido era molesto. Ellas eran molestas. Él había estado tan tranquilo… ¿Por qué venir a su lado e interrumpirlo? Decidió levantarse y buscar otro rincón, alejado de esas niñas y sus discusiones sin sentido.
Y ya casi se había ido cuando escuchó un grito.
–¿¡Vas a ser mi alfa y seremos felices, verdad Sasuke kun!? –
Sasuke suspiró, dándole la espalda.
–Si así me dejas leer tranquilo… –
No escuchó respuesta alguna, tampoco le importó averiguarla. Se sentó y el resto del tiempo que estuvo ahí, afortunadamente pudo leer tranquilamente y sin interrupciones. Sabía que no recordaría aquella reunión después de quejarse de ella con su hermano y Naruto, porque no había habido nada que le interesaba.
El problema era, que ella si la recordaría.
Chapter 39: Mirar
Notes:
Hola que tal, soy la chica de las poesías :).
Este es el penúltimo capítulo de Sasuke pequeño por el momento, cerrando el arco. Volveremos al Sasuke adolescente hormonado.
Chapter Text
Cuando su padre decidía hacer reuniones de trabajo, su madre solía llevarlos a él y a Itachi al patio de atrás, a jugar –Cuando Itachi no tenía que ir, claro–. A Sasuke, fuera del interés por el trabajo de su padre natural por su edad y su curiosidad, no le importaban las visitas que traían.
A veces era gente que conocían –como primos o tíos –que se quedaban a cenar o por lo menos saludaban, a veces eran personas del trabajo de su papá con historias divertidas.
Otras veces… eran como el señor Tanaka. Vecinos o familiares que Sasuke simplemente fingía que no existían. Y ellos hacían lo mismo con él.
Algunos días, su papá invitaba a Itachi a las reuniones y Sasuke se veía replegado a su habitación, donde podía leer o ver la televisión. Su hermano nunca había hablado de eso, aunque él insistiera, pero siempre iba directo a verle después de que terminaban. Al parecer, sólo iba a prestar oído lo cual era mortalmente aburrido, en su opinión. Como ir a ceremonias religiosas o a discursos.
–¿Por qué no te gustan? –
Sasuke entendía si no le gustaba la gente que le ignoraba ni le saludaban. A él tampoco le gustaban, pero a Itachi siempre lo saludaban con cortesía.
–No entiendo por qué quieres saber de ellos –dijo su hermano. Ese día, estaban en el jardín comiendo mochi y mirando los pájaros –No son personas simpáticas –
Eso era verdad. Pero aún tenía curiosidad –Pero mamá también está–
Su hermano negó con la cabeza. Sasuke ya se había rendido en preguntar detalles, pero tampoco entendía que hacía su mami ahí. Hasta donde Sasuke sabía, su mamá no trabajaba con su papá.
–Mamá está obligada porque es la compañera de papá –
–Pero que esté obligada no significa que no le gusten –
Itachi sonrió un poco y le golpeó la frente amistosamente con dos de sus dedos. Sasuke chilló y se llevó las manos a la cabeza. ¿Cómo un movimiento tan simple puede ser tan doloroso?
–No crezcas tan rápido –
–¡Algún día seré tan fuerte como tú! ¡Y te ganaré hermano! –
Su hermano volvió a sonreír. Y volvió a alborotar su cabello. Sasuke comió dos mochis más después de acomodar su pelo, aburrido de no poder entrar en casa. Bueno, técnicamente podían entrar si querían... El problema era que no podía poner un pie cerca de la oficina de su papá sin que su madre se enterase. ¿Cómo lo hacía...?
–¿De verdad no me contarás nada? –Insistió.
–¿Sobre qué? –Respondió él, esquivo como siempre.
Sasuke se tomó unos segundos para decidir que preguntar. Tenía millones de preguntas, pero Itachi sólo respondería un par antes de desviar el tema, supuso.
–¿Por qué se reúnen en la oficina de papá? ¿Por qué no en otro lugar? –
Itachi lo meditó también. No vio censura en su rostro o ganas de esconderle algo. Cuando lo hacía, su cara se ponía seria y no colocaba ninguna expresión. Sasuke sabía que no servía de nada preguntarle cuando estaba en modo esquivo. Su hermano tenía una forma muy especial de guardar secretos.
–Porque acá tienen privacidad –
¿Qué era privacidad? Sasuke pensó en las palabras que conocía, no recordando la definición de esa en su conocimiento de palabras raras. Se lamentó haberse dejado el diccionario en su habitación. Su hermano, aparentemente notando que él no recordaba o no sabía, se apiado de él.
–Significa que no quieren que nadie más sepa lo que hacen. Nadie fuera de esta casa –
–¿Por qué quieren guardar un secreto? –
–Porque lo que hacen no es bueno–
Sasuke lo miro con sorpresa. ¿Por qué decía eso? Su hermano nunca había mencionado algo sobre las reuniones hasta ahora. Y menos que eran algo malo. El niño dudó. Pero él estaba seguro de que su papá no era malo. Él trabajaba para la ciudad, eso decía su mamá. Los mantenía seguros de los malos. Sasuke no entendía nada.
–Pero papá… –
–Vamos a jugar–
Itachi se levantó y tomó las espadas de madera, instándolo a jugar con él. Sasuke, seducido por la oferta de jugar –y la posibilidad de ganarle– a su hermano, se levantó también y tomó la espada que su hermano le ofrecía. Iba a ganarle algún día, como que su nombre era Sasuke.
Cuarenta minutos pasaron y el niño decidió ir al baño. Su madre sólo les había ido a ver una vez y les había repetido que se quedarán ahí. Bastó una mirada de su hermano para que Sasuke entendiera que lo que Itachi había dicho era secreto. Y Sasuke no era soplón, por muchas preguntas que tuviera.
El problema era que la oficina de su papá quedaba cerca. Y la curiosidad de Sasuke por las palabras de Itachi era tan grande... Que se encontró caminando a hurtadillas de vuelta, convenientemente deteniéndose en la oficina de su papá.
La puerta estaba entreabierta y el niño no pudo evitar mirar, aunque no pudo observar nada más que espaldas, personas paseándose y la pizarra de su papá llena con fotografías e hilo rojo atado. Sabía que si era descubierto tendría graves problemas, por lo que optó por quedarse en la entrada y tratar de enfocar su vista. Sólo sabía que eran fotografías por la forma que tenían, pero ¿Qué tan importante era como para mantenerlos alejados? ¿Sería de verdad algo malo, como decía Itachi? ¿Su papá era una mala persona…?
No podía ver nada más que imágenes difuminadas, lo que le hizo suspirar en frustración. Y aquello habría quedado en nada, si no es que un carraspeo a sus espaldas lo hubiese puesto en un verdadero problema.
–Eres demasiado pequeño para estar aquí –
Chapter 40: Amenaza
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
No era nadie que él conociera, o hubiese visto antes.
Tenía el cabello largo hasta la cintura, y parecía ser más joven que su papá, pero al mismo tiempo no. Aunque tenía menos arrugas de su papá, había algo en su mirada que le hizo pensar que era más viejo, mucho más. Su postura no era amenazante, pero ser descubierto de esa manera igual le asustó.
–Y-yo sólo pasaba…–
No uso su tono de voz usual, ni siquiera sabía que podía tartamudear frente a alguien que no fuera su papá cuando estaba en problemas. El hombre frente a él le sonrió.
–Ya veo… ¿Y la puerta abierta fue sólo coincidencia y no fruto de tu curiosidad? –
Sasuke no supo cómo responder a eso ¿El fruto de quien? Pero negó con la cabeza.
–Yo volvía al jardín con mi hermano. –
El hombre lo miró con sospecha. El niño dirigió su atención hacia el otro lado de la puerta, donde aún no se percataban de su existencia. Concluyó que eso era bueno. Podía huir y pretender que nada había pasado.
–No puedo dejarte ir. Escuchaste demasiado –
¿Cómo supo que intentaba huir? Él se acercó a Sasuke y lo miró hacia abajo, como los malos de las películas que veía Itachi cuando sus papás no estaban. ¿Qué iba a hacerle? ¿Y si su papá era realmente malo, entonces el hombre era el que les cerraba la boca a los traidores? ¿Lo tiraría a la basura como en la televisión?
Optó por la solución más sana; hacerle caso a Itachi y volver al jardín, por lo que el niño se dio media vuelta en silencio y comenzó a caminar hacia el patio.
No avanzó mucho.
–Oh no, no, no Sasuke. Huir no te servirá –
El hombre avanzó y lo levantó de las axilas, algo que le sorprendió. No tanto, como el hecho de que supiera como se llamaba. ¿No se suponía que los malos no decían sus nombres y usaban un código? El niño dejó escapar un chillido involuntario, moviendo sus pies para intentar bajar. En otra circunstancia habría estado avergonzado de su arrebato, pero no era el momento para ese tipo de sentimientos.
–¡P-pero no he hecho nada! –
Sasuke pataleaba, al hombre se le escapo una carcajada. Lo tenia agarrado tan firme que, aunque se retorcía, no podía deshacerse del agarre y bajar como quería.
–Sasuke –
Escuchó de pronto. Sasuke dejó de moverse y enfocó su vista hacia el final del pasillo. Su hermano se acercó a paso rápido.
–¡Hermano! –
–Oh, es el pequeño Itachi –
Su hermano se acercó y lo tomó en brazos. Sorpresivamente el adulto no se opuso. Sasuke se aferró al cuello de su hermano como si fuese una tabla salvavidas.
–Tío abuelo Madara –
Le saludo. La voz de su hermano era seria, hasta aburrida. Ahora ¿tío abuelo? ¿Tenían un tío abuelo? Sasuke se volteo para ver al hombre. Madara, como Itachi le había llamado, chasqueó la lengua.
–Tan aburrido como siempre –
Itachi no reaccionó. O a Sasuke le hubiese parecido eso, si no hubiese sido porque apretó su ropa.
–Vine a buscar a Sasuke. Si nos disculpas…–
El hombre dio otro paso adelante.
–Sasuke vio la sala. Ya es momento de explicarle la situación familiar… –
–Eso no es nuestro asunto. Es de los adultos –Él le interrumpió.
Itachi le ayudó a bajar y le tomó de la mano. Su cara seguía siendo seria. El niño reparó en que adentro seguían ignorándolos. Tampoco gritaban como para llamar la atención de más gente, asi que podían volver sin problema.
Claro, si el hombre frente a ellos los dejaba.
–Por supuesto que no. Todos tenemos que colaborar. ¿O crees que no se de las juntas de tu hermanito? –
–¿Cuáles juntas? –
Preguntó él, atrayendo su atención sin poder evitarlo. Sasuke no supo si debía, porque la cara de Itachi era seria hacia él. E Itachi nunca lo miraba así, nunca. Ni aunque hubiese roto un jarrón de la sala. Su hermano apretó su mano, como si le diera un aviso. ¿Qué asunto familiar, de todas maneras? ¿Planes malvados para conquistar el mundo?
–Te repito tío abuelo, ese no… –
–Si eso es lo que tu padre te ha hecho creer, entonces deberé hablar con él –Le interrumpió. Itachi arrugó el entrecejo. Sasuke lo miró sorprendido –¿Crees que esto es un juego? ¿Crees que arriesgaríamos en vano el bien de la familia? ¿Tu futuro y el de este pequeño? –
–Sasuke es muy pequeño para entenderlo, tío abuelo. Tus planes… –Itachi carraspeó –Sus planes, no nos competen. No tiene nada que ver con nosotros –
¿Qué planes? ¿De que estaban hablando?
–Por mucho que lo creas, esto te alcanzará –Él sonrió –Les alcanzará. Y no hay nada que puedas hacer para evitarlo –
Él se acercó, se inclinó y le alborotó el cabello. Sasuke sintió un escalofrio recorriendo su espalda. Sus ojos, tan negros como los de él, como los de Itachi y su papá lo miraron con falso afecto. Sasuke era un niño, pero no era tonto como para no darse cuenta.
–Se que te juntas con Naruto Uzumaki. Y eso es algo inconcebible para un Uchiha –¿Inconse-que?
–Tio abuelo Madara… –
Él negó con la cabeza.
–No Itachi. No debes protegerlo –Él sonrió –Escucha Sasuke; Naruto Uzumaki es malo para la familia. Asi que, si aprecias a ese chico al menos, un poco, te mantendrás lejos de él –
–¿Y por qué? –Preguntó él. Sasuke no entendía; Naruto era solo un niño, como él. Un niño que no tenía papás y que comía ramen. ¿Era por eso? ¿Por qué era pobre? Ni siquiera su papá, que en un inicio le dijo que se mantuviera lejos de Naruto, ahora no le molestaba si le decía que salía a jugar con él –O al menos fingía no escuchar–. Menos su mamá.
Entonces el hombre se acercó, y se puso cara a cara. Y con una voz baja, susurrante, que apostaba que ni siquiera Itachi podía escuchar le dijo:
–Porque si no, lo mataré –
Notes:
Y terminamos con Sasuke enano, por ahora. Debo: El especial de Halloween y seguir con el hilo principal. Pero ojo con lo que han leído, que tiene mucha relación con la trama de esta historia, jijiji.
Chapter 41: Educación Sexual
Notes:
Les comento que este capítulo sentará las bases de lo que será el omegaverse en esta historia, por lo tanto les traigo advertencias:
1.- Este capítulo contiene información omegaverse, no es fundamental leerlo debido a que este fanfic no está necesariamente centrado en esto, por lo tanto si no le gusta el omegaverse, pase hacia adelante.
2.- La estructura del omegaverse, su tercer género y todo lo que conlleva es ficción y no representa a la realidad.
Gracias por leer :)
Chapter Text
–¿Lo has traído? –
Naruto le preguntó, en cuanto entró a la sala de clases. Más temprano que otras veces y con una expresión de felicidad que no se la podía en el rostro. Sasuke rodó los ojos. Tanta exageración por un simple ramen casero.
–Te lo escribí en la mañana –gruñó en respuesta.
Normalmente no le molestaban los mensajes de Naruto, pero cuando se trataba de ramen se volvía un auténtico fastidio. Por el bien de su ánimo, que no era malo, decidió ignorarlo y centrarse en sacar el cuaderno de biología para ponerse al corriente. Le había sacado una foto al bento y todo, para que al menos le dejara tomar el tren en paz. Pero Naruto decidió ir por los chismes del día y le dejó en paz el tiempo suficiente en el que Iruka-sensei entraba a la sala. Sorprendido, por supuesto, porque Naruto hubiese llegado antes.
–¡Hasta yo puedo llegar a la hora! –se quejó él. El profesor le miró con algo que Sasuke identificó como indulgencia, antes de ordenarle al curso entero que se comportaran. Y que cerraran las cortinas. Le llamó la atención el hecho de que trajera un proyector en una mano y una caja en la otra. Si había experimentación de por medio, el profesor solía avisarles con tiempo. Así que simplemente se trataría de una clase explicativa. ¿Sería una nueva unidad de aprendizaje? Sasuke había revisado el temario cuidadosamente y no recordaba nada sobre eso. Normalmente lo hacía, para adelantarse.
–Bien, durante esta clase haremos una excepción –
Iruka colocó el proyector entre los dos primeros asientos hacia la pantalla. A Ino Yamanaka pareció no importarle, pero Shikamaru Nara apoyó el codo en el otro extremo de la mesa como si buscara un punto de apoyo. Sasuke lo aludió a que probablemente no podría dormir como siempre lo hacía
–Y haremos una charla informativa. He conversado con el director y es necesario que entiendan y se preparen para el futuro –
¿Acaso sería sobre orientación vocacional? Sasuke hizo una mueca. Lo último que quería era que alguien volviera a mencionar el hecho de que él tenía que ser dueño de casa y criar hijos. A pesar de que Iruka-sensei no era esa clase de persona y era un omega, el material era parte del gobierno. Uno nunca sabía. El proyector se encendió y el hombre conectó su celular, mostrando una pantalla azul con el símbolo de verse. Escuchó una queja general de su clase que él compartió cuando leyó el título. Educación sexual. Lo último que faltaba
–Lo hago porque es necesario que tengan conocimiento sobre su sexualidad, y porque quiero evitar aquellos juicios innecesarios que suelen crearse los adolescentes sobre ciertas cosas –como los omegas sólo enfocándose en sus hijos, supuso Sasuke. Algo bastante lejano por el momento y por los siguientes mil años. Ni siquiera se molestó en ladear la mirada para saber que la incomodidad era general.
Iruka-sensei se alejó hacia el pizarrón y sacó un puntero del bolsillo. La siguiente diapositiva mostraba un mapa del planeta y estadísticas sobre la población mundial. Sasuke más o menos había leído sobre aquello en uno de los libros que Itachi había traído a la casa, pero no era algo digno de su interés. ¿Qué más daba que la mayoría de la población fuese beta? ¿Era siquiera malo no tener desarrollado su sexo secundario? Sasuke felizmente habría sido un beta ordinario, de poder elegir. Adiós a extraños en el tren, a celos, a úteros, a aromas horribles. –De forma estimada y como pueden ver en la pantalla –murmuró el profesor, posando la mirada en la clase –aproximadamente el cincuenta por ciento de la población mundial no posee un tercer género desarrollado, siendo más o menos como… ¿tres mil setecientos millones de personas? –tres mil setecientos millones de afortunados, si le preguntaban a él –es imposible predecir con exactitud si aquel porcentaje aumentará o disminuirá en el futuro, debido a que parejas de betas siguen procreando alfas y omegas, a pesar de que es más probable que esto no suceda –es decir, que aquello sólo dependía de los genes. Sasuke hizo una mueca. Lo más probable, es que su tercer género fuera culpa de un antecesor de él omega. Pero los matrimonios alfa-omega de antaño eran prácticamente una obligación, así que era absurdo quejarse de ello –¡Así que no den por contado que sus futuros hijos tengan su mismo tercer género! –
Hubo un murmullo general. Él ni siquiera podía imaginarse eso… siendo un padre –la palabra madre le daba más repelús– ¿Qué podía importarle lo que sus supuestos hijos fueran? Por él, hasta podían ser aliens del espacio si querían.
Después de explicar un poco más sobre estadísticas, donde posaban a los omegas –y los omegas masculinos con genitales masculinos, en específico– como el porcentaje más bajo, lo siguiente fue sobre el celo preventivo.
Sasuke hizo una mueca.
Tampoco habían muchos alfa en su curso y según un conteo rápido, el último alfa en su clase había sido Haruno Sakura. Y ella tenía 16 años cumplidos. Sakura, Kiba, Sai, Neji, el dobe. Este año, la mayoría se había ‘presentado’. El año anterior, Ino. Hinata y él durante este año. Y se acababa la lista. Iruka-sensei explicó sobre el celo preventivo y sobre el control posterior. Sasuke agradeció que no diera una charla sobre el aroma, tema que prefería no tocar. Sobre todo, por el poco control que tenía sobre si mismo.
Pero entonces… comenzaron las características sobre el tercer género. Y Sasuke se sintió encogerse en su asiento. Había dos imágenes a color y a escala, sobre betas que Iruka-sensei explicó sin ningún pudor. No era la gran cosa, pero le chocaba el ver el útero y pensar que él tenía uno igual. Sin quererlo y porque sintió un poco de pudor, ladeó la mirada hacia Naruto y le sorprendió que el idiota pusiera tanta atención. Ni siquiera lo veía echado en el asiento, algo que sería una actitud normal en él. Todo lo contrario: Bien sentado y con la boca casi abierta, como cuando iba a Ichiraku Ramen y veía como el dueño preparaba su alimento sagrado. Era ridículo. Cuando pasaron las diapositivas a la explicación sobre el cuerpo de los alfa, Sasuke escuchó un gimoteo femenino. Dos imágenes sobre la morfología de los cuerpos femenino y masculino, además del Kobuchi o nudo. Sasuke trató de no voltearse a escudriñar a Sakura con la mirada, pero resultó imposible. Debía ser extremadamente raro para ella el no tener nada y luego… Bueno, al menos lo del útero no era tan malo. Podía fingir que no estaba ahí y ya, pero ella…
Sakura también miraba al frente, seguramente optando por ignorar las miradas de la mitad del curso.
–A diferencia del alfa con genitales masculinos, el Kobuchi del alfa con genitales femenino es mucho más pequeño y se encuentra en la base del clítoris –dijo el profesor, apuntando con la luz del puntero. Sasuke ladeó la cabeza. No podía ser más grande que una pelota de ping-pong, incluso más pequeño. Pero el pene de una mujer alfa tampoco era más grande que el de un hombre alfa, después de todo –Por supuesto, esto no significa que la capacidad de concepción de una persona con genitales femeninos alfa sea inferior ¡Todo lo contrario! –admitió el hombre, sonriendo con indulgencia. Sasuke hizo una mueca, mirando fijamente el Kobuchi del alfa masculino. ¿Y se suponía que eso se metía en el trasero de un omega y se quedaba ahí, durante el celo? ¿Cómo demonios no rompía?
Pero, afortunadamente o desafortunadamente Iruka-sensei cambió la pantalla hacia la morfología del omega.
Sasuke tragó saliva.
Y ahí estaba, el útero. La cosa que le había molestado durante una semana para instalarse en su vida definitivamente. Y que le haría sangrar durante una vez al mes. Horrible. También haría que un grupo de mocosos le intentara llamar mamá, situación que sólo ayudaba a aumentar el horror. El profesor explicó las diferencias entre ambas morfologías, señalando el útero en ambos casos y la diferencia en el celo preventivo. En ese sentido, las mujeres lo habían tenido fácil. Sólo había aumentado sus glándulas odoríferas y no habían sentido nada de dolor. Él, en cambio…
Quizá porque estaba en sus pensamientos, quizá porque la explicación ya se la habían dado, pero cuando Iruka-sensei comenzó a hablar sobre la concepción recién comenzó a prestar atención otra vez. Y deseó no haberlo hecho.
–En esta época y desde 1885, se ha optado porque el omega masculino de a luz mediante la cesárea, al poseer un canal no apto para la concepción –ilustró el profesor, señalando las diferencias entre uno y otro. El estómago de Sasuke se contrajo. ¿¡Cómo sus antecesores habían tenido hijos de forma natural?! La cabeza de un bebé podía haberle roto la cadera. O el recto –Anterior a esa fecha, la taza de mortalidad de un omega masculino dando a luz era prácticamente del ochenta porciento –Sasuke agradeció el haber nacido en esta época, donde si decidía tener un bebé simplemente tenía que acordar con una ginecóloga una incisión. Una cicatriz era un precio inferior si seguía con vida. Pero su estómago dio un vuelco cuando en la siguiente diapositiva mostraban el útero con un bebé en un omega con los dos tipos de genitales.
Y decidió que el resto de su vida estaría genial si decidía no tener hijos.
Pero el resto de su vida no podía decidirlo a los dieciséis, por lo que optó por sacarlo de su cabeza hasta que fuese inevitable.
Las siguientes diapositivas sólo mostraban diferencias y variaciones entre el tercer género guiados por el primer género de cada uno. Y un poco sobre métodos anticonceptivos antes de que el martirio terminara. La luz no se encendió, pero todo el mundo dio un suspiro automático de alivio cuando la diapositiva de preguntas apareció. Inesperadamente, fue Ino quien levantó la mano antes que nadie. Sasuke no podía verla, pero la chica tenía la suficiente personalidad como para hacerlo sin vergüenza.
–¿Cuál es la taza de concepción con el uso de condón? –Hubo un inesperado silencio en la sala, roto por los murmullos del profesor. Que alguien lo dijera en voz alta, sin pudor, era lo bastante sorprendente como para decir algo.
–Noventa y ocho por ciento, fuera del celo –respondió él. Los murmullos al fondo del salón comenzaron –Setenta por ciento durante en celo, por lo que es recomendable usar espermicida si son menores. Como les dije, no es recomendable que menores de edad usen pastillas e inhibidores –Algo así había dicho la ginecóloga en su revisión– Es pésimo para el desarrollo –La chica asintió en respuesta, sumiendo a la clase en murmullos un poco más fuertes. Sasuke se preguntó distraídamente si un omega podría tener relaciones que no implicara que el abierto fuese él. No lo dijo en voz alta, por supuesto, pero no pudo negar que la idea llamó su atención. Hubo una pregunta sobre jabones inhibidores de Hinata Hyuga y sobre taza de concepción de alfas de Sakura, que él ignoró meditando la tonta idea. Porque ni siquiera tenía pareja como para intentarlo.
–¿Cómo funciona la lubricación anal del omega? –Escuchó a sus espaldas. Sasuke hizo una mueca automática, volteándose para ver a Sai sonriendo hacia adelante. Aunque no parecía ni siquiera tener un tono de voz despectivo –Para Sasuke, el tipo concretamente no sentía– aquello le irritó.
–Cuando se alcanza un nivel de excitación por estimulación sexual u otros factores, además de que los niveles de óxido nítrico aumenten en las arterias trabeculares, se comienza a secretar una mucosa similar a la lubricación vaginal femenina –respondió el profesor, sin ninguna clase de vergüenza. Retrocedió las diapositivas hasta la descripción de la morfología del omega y apuntó hacia el útero –aquello viene del cuello de la matriz y principalmente, sirve como preparación para el acto sexual y la limpieza del conducto. Durante el celo, el flujo de esta mucosa aumenta progresivamente –¿Tanto como para ser un problema? ¿O sólo para manchar algo así como el pantalón? ¿Facilitaría la concepción que era prácticamente obligatorio usar espermicida? A Sasuke ni siquiera se le había ocurrido preguntar eso. Ni siquiera sabía cómo sería su segundo celo, ahora que lo recordaba. Había leído en los libros que Itachi había traído y el internet, pero no se había dado el trabajo de ahondar o averiguar más. Y hablar con Iruka-sensei sobre eso le parecía tremendamente vergonzoso e incómodo.
–Ah, ya veo –replicó el chico, con voz alegre. Sasuke ni siquiera le miró. Y fue un error terrible no haberlo hecho, especialmente cuando Sai volvió a abrir la boca –Sasuke-kun, ¿Cómo te lubricas tú? ¿Qué color y consistencia tiene?–
Hubo un silencio incómodo y molesto. Sasuke se volteó automáticamente, con el entrecejo tan fruncido que seguramente sus cejas se volvieron una sola.
–¿Qué es lo que dijiste? –escupió. Y su voz sonó tan grave y amenazante, que consiguió que Naruto se levantara de un salto del asiento. En ese momento, ni siquiera se percató que se había levantado.
–Escucha, teme, Sai no lo dijo con…–
–Sasuke es el único omega en la sala, excluyendo al profesor –El chico se explicó, interrumpiendo a Naruto– Seguramente su lubricación es completamente diferente que un omega experimentado. El libro de morfología de la escuela afirmaba que la lubricación en un adolescente y un adulto era diferente, Naruto-kun –Sasuke escuchó la mitad de lo que dijo, pendiente en la sonrisa amable que le provocó nauseas. Sintió el brazo izquierdo ser presionado y jalado hacia atrás. Se soltó de un tirón.
–Chicos…–
–Por esa razón es mi pregunta, Sasuke-kun. Como seguramente has tenido sexo con Naruto-kun, imagino que tu lubricación… –Sai no imaginó nada. O al menos durante las siguientes tres horas, donde lo único que sintió fue un dolor agudo y palpitante en el ojo derecho que le impidieron concentrarse en otra cosa más que en el hielo que le pusieron.
Porque fue en ese lugar donde fue golpeado.
Chapter 42: No es una Cita
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Ni siquiera lo castigaron.
–¡Realmente deberías ser un chef, dattebayoo! –
Le dijo Naruto, con esa cara de bobo feliz que por algún estúpido motivo solía ponerlo de buen humor. Lo aludió, como siempre, a su buen ego por haber cocinado algo perfecto –porque lo era–. Naruto se las arregló para calentar los bento rápidamente en el casino, antes de llevarlo a almorzar en el primer piso y no en la azotea. Sasuke ni siquiera se molestó en preguntar, recordando que Naruto solía hacer eso cuando no pretendía compartir su almuerzo con otra persona. No era como si Karin fuese a robarle el almuerzo, o a intentarlo otra vez. Y después del año anterior, donde su bento terminó tirado en el piso, el rubio pareció decidir no correr riesgos y limitarse a llevárselo lejos de ellos. A Sasuke le daba bastante igual, mientras pudiera comer en paz.
–No me quedaría tiempo para hacerte ramen, dobe –respondió tranquilamente. Naruto hizo un mohín, negando con la cabeza y abriendo la tapa del pocillo con tanta ceremonia que resultaba gracioso. Y patético, en realidad. Pero a estas alturas ya ni siquiera juzgaba la actitud de Naruto ante el ramen. Al menos era ramen de verdad. Y era su ramen.
–Entonces no lo seas. Odiaría perderme la oportunidad de comer esto todos los días –
Admitió el hombre, estirando las manos para recibir los palillos que Sasuke le dio. Frente a ellos, pasaron un grupo de chicos de la otra clase que ni siquiera les notaron. El lugar que Naruto había escogido les daba un poco de privacidad del resto sin que pareciera que se estuvieran enrollando en un rincón. Y el asiento se encontraba debajo del techo del instituto.
–No lo comerías a diario –bufó Sasuke en respuesta, sacando sus propios palillos. Naruto se detuvo a medio camino de comenzar a saborear los fideos.
–¿No? ¿Por qué no? –
–Porque es ramen. Deberías comer otras cosas –
Y Sasuke se negaba a cocinar la misma cosa todos los días. Era aburrido, un desperdicio de tiempo… y no tenía tomate. Y le gustaba al menos un día a la semana el hacer algo que tuviera como base su alimento favorito. Era lo justo, considerando que hacer la cena le tomaba tiempo y sus cultivos de tomate eran hechos para ser comidos.
–No necesito nada más que comer ramen, tebayo –
Naruto parecía incluso un poco angustiado. Él rodó los ojos. Era como un crío cuando se metían con su alimento favorito. Alimento favorito que ni siquiera era rojo ni uno en particular.
–Pero parte de una dieta saludable es el variar la cantidad de comida que se ingiere. Comer ramen todos los días no es saludable, ni siquiera uno casero –
Le hizo ver. Naruto hizo un gimoteo, pero retomó los palillos para continuar comiendo. Sasuke decidió dejarlo estar por el momento y concentrarse en su propio alimento, a sabiendas que discutir con Naruto cuando comía era una pérdida de tiempo. Había dejado el bento más grande para el rubio, con el conocimiento de que quedaría con hambre de no servirle una ración contundente. Y había traído ensalada con tomate, para su propio disfrute.
Los siguientes minutos los dedicó a comer y a observar lo que hacía el resto de la gente, aunque con el frío que hacía no eran muchos los que se atrevían a abandonar el salón. No era muy difícil saber que comenzaría a llover los próximos días, por lo que consideró el mantener con él un paraguas por prevención.
–Ne, teme –Naruto interrumpió su línea de pensamientos, levantando la mirada por sobre el plato por segunda vez. Le quedaba la mitad del ramen y tenía un poco de jugo en la barbilla, lo que se le antojó asqueroso. Tampoco le importó, lo que decía mucho de su percepción sobre el idiota que tenía en frente –Creo que… te extralimitaste con Sai –
–Debí golpearlo más fuerte –respondió con tranquilidad. Y no lo había hecho, simplemente porque Naruto lo había agarrado primero. Y habían alejado a Sai antes de que pudiera hacer más. Pero pateó la mesa y tiró al piso su cuaderno de bocetos, que intentó pisar después desde la posición en la que el rubio lo había dejado –con las manos imposibilitadas para golpear–. Naruto hizo una mueca.
–No fue tan malo… sólo preguntó… –
–No. Digas. Ni. Una. Palabra –Le interrumpió él, hablando golpeado. Y levantando la mano más cercana para apretar los labios de él. El rubio tuvo la prudencia de cerrar la boca antes de que los dedos de Sasuke se acercaran. Él asintió –Ni una palabra, o no vuelvo a cocinarte ramen en la vida –
–Pero… –Insistió él. Los dedos de Sasuke presionaron un poco más de fuerza antes de soltarle. Tuvo que limpiarse la mano con la única servilleta que traía, al quedar llenas de jugo.
–En la vida, Naruto –Y él le conocía lo suficiente como para saber que cumpliría con su palabra. Naruto suspiró.
–Él sólo quería saber, teme. Que sea un imbécil sin filtro es otra cosa –
–No sé si quiero hablar de eso –
Replicó. El rubio se encogió de hombros, dándole una sonrisa conciliadora. Una que seguramente buscaba que no le dejaran sin ramen. Pero no estaban hablando de su lubricación como omega, así que podía perdonarlo. Además, Naruto no sería Naruto si no actuaba como el defensor de los débiles de vez en cuando. No que lo merecieran, por supuesto.
–Tu aroma se alteró bastante –
–Estaba enojado, uzuratonkachi. ¿No se supone que así es cómo funciona? –
Naruto se encogió de hombros, lo que dio por terminada la conversación. Se dedicaron a terminar de comer en un silencio cómodo que no fue interrumpido ni siquiera cuando gente de la otra clase pasó por ahí y comenzó a cuchichear.
–Sh… que están en una cita –dijo uno de ellos, del club de Kendo.
Sasuke gruñó. No, no lo estaban. Pero si les corregía no serviría de nada.
–Temee, ¿te vas a comer eso? –preguntó Naruto, acercándose a él. Quedaba un cuarto de porción de ramen, pero ya no tenía hambre. Sasuke intercambió una mirada entre el plato de ramen y la cara de perro apaleado de Naruto, suspirando al final. Tomó los palillos y levantó un poco de fideos que dirigió hacia él, maldiciendo internamente por su debilidad.
El olor de alfa feliz de Naruto, junto con el sonido de aprobación cuando acercó la boca hacia la comida no le hizo sentir mejor.
Notes:
Dado que es navidad, quiero avanzar en Algo tan fastidioso como la navidad, que ni siquiera recuerdo cómo iba
Ajajaja (me pasa SIEMPRE).
En teoría, como va esta historia eventualmente le daré alcance al contexto de esa historia, pero lo que pasará ahí si repercutirá en este. Algo asi como un spoiler mal hecho. Así que si quieren saber que sucederá con estos chicos antes de tiempo, les invito a mirar esa historia :)
Chapter 43: Inhibidor parte 2
Chapter Text
–Hay algo que no me cuadra –Dijo Sasuke, sirviendo la cena. Itachi alzó una ceja por encima de la sopa de Miso que recién le había servido. Lo había hecho lo bastante consistente como para sirviera sólo como cena.
–¿Hm? –
–¿Cómo sabes tanto de los omegas? –Su hermano pareció pensarlo un poco. Sasuke esperó, tomando el jugo y sirviéndose un poco. A esta hora, Itachi solía preferir tomar sólo te caliente. Sin embargo, alzó el vaso hacia él y dejó que Sasuke le sirviera.
–¿Por qué no debería saberlo? Eres un omega y yo soy responsable de tu bienestar. Es necesario que ambos nos informáramos sobre el tema –Sasuke negó con la cabeza. No, aquella era una respuesta como para dejarlo tranquilo, sólo eso. Podía ser el menor de los dos y no podía tener las herramientas de persuasión de su hermano mayor, pero eran familia. Podía saber, al menos, cuando su hermano le daba respuestas para evadir un tema en especial.
–Sabías de los omegas antes de que yo fuera uno–
–Estudiamos en la misma preparatoria, Sasuke. Tuve la misma clase informativa donde tuviste el detalle de golpear a Sai –murmuró él, inocentemente. Sasuke abrió la boca de la sorpresa. ¿Cómo es que él sabía? ¿Acaso el traidor de Naruto le había…? –Kakashi lo comentó durante la práctica. Sabes que es pareja de Iruka –el menor refunfuñó. Itachi le sonrió indulgentemente –demasiado como para no hacerlo sentir rabioso– pero no le dijo nada más, limitándose a tomar los palillos para comenzar a comer.
–No es lo mismo. Sabes demasiado –
–Soy inteligente, hermanito. Estudié sobre el tema y ya –Por dios, esa era una gorda mentira. Era la mentira que Sasuke usaba cuando aprendía una nueva receta de cocina por motivos que no tenían nada que ver con superación personal.
–No me lo creo –admitió. Su hermano se encogió de hombros y siguió comiendo.
–Es la única respuesta que tengo para ofrecer –respondió. Sasuke intercambió miradas fulminantes al mismo tiempo que terminaba con su propia cena. Tratar de sacarle información a Itachi era tan difícil como lograr que el tonto de Naruto dejara el ramen. –¿Cómo vas con lo de los Inhibidores? –preguntó casualmente. Sasuke alzó una ceja, cambiando el canal hacia el programa de comedia que le gustaba. Se encogió de hombros con indiferencia.
–Intentándolo. No puedo decir que tenga mucho éxito –admitió. Su mal genio siempre era como un estallido hormonal y no podía controlar su propio aroma cuando eso pasaba. Sobre todo en el tren, cuando extraños liberaban su aroma e intentaban invitarlo. Era terrible y sumamente incómodo para él.
–Es tu mal genio, Sasuke. Quizá deberías volver a practicar kendo, hacer algo de ejercicio –Sasuke también lo había pensado, pero no se veía especialmente atraído a volver de lleno a ello. Aunque quizá sólo era porque lo había dejado por orgullo, después de obtener el segundo dan y entender que en realidad lo había hecho sólo por intentar superar a Itachi. No porque le gustara –Me comentaron que era mucho más fácil controlar tu aroma cuando estabas en control, y ella me dijo que el ejercicio en los omegas era el método más simple cuando no tenías control absoluto sobre tus emoc…–
–¿Ella? –le interrumpió él, ladeando la cabeza. Su hermano cerró la boca abruptamente. Sasuke omitió la música de apertura de su programa favorito y la vibración del celular, por escrutar el rostro de su hermano. Hasta había perdido el color un poco –¿De quién ella hablamos? –
–Estamos hablando de inhibir tu aroma, hermanito –respondió inmediatamente, incluso intentando parecer burlesco, como si Sasuke fuera tonto. Pero él ignoró la pulla a pesar de que odiaba ese tono que usaba.
–¿Volviste con Izumi? –preguntó con curiosidad. No sería raro, después de todo. Ella era la única chica que le había conocido y siempre se habían visto bastante unidos. Hasta habían sido novios, según lo que Sasuke le había escuchado a su madre. Pero cuando sus padres habían fallecido, un tiempo después ella se fue de la ciudad y él no había escuchado más de ella por Itachi. Aunque tampoco había tenido tiempo para preguntar, preocupado de su propio duelo. Su hermano negó con la cabeza.
–Ella está en Tokyo –le recordó él, con suavidad. Tampoco era como si Tokyo quedase muy lejos de Konoha como para que eso fuera un impedimento. Y su hermano estaba tan ocupado que no creía que le funcionaría otro tipo de relación que no fuera a distancia. No era una buena excusa –A veces me escribe, pero ella tiene su propia vida. Es una beta… –
–Entonces sales con una omega –inquirió él. Itachi le miró fijamente un momento, como si estuviese tomando una decisión privada, para finalmente suspirar.
–Tú sales con Naruto –replicó, tranquilamente. Sasuke arrugó el entrecejo.
–Eso no tiene nada que ver contigo –respondió, más impulsivo de lo que pretendía. Itachi le dio una mirada burlesca que le hizo gruñir durante un momento. Antes de recordar lo que estaba haciendo –Y estamos hablando de ti, hermano mayor –Sasuke sonrió un poco. Su hermano apoyó el codo contra la mesa, como si estuviera aburrido. Probablemente y sólo porque lo conocía bien, Sasuke podía decir que estaba midiendo su respuesta.
–En realidad, hablamos de tu incapacidad de controlar tu aroma natural –insistió el hombre, olfateando un poco el aire. Si hubiese sido alguien más, sin mencionar al idiota de Naruto, le habría molestado terriblemente –Hueles a impaciencia. Y no debería ser un aroma que pudiera percibir tan fácilmente si no fuera porque no eres capaz de controlar tus impulsos –
–No me jodas, Itachi. Sales con una omega y no eres capaz de admitirlo –le interrumpió él. Itachi le apuntó con el dedo, dando a entender su punto y haciéndole maldecir por lo bajo. Maldita sea, tenía razón. Aunque si era sincero consigo mismo, Sasuke habría esperado un chico como compañero, o algo así. Aunque Izumi había sido una chica amable, era quizá demasiado sosa para alguien tan calculador como su tonto hermano.
–No estoy negando nada, Sasuke –le hizo ver él, en un intento de dominar el tema –Sólo no me estoy saliendo por la tangente. Necesitas manejar aquello –
–Bien, bien, volveré al maldito Kendo –gruñó el chico. Pero captando bastante bien sus últimas palabras. Itachi le sonrió y se sirvió más jugo, como si aquello hubiese sido una conversación normal –que lo era, sin omitir el hecho de que su hermano había admitido que salía con alguien y eso era propicio para su venganza– y no estuviesen hablando de un tema tan relevante como ese. Sasuke, sabiendo que tenía la mitad de la sartén por el mango, se limitó a subir el volumen de la televisión –Pero no se te olvide, que no son muchos los invitados a la prueba de examinación del dan 4 –murmuró, inocentemente.
Itachi carraspeó. Y fue suficiente como para ponerle de buen humor.
Chapter 44: Rumores
Chapter Text
Pasó durante el almuerzo.
Había decidido por cuenta propia, que era demasiado pronto como para volver a un deporte del que había dejado hacía al menos dos años. Pero podía entrenarse en los movimientos básicos, en su casa, y podía salir a trotar para volver en forma. Y a pesar de que Itachi no estuvo de acuerdo con lo segundo, dado su evidente problema, si le sugirió el utilizar la escuela para ello. No era una mala idea, considerando que las lluvias no le permitirían salir a ejercitarse, aunque fuese un beta.
Pensó bastante en si comentarle o no a Naruto, decidiéndose por hacerlo en el último momento. Después de todo, conocía al rubio lo suficiente como para saber que le fastidiaría si se enteraba que Sasuke tomaría el metro cuando no había casi ninguna persona –algo bastante absurdo. Pero hacía años que ya no cuestionaba la cordura de Naruto. Era una tremenda pérdida de tiempo– sin decirle primero. Lo que si le sorprendió es que se autoinvitara y estuviera frente a la estación en el horario acordado.
–¿En serio quieres venir todos los días? –preguntó Sasuke, en el metro. Por sorprendente que pareciera, habían encontrado asientos y un buen espacio para pararse con tranquilidad, algo que no podrían aprovechar dada la cercanía de la escuela. Sólo estaba uno que otro trabajador. Naruto, agarrado al tubo e intentando despertar, soltó un gemido.
–¿Vendrás todos los días? –preguntó él en respuesta, haciendo tal cara de mortificación que le dio un poco de pena. Sasuke arrugó la nariz, maldiciendo internamente su debilidad por aquel tonto.
–Dos veces a la semana. Y un sábado antes del medio día –anunció, bufando. Naruto pareció de mejor humor cuando se bajaron del metro y al menos, no se quejó más de lo necesario camino a la escuela. Sasuke lo agradeció, considerando que él también tenía sueño y su genio no era el mejor por las mañanas.
Hasta ese momento, todo bien. Dieron vueltas a la cancha, iniciaron una no-amistosa competencia de atletismo que terminó cuando Naruto recordó que no había hecho los deberes de matemáticas, así que decidieron bañarse y volver a la sala de clases. Incluso mejoró su humor un poco, algo que le sorprendió –eso, o estaba tan cansado que prefería no pensar en nada–.
Naruto alcanzó a hacer los deberes antes de que llegara el profesor, y la mañana pasó sin precedentes. Había traído un almuerzo helado, por lo que no era necesario salir antes para hacer fila en el casino y calentarlo, lo que hizo que su temperamento fuera aún mejor. Mientras menos personas tuviera alrededor, habría menos Alfa molestándolo.
Y con la perspectiva feliz de poder disfrutar sus alimentos en paz, llegó la hora de la comida.
Naruto se retrasó debido a los deberes de biología pésimamente terminados, por lo que tuvo que adelantarse a la azotea. No había quedado con ninguno de sus otros amigos, por lo que se encontró recorriendo los pasillos en solitario. No le habría sorprendido el tenerlos ahí de sorpresa, pero no solían salir muy a menudo a comer afuera en otoño. A Sasuke le gustaba sentir el viento en el rostro antes de que las lluvias comenzaran y fuera de sus quejas usuales, el rubio aguantaba bastante bien el frío.
Sintió que respiraba por primera vez en aquel día cuando el viento le llegó al rostro.
Como había predicho, era el único que se encontraba en aquel lugar, por lo que pudo elegir un buen asiento para leer mientras esperaba. El dobe no se demoraría demasiado en sus deberes, no con la perspectiva de poder comer su tonto ramen instantáneo. Reclinado en un asiento improvisado de cara a la puerta, Sasuke se limitó a abrir el bento y comer un poco. Naruto podría verlo en cuanto abriera la puerta y no estaría fastidiándole en exceso con el viento, aunque si con la comida. Pero no era importante. Sasuke no era un buen amigo, y mucho menos uno considerado que esperaría a un vago que olvidó hacer sus deberes por estar jugando.
Antes de darse cuenta, había comido tres cuartos de su comida en solitario y Naruto no llegaba.
Después de comprobar de que habían pasado cuarenta minutos y no había recibido ningún mensaje, decidió irlo a buscar. Naruto no era de no llegar a una reunión con él y mucho menos de no avisar si algo sucedía. Por lo que se limitó a suspirar, maldecir al rubio en voz alta mientras guardaba su bento y encaminarse hacia el salón.
No esperaba encontrarlo debajo de las escaleras, ni mucho menos acompañado.
Ninguno de ellos lo vio, por poco. Naruto se encontraba de espaldas a él, con tres chicas que parecían estar frunciendo el entrecejo y que para variar, estaban a una distancia bastante corta. Como si estuviesen insistiéndole sobre algo.
¿Serían fans o algo así? ¿Le estarían pidiendo una cita? Sasuke negó con la cabeza, haciéndose hacia atrás por puro impulso. Estúpido impulso. No necesitaba esconderse, lo sabía bien, pero le había llamado demasiado la atención la situación como para no querer escuchar.
–Nee Naruto, queremos saber –
Escuchó a una de ellas. Dos de las chicas tenían el cabello castaño y una de ellas negro, sus caras no le recordaron a nadie. Supuso que serían de cursos inferiores. Naruto hizo amago de querer dar un paso hacia atrás, chocando con el pie en la escalera.
–No es justo que acapares toda su atención. ¡Simplemente no es justo! –dijo la chica de cabello negro. Había llevado los puños hacia su boca en una actitud muy Idol de la televisión. ¿Sería por el programa de moda? Espera. ¿Estaban hablando de él?
–Eh… pero yo –Él titubeó.
–¿Estás saliendo con Sasuke-kun o no? ¿Está soltero? –insistió otra de ellas. Naruto se rascó la cabeza. ¿Cuánto tiempo habrá estado en aquella reunión? ¿Por eso tenía sólo un pocillo de ramen en la bolsa que traía? Arrugó la nariz. Odiaba a esa clase de chicas molestas que no les importaba nada con tal de saber un poco de él. De cualquier asunto que no era de ellas. A pesar de haber rechazado bastantes avances para dar a entender que no le interesaba nadie parecía que no se rendían.
–¡Queremos pedirle una cita! ¡Pero no podemos si tú estás con él todo el tiempo! –
–Pero el teme es un omega… –se excusó Naruto. No era una buena excusa y Sasuke se agendó en conversar con él sobre las excusas que podría dar, por si volvían a preguntar. Y siempre volvían.
–¿Y qué? ¡No nos importa! ¿O eres xenofóbico? –¿Xenofóbico, en serio? Sasuke hizo una mueca. ¿Sabría siquiera alguna de ellas de que fobia lo estaban acusando? O peor. ¿Sabrían su propio número de seguro social con tan poco cerebro?
–¡Por supuesto que no! –
–¿Por qué tienes su olor encima? ¿Y él el tuyo? –
Maldijo internamente ¿En serio se habían fijado en eso? Sasuke se removió un poco, sintiéndose un poco nervioso. La mano de Naruto sobre su nuca se movió compulsivamente. Estaba nervioso y gritaría, o saldría corriendo. Lo primero que sucediera. Él habría seguido su camino e ignoraría la conversación, pero Naruto nunca había sido esa clase de sujeto. No era algo malo, pero en aquel momento no podía ser algo bueno
–¿Están saliendo y no quieres decirlo para tenerlo todo para ti? ¿Por eso huelen al otro? ¡Ni siquiera eres digno de ponerle tu marc…!–
–¡NO ESTOY SALIENDO CON ÉL! –le interrumpió él gritando drásticamente. Sasuke se puso rígido. Naruto bajó el brazo más rápido de lo esperado, apretando el puño. –No estoy saliendo con él –repitió. De alguna forma que no pudo explicar, un vacío desagradable se formó en su estómago, e hizo una mueca involuntaria.
–¿No? –preguntó una de ellas. Naruto negó con la cabeza.
–No. ¿Quién podría…? –se detuvo un momento. Sasuke no quiso seguir escuchando, de verdad que no quiso. Pero seguía estático, con su propia bolsa de comida siendo maltratada por la presión de sus manos y la mirada fija en aquel idiota. –¿…aguantar a ese bastardo? –lo último había salido como un susurro, pero él pudo escucharlo.
Si tuviese que analizarse a si mismo en ese momento, no podía decir que estaba molesto, porque no lo estaba. No. Era un sentimiento ajeno a él. ¿Aguantarlo? ¿Realmente necesitaba que alguien lo aguantase?
¿Realmente estaba tan bien solo como decía que lo estaba?
Ellas balbucearon algo más y chillaron cosas que Sasuke prefirió no escuchar, antes de irse. Naruto hizo un suspiro que le llenó de amargura. ¿Se había estado juntando con él por pena o algo parecido? ¿Por eso había tocado su mano en las Inter escolares de Kyudo? ¿Por eso le fastidiaba tanto? ¿Realmente le importaba?
¿Realmente importaba lo que Naruto pensaba de él?
Sasuke pasó dignamente junto a él, después de darse un segundo para recomponer su expresión facial a una usual. Disimuló no haber visto el respingo que Naruto dio cuando se dio cuenta de su presencia ni mucho menos su tartamudeo.
–T-teme ¿T-tu escuch…? –
Sasuke no se volteó para escucharlo. Y se sintió como una victoria pequeña, pero no supo como tal.
Chapter 45: Ignorado
Chapter Text
–Teme… –
Sasuke le miró disimuladamente una vez, y luego volvió a enfocarse en la clase. Estaban en matemáticas y Kakashi no era especialmente compasivo con la gente que no le prestaba atención. Tampoco tenía ganas de dedicarle tiempo después de lo que había sucedido. Sasuke se había limitado a llegar a su asiento y había comenzado a repasar matemáticas. El hambre se le había ido en cuanto había escuchado aquella conversación.
Naruto no había llegado inmediatamente, pero cuando lo había hecho no había dudado en intentar entablarle conversación.
Sasuke, por supuesto, lo había ignorado.
–Teme…–Sasuke lo miró brevemente, antes de levantar la mano y contestar la pregunta que Kakashi había hecho. Además de que estaba haciéndole la ley del hielo al idiota ese, matemática era una asignatura que le gustaba. No tanto como química, pero era agradable perderse entre números y resolver problemas de forma ingeniosa. Hoy, sin embargo, no se sentía tan entretenido como en otras oportunidades.
Y era culpa de ese idiota.
Naruto intentó picarlo con un lápiz, pero lo dejó cuando Kakashi lo regañó y Sasuke lo fulminó con la mirada. Bien. Mientras menos hablara mejor. Y aquello duró alrededor de los diez minutos en que el profesor volvió a voltearse hacia la pizarra y el rubio consideró que estaba a salvo. Tuvo que admitir a regañadientes que no había podido despegar su atención del todo de aquel idiota. Porque lo conocía. Y no había nada que le molestase más a Naruto que lo ignorara cuando quería su atención.
Aunque no mereciera ni un gramo de ella.
Como si Sasuke hubiese sido programado para anticipar las reacciones de Naruto Uzumaki, el rubio encontró una forma mejor de llamar su atención. Su celular, ahora en su bolsillo, empezó a vibrar constantemente con los mensajes que Sasuke apostaba que Naruto le estaba escribiendo. Aunque la vibración era molesta, de alguna manera se las arregló para aguantarse las ganas de tomar el celular y alejarlo de él. O tirárselo a la cara al rubio.
Decidió dejar pasar cuarenta minutos antes de dignarse a rebuscar en su bolsillo. Los mensajes (las vibraciones) bajaron en consecuencia al tiempo, pero cada cierto tiempo Naruto tomaba su celular y parecía escribir con más furia.
Eso o le mandaba emoticones.
Al principio, el rubio le había preguntado sobre su extraño comportamiento. Sobre el motivo por el cual lo estaba ignorando.
‘No entiendo que bicho te picó ahora. ¿Es porque no fui a almorzar contigo?’
Ahora que recordaba si, eso también le había incomodado. Pero decidió que aquello no le molestaba lo suficiente como para ignorarlo de la forma en la que lo estaba haciendo, por lo cual lo dejó pasar. El rubio, al ver que Sasuke se había dignado a tomar su celular, seguía mandándole mensajes.
Después, empezó con una serie de emoticones y mensajes que empezaban con ‘Temeee’ y terminaban con ‘Bastardo amargado’.
Sin dejar atrás el ‘Saske’ que sabía que le irritaba. ¡Su nombre es Sasuke, no ‘Saske’!
Se detuvo en su lectura cuando Kakashi propuso un ejercicio, dedicándose a él alrededor de diez minutos mientras ignoraba la mirada furibunda de Naruto. Estaba acostumbrado a eso, después de todo. Y después de lo que había dicho, Sasuke era el único que tenía derecho a estar enojado.
El jamás le había puesto una soga al cuello. Ni le había obligado a hablarle o a pasar tiempo con él. Si él sentía esa clase de obligación por su estúpido complejo de héroe…
Que se fuera. Sasuke no necesitaba alguien así en su vida.
Al final, un poco antes de que terminara la clase, Sasuke retomó y terminó de leer –o repasar emoticones– todo lo que le había enviado. Y se limitó a escribir un corto mensaje.
‘Si realmente quieres saber, has memoria, estúpido. No tengo porque decirte algo que ya deberías saber’
Lo que le sorprendió, fue su respuesta.
‘Cuando quieras conversar y dejar de pensar que leo tu mente, bastardo amargado, búscame. Estoy cansado de hacerlo yo’.
Sasuke se enfadó aún más. Y si le hizo una zancadilla a propósito a Naruto cuando se levantó para ir a educación física, fue solo coincidencia.
Al menos salió de ahí con su dignidad intacta. Y con un grito de Naruto a su espalda. Pero qué más daba.
Chapter 46: Desahogo
Chapter Text
Se ignoraron en camarines, lo que le dio la oportunidad a Sasuke a vestirse de forma eficiente. Naruto solía darle la lata lo suficiente como para siempre tener que salir tarde, lo que era un avance. El susodicho se había puesto entre Kiba Inuzuka y Shino Aburame, y había empezado una charla aburrida de adolescente en voz alta que era claramente una forma de llamar la atención. Eso o finalmente decidió ir a esas citas grupales de buena gana.
Él se limitó a rodar los ojos y a salir del lugar.
El silencio a su alrededor le provocó sentimientos encontrados. Si bien normalmente disfrutaba el disponer de tiempo para él sin el ruido constante que era tener a Naruto a su alrededor, ahora le supo incómodo. Como una presión en la boca del estómago que no se iba por más que practicara respirar y relajarse.
Lo bueno de la situación es que nadie le molestó ni se acercó a él hasta que la clase comenzó. Ino parecía querer ir con él, pero tras conversar con Hyuuga decidió darle espacio. Los hombres ni mencionarlo. Si normalmente sólo interactuaba con ellos mínimamente, en aquel momento lo evitaban como si quemara.
Bien por él.
Por lo demás, la clase de educación física fue como siempre. Los hicieron correr media hora y luego los dividieron en dos grupos equilibrados para jugar futbol.
Y el infierno se desató.
Tuvo que admitir que era un pésimo jugador cuando estaba de mal humor. Normalmente, Sasuke solía dejar a Naruto hacerlo todo cuando estaban de grupo y no tenía ganas de jugar y cuando eran contrincantes, al menos no intentaban asesinar al resto. Sasuke siempre había sido bueno para los deportes, por lo que su sexo secundario no era un impedimento a la hora de trapear el piso con sus compañeros de clase. Podía taclear y aguantar un empujón, fuera del prejuicio que había de que los omegas sólo realizaban actividades suaves.
Y era horriblemente competitivo, cuando se trataba de ganarle a Naruto.
Ese juego, sin embargo, estuvo cargado de odio y ganas de golpear al otro. El empujón que le dio a Inuzuka no fue precisamente un accidente. Y la patada que Naruto le dio a Sai intentando darle a la pelota –o a él– tampoco lo fue. Ninguno de los dos hizo un intento por ir al arco del equipo contrario, pero si intentaron robarse el balón furiosamente.
Y aplastar a quien intentara entrometerse.
Kakashi los aguantó diez minutos antes de enviarlos a los camarines con la amenaza de que, si no se calmaban, terminarían castigados el resto del año. Y eso después de una sarta de empujones y amenazas que se dieron el uno al otro, sin contemplación con el resto.
Perfecto. Lo último que les faltaba.
–¡Esto es tu culpa! –rugió Naruto, azotando la puerta del casillero. Sasuke le fulminó con la mirada, abriendo el suyo con mucho más tino, pero lanzando el bolso al piso. Naruto seguía rugiendo –¡Ahora tendré que limpiar el resto del maldito año porque no puedes responder una simple pregunta, bastardo amargado! –
–¡Tu fuiste el que empezó siendo un estúpido, grandísimo dobe! –dijo en voz alta. O al menos lo intentó. Sasuke estaba ardiendo por dentro. Y estaba seguro de que estaba emanando feromonas a lo loco. ¿Le importaba en ese momento? ¡Por supuesto que no!
–¡No me digas dobe, tebayo! –
–¡Estúpido alfa sin cerebro! –
–¿Ah sí? ¡Tú eres un omega sin gracia! –
–¡La p%&/&%! –
No sabía si fueron los insultos, el odio acumulado, o que finalmente se dejaron llevar por las hormonas, pero terminaron agarrándose a golpes. Como cuando tenían ocho. Sasuke golpeó la mejilla de Naruto y Naruto le golpeó el estómago tan fuerte que lo dejó sin aire. Eso no fue impedimento para tomarlo de los hombros y tirarlo al piso.
Eso antes de comenzar a rodar y a jalarse de los cabellos.
No supo si pasaron cinco o diez minutos, antes de que ambos se declararan fuera de combate. El labio le sangraba y la cara de Naruto comenzaba a hincharse.
–Bastardo puntiagudo ¡Mira mi cara! –Gruñó el chico desde el suelo. Sobraba decir que le importó tres pepinos el cómo se veía. Ahora mismo, sus sensaciones estaban más inclinadas hacia el júbilo por haberle dejado la cara hinchada a golpes más que la culpa por haberse peleado.
–¡Está igual de horrible que siempre, estúpido dobe! –Sasuke presionó los labios contra su mano, ignorando su ceño fruncido y evaluando el estado de su hinchazón.
–¡Ni siquiera sé por qué estas enojado! Estúpido omega temperamental –Sasuke se levantó del puro odio y las ganas de volverle a golpear. No. No era solo eso. Durante todo este tiempo, desde que había tenido ese maldito celo ni siquiera podía sentirse como él mismo. Como una persona normal. ¿Por qué tenía que ser un omega? ¿Por qué no podían ser dos chicos normales sin tener que preocuparse por feromonas u olores?
¿Por qué le habían importado tanto sus palabras como para armar todo este problema?
–¿Omega temperamental? –repitió. Si hubiese tenido algo en la mano, en aquel momento, lo habría apretado de la frustración. Había algo en la cara del rubio que parecía haber entendido lo que había dicho.
–Espera, Sasuke no quis…–
–Esto es tu maldita culpa ¡¿Por qué tenías que quedarte?! –
Gritó. Maldita sea, Sasuke casi nunca gritaba. Y ahora había gritado más que en un mes normal. –¡Estaba perfectamente bien hasta que decidiste que te daba la suficiente pena como para pegarte a mí! ¡Ni siquiera quería esto! –Ni siquiera se refería a ese momento concreto, o cuando Sasuke tuvo su celo. Pero se sentía fuera de sí y con ganas de golpear algo, de gritar, lo que fuera. Y no le importaba.
–Oye… –Intentó interrumpirle. Sasuke estaba lo bastante descontrolado como para enmudecerlo con su mirada asesina. O sus feromonas.
–¡No quería ser un omega! ¡Y tampoco necesito que me aguantes, estúpido! –
Sin bolso, sin dignidad y sin celular caminó hasta la puerta del camerino. Naruto se levantó e intentó seguirlo, manteniendo una distancia prudente de él. Perfecto, porque Sasuke no tenía ganas de volverlo a golpear. Y al mismo tiempo quería terminar de partirle la cara. En esos momentos se estaba odiando más de lo normal. ¿Por qué sus emociones tenían que estar a flor de piel?
¿Por qué no podía simplemente dejar de sentir?
–¡Teme, espera! –
–¡Piérdete, Uzumaki! ¡No te necesito! –
Sasuke alcanzó a jalar la puerta y dar un par de pasos rumbo al edificio más cercano, antes de casi tropezar con una figura que conocía bien. Una mujer alta y rubia, con cara de pocos amigos le taladró con la mirada.
–Mocoso, estás expulsando feromonas a lo loco –
Fue lo último que escuchó, mientras la mano de ella se dirigía hacia su cuello, y todo se volviera negro.
Chapter 47: La forma en que dos idiotas se pueden entender
Notes:
¿A que creen ustedes que huele Naruto?
Chapter Text
Sasuke despertó sin saber qué hora es, donde estaba parado y porqué le dolía el cuerpo. Lentamente comenzó a recordar las últimas horas, antes de notar que al menos su rostro había recibido tratamiento, que se encontraba en la enfermería y… nada más.
Y estaba solo en el lugar, a juzgar por el poco ruido del lugar.
Se enderezó y corrió la cortina para poder al menos ver la hora. 6 de la tarde. Se había ausentado su último periodo por estar noqueado. Lo último que recordó fue la cara de pocos amigos de la directora, antes de que moviera rápidamente su mano hacia su cuello… y nada.
–Pareces estar mejor –
Shizune, la enfermera, se encontraba sentada en su escritorio leyendo lo que parecía un libro de plantas. Sasuke asintió en silencio.
–Te he puesto un parche para inhibir tu aroma y he curado tus heridas. Te recomiendo que lo uses durante un par de semanas, hasta consultar a un profesional–
Porque había sido un descontrol hormonal, y no querían espantar a la población estudiantil con un omega loco. Sasuke no era tonto. Supuso que aquello terminaría con una charla con su hermano, a quien seguramente le habían avisado de su ‘problema’ más rápido de lo que podía conseguir una excusa para evitarlo. Suspiró.
–¿Tendré que ir a la dirección? –
Ella negó con la cabeza.
–Naruto se encargó de eso. Sin embargo, no es correcto tener ese tipo de rencillas en el establecimiento o fuera de él. Ambos son adolescentes, pero deberían entender que pelearse así no es la solución –
Ella señaló su labio partido. Sasuke asintió en silencio. Lo mejor era para estos casos quedarse callado. Ya estaban lo bastante jodidos como para encima, echarle más leña al fuego.
O al menos esa fue su perspectiva, antes de que la puerta de la enfermería se abriera… Y entrara Naruto, con más vendas de las que debería.
Ambos se miraron en silencio. Un incómodo silencio que fue roto por la mujer.
–Voy y vuelvo un momento. Y espero que no se peleen en la enfermería –Les advirtió, antes de levantarse y salir del lugar. Shizune no era Tsunade Senju, pero tampoco tenía intenciones de tener que enfrentar a la directora y terminar noqueado otra vez.
–Já, como si quisiera recibir otra paliza de la anciana –gruñó el rubio, caminando hacia la cama junto a la suya. Se sumieron en otro silencio que duró hasta que Naruto soltó un bufido y le miró directamente. –¿Estás controlado ahora? –
Sasuke alzó una ceja. Y contó hasta diez antes de abrir la boca.
–Ya sabes a lo que me refiero teme. La cosa hormonal–
–Me pusieron un inhibidor –respondió. Naruto asintió. No era tan difícil sumar dos más dos. Sasuke había descontrolado sus feromonas, había tenido un estallido emocional y era más sí que no, que terminaría yendo con algún especialista para poder manejarlo. No creía ser el primero en pasar por eso ni el último, pero le incomodó saber que era él. Que no estaba en su control completamente.
–A mí me echó aerosol. La anciana me regañó por haber perdido la calma –él dijo. Sasuke ni siquiera recordaba haber olfateado sus feromonas. Quizá había estado demasiado enfadado como para verlo, o Naruto se había justificado por él. Hizo una mueca. Lo último no le agradaba en lo más mínimo. –Creo que… ¿Debemos hablar? –
Optó por asentir, caminar en silencio y sentarse al otro lado de la cama. Naruto se rascó la nuca, como cada vez que estaba nervioso.
–No me acerqué a ti por pena –sentenció. Y se quedó callado unos segundos que se le hicieron eternos. Sasuke alzó una ceja. ¿Solo era eso? ¿Una simple frase sin explicación? –¿Por qué lo haría? Solo un idiota te tendría lástima a ti, de todas las personas –
Sasuke no respondió nada. No sabía que decir. ¿Gracias, pero no te creo? ¿Gracias, pero es incómodo? ¿Vete a la mierda?
–Estás loco, tienes un genio de mierda y pese a lo que digan esas chicas locas que tu cara bonita lo justifica todo; estás lleno de malicia y ni siquiera te importa –él bufó. Naruto sonrió un poco. Sasuke se cruzó de brazos. Si quería disculparse, lo estaba haciendo terriblemente mal –Eres terriblemente competitivo y un engreído de lo peor–
–¿Qué es toda esta mierda? ¿Quieres pelear nuevamente? –No se sentía capacitado para irse a los golpes nuevamente, se encontraba emocionalmente agotado. Pero no era como si eso lo fuera detener si el rubio lo hacía perder los papeles.
–Lo que quiero decir es que… pese a todo eso, pocas veces te he visto mostrar debilidad. ¿Por qué ibas a causarme compasión tebayo? –No lo admitió en el momento, ni lo admitiría nunca ante él, pero su intento torpe y estúpido por dar a entender que su amistad era genuina llegó a él de alguna manera. No se sentía listo para olvidar todo el incidente, pero tampoco quería mantener una distancia de él. No podía oler las feromonas de Naruto, pero Sasuke lo conocía lo suficiente como para saber que no estaba alterado ni enfadado.
Se dio sus minutos para pensarlo. Y aprovechar de poner nervioso al rubio de pasada.
–¿Teme, no vas a…? –
–Entiendo –
Naruto lo miró con el entrecejo fruncido. Claramente esperaba algo más de él que un entiendo, pero Sasuke no era así. ¿Qué esperaba, que empezara a llorar?
–No estás cooperando bastardo. ¡Te estoy abriendo mi corazón y parece que no te importara tebayo! –
–¿Cuándo he dicho que no me importa, dobe? Sólo dije ‘entiendo’ porque entiendo tus sentimientos. ¿No puede ser feliz sólo con eso? –Se defendió. Tampoco es que pudiera colocar una expresión más suave. Su rostro era así. Estaba escuchando su cháchara y podía empatizar con ella, punto. No había más vuelta que darle. Quizá una chica habría sido más comprensiva con él, o alguien con mayor sensibilidad. No era que Sasuke no la tuviera, pero se habían agarrado a golpes hacia un buen rato, tampoco tenía mucha compasión para dar.
–Tu si que eres emocionalmente torpe, teme –Él rodó los ojos, Naruto sonrió un poco. ¿Y lo decía alguien que para disculparse le enumeraba los defectos?
–Dime algo que no sepa, idiota –
–Lo que dije frente a esas chicas… lo escuchaste ¿Verdad? –Dudo un momento, pero asintió. El rubio suspiró, estirándose hacia atrás, hasta quedar semi acostado con los brazos detrás de su cabeza –Ya decía yo que todo ese mal humor no podía salir de la nada–
–No necesito que un idiota me recuerde que moriré solo o algo así –replicó, aún ofendido por sus palabras. Naruto se rio un poco.
–No creo que tengas tanta suerte, pero si te hace sentir mejor no dije nada que no fuera cierto. Pero lo siento si te molestó –Sasuke se volteó, fulminándolo con la mirada. El idiota frente a él se rio un poco más. No parecía sentirlo ni un poco –Esas chicas difícilmente conocían palabras del diccionario. No creo que fueses a aguantar con alguna de ellas más allá de diez minutos–
–Eso no te da derecho a gritar a diestra y siniestra que nadie puede aguantarme –
–Nunca dije que yo no podía hacerlo, tebayo–
Se sumieron en un silencio cómodo. Sasuke, sin saber que responder y un poco ofendido por haber sido convencido tan fácilmente y Naruto, con una expresión de estar bastante pagado de si mismo con su justificación. Se le antojó darle un almohadazo. Lentamente un aroma conocido llegó a sus narices y lo sacó de aquellos sentimientos mixtos. Estaba claro que ya no estaba molesto con él. Y eso le molestaba aún. Sasuke olfateó sin disimularlo. Naruto se enderezó.
–¿El aerosol dejó de funcionar? –Él asintió. Naruto se sentó correctamente, rascándose un poco la nuca. –Creo que debería conseguir más…–
–No, espera. Estás expulsando feromonas –cuchicheó de pronto, olfateando el aire. Naruto abrió la boca con sorpresa ante su declaración. Olía a sudor y a suciedad, pero había algo más. Como un olor picante, que no le era desagradable. No era tan distinto al olor que emanó en la interescolar de Kyudo, cuando tomaron sus manos en secreto.
Le avergonzó recordarlo.
–¿Qué? –
–Si, es como pican…–
–Espera, espera teme–Lo interrumpió el rubio, levantándose rápidamente y acercándose a Sasuke como si no se hubiesen golpeado hace unas horas y él hubiese perdido el control. Sasuke olfateó un poco más. Naruto le tapó la cara con una de sus manos –¡No huelas! –
Por supuesto, Sasuke le dio un doloroso manotazo. Naruto hizo un sonido de queja, el cual ignoró y volvió a olfatear, obligándolo a sentarse junto a él. Estaba tan cerca que podía distinguirlo mucho mejor. El aroma que el rubio desprendía seguía siendo picante, pero comenzaba a disminuir a medida que pasaban los minutos.
Pero seguía la pregunta. ¿A que olía exactamente Naruto?
Naruto jadeaba de vez en cuando, resignado a la situación. Sasuke reparó que simplemente podía haberse movido, tomar distancia, pero no lo hizo. Tampoco era como si él pudiera detenerlo. ¿O si podía? ¿Qué pasaría si se acercaba más, mucho más? ¿Qué pasaría si…?
Sin darse cuenta, Sasuke había tomado su mano. Y Naruto no lo había alejado.
–Teme…–
–Cállate –Dijo él, sonando más duro de lo que pretendía. Lo miró con confusión, esperando un rechazo. Pero Naruto, solamente suspiró. Por más que lo intentaba, no podía recordar a que olía exactamente. Y mientras más intentaba resolver el misterio sobre que había debajo del olor a ramen, más se acercaba. Sin darse cuenta, había terminado olfateando directamente en su cuello. Como si toda la vida hubieran tenido esa cercanía. Sin embargo y lastimosamente para él, sólo olfateó una vez antes de que Naruto lo alejara.
–¡No! –Gritó, empujándolo de los hombros. Sasuke tragó saliva –¡E-Es personal! –Chilló. Sasuke puso mala cara. Ya sabía eso, pero no podía dejar de intentar saberlo.
Lo atraía. Demasiado para su gusto.
–¡No me grites a la cara, dobe! ¡Me estás escupiendo! –Se defendió.
–¡E-es que tu-u! –Sasuke volvió a olfatear. Y las orejas de Naruto, rojas en aquel momento, alcanzaron sus mejillas –¡¿Por qué haces eso?! –
–¡Necesito saber a que hueles! ¡Quédate quieto y déjame averiguarlo de una vez! – Naruto abrió la boca con sorpresa y se quedó así. Sasuke soltó un bufido al escuchar un grito bajo que no tenía ninguna relación con algo que Naruto hubiese hecho antes.
Bah, que más daba.
–B-bien, entonces yo también lo haré teme–Dijo de pronto. Sasuke no entendía por qué tartamudeaba tanto, pero hizo un gesto de sin importancia ¿No lo había hecho cuando su celo había empezado? Recordaba la vergüenza y la humillación que había sentido, pero ahora estaban solos.
–Bien –
–Bien –replicó el chico. Sasuke rodó los ojos. –Ahora voy –
Y se acercó a él.
Si antes no hubiese sentido empatía con él, ahora lo estaba sintiendo. Un sonrojado rubio, se había acercado como si fuese a bes… a él, tan lento que le dio tiempo para procesar lo que estaban haciendo. Solos. En la enfermería, donde casi nadie iba. Y estaban oliéndose. ¿Esa extraña mezcla de sentimientos entre incomodidad y expectativa era lo que sentía cada vez que se acercaba? ¿Por eso era que sus mejillas se habían coloreado, como sentía que se coloreaban las suyas?
Cuando el aliento de Naruto llegó a su cuello, Sasuke saltó un poco y sintió como un escalofrío recorrió su columna. Era agradable, pero desconocido. Aún así no tomó distancia.
Ni siquiera cuando sintió algo como un beso en aquel lugar.
–Bien, no esperaba que volvieran a pelearse –Escucharon justo en aquel momento– Pero tampoco una reconciliación como esa, chicos–
Mierda.
Chapter 48: Sobre celos y cosas que jamás pidió enfrentar…
Chapter Text
Pero ahí estaba.
Si le preguntaban, a diferencia de su hermano quien parecía vivir en una telenovela, él no tenía problemas de esa índole. Su vida era práctica, pacífica y sin sobresaltos. En su mayoría. Cumplía con todos los papeles que el destino había preparado para él; buen estudiante, un hermano mayor confiable, un amigo que escuchaba, una pareja atenta… No era que no tuviera los problemas que el resto del mundo tenía ni se creyera mejor que los demás, era que simplemente para él, los problemas podían resolverse con un poco de pensamiento lógico y una pizca de empatía. A veces de manipulación.
No necesitaba gritar para hacerse oír, y no necesitaba golpear a alguien para intimidarlo. Y ni siquiera necesitaba usar sus herramientas fisiológicas para ello. Era un alfa, si, pero incluso sin saberlo había tenido ese superpoder –según Kisame. Para Itachi era el resultado de la vergonzosa práctica frente a un espejo para intimidar y verse genial en el proceso. No que alguien lo supiera–. Y siempre podía echar en mano su buena espada de madera para ejercer la presión justa.
La poca y nada porción de drama lo había tenido cuando había encontrado a su pareja. Y tampoco podía compararlo con el eterno amor no-correspondido de Sasuke, que no era tan no correspondido como parecía. Pero Itachi había tenido el bien de estudiar un poco sobre eso, para al menos tener como aconsejar a Sasuke cuando el momento llegara. También había estudiado un poco más sobre educación sexual, para el momento en el que el despertar de Sasuke llegaba. Pero el tiempo seguía pasando, y Sasuke no mostraba síntomas de inclinarse hacia ningún lado.
Y él, había suspirado de agradecimiento. Si no tenían que lidiar con otro despertar, eso significaba que su hermano sería libre como beta. Nada de celos, nada de gente insistiendo. Y por la personalidad tímida de su hermano, también se ahorraría una buena porción de disgustos. Por supuesto, a diferencia de él, a Sasuke le incomodaba la idea de no saber.
Pero le incomodaba, porque Naruto había despertado como alfa.
–¿Tanto quieres ser un alfa? –Había preguntado por curiosidad, cuando su hermano había decidido acudir a él por preguntas. Pero Sasuke había negado con la cabeza antes de aventurarse al teléfono y por supuesto, había discutido con Naruto.
Itachi podía entender su sosiego, hasta cierto punto. Sabía mejor que nadie que las relaciones cambiaban radicalmente cuando alguien despertaba, sobre todo por las convenciones sociales. A la sociedad le molestaba que dos alfas, o dos omegas se enamoraran. A la sociedad le molestaba si un alfa no cumplía su rol en la sociedad como guía, o si un omega sobresalía como uno. Era algo que su generación había comenzado a cambiar, pero lamentablemente aún la opinión de los mayores contaba. No era como en el pasado donde la opinión del patriarca de tu familia podía dictar tu vida hasta la vejez, pero si querías ser diferente tendrías que romper con una serie de convencionalismos sociales.
A Sasuke parecía aterrorizarle que la relación con Naruto se rompiera, aunque jamás lo admitiría. Pero entre tener un adolescente ansioso y furibundo durante semanas, prefería tener el mismo hermano hormonalmente furibundo de siempre. Por esa misma razón, fue que se encaminó a su habitación a ayudarlo un poco con su problema. Como buen hermano mayor que Itachi si era.
Claro que a Sasuke no le gustó nada su intervención.
–No estás siendo tan convincente, hermanito –replicó él, cruzándose de brazos.
–Jódete –respondió el adolescente, cruzándose de brazos. Itachi alzó una ceja.
–Muy adulto de tu parte –
Pero se abrió, lentamente, saliendo un poco del cascarón que había construido alrededor de sí mismo.
–Quizá deberías llamarle y preguntar –
–¿Tengo que? –Itachi se encogió de hombros. La decisión era de Sasuke, siempre.
–Yo lo haría –Ambos sabían que era mentira. Sasuke no lo sabía, pero Itachi iría mas allá, mucho más allá que llamar de vuelta para aclarar una situación. Era parte de su practicidad el resolver lo que le molestaba de inmediato, para dejarlo ir. Guardar rencor requería de tiempo y esfuerzo. Y su porción de odio estaba muy bien suministrada, para perder el tiempo en trivialidades –Recalentaré la cena. Te espero en diez minutos –dijo él antes de darle su espacio. Itachi sospechaba que a Sasuke la idea de ser un alfa se había ido de él tan rápido como el despertar de Naruto había ocurrido, pero por prudencia no lo comentó.
Aún parecía ser un tema delicado para él.
Pero los días seguían pasando y Sasuke seguía sin cambiar nada. Además de gastar el tiempo con sus amigos, su pareja y los exámenes, la idea de vigilar los síntomas de su hermano había quedado en completo segundo plano. Por lo que cuando recibió la llamada de la escuela, lo tomó por completa sorpresa.
No chocó de pura suerte. Pensando que, de alguna manera el karma le había pegado al hablar demasiado pronto. Su vida si era una telenovela.
Tuvo que avisar en portería quien era y que había venido a hacer, antes de que le dejaran entrar. Iruka sensei apareció como por arte de magia, y posterior a saludarle, le encaminó hacia la enfermería. Iban a tener que informarse seriamente de lo que implicaba ser un omega, y no la parte que le convenía. Maldita sea. Ahora no solo debía preocuparse de que tuviera una adolescencia normal y estable, también tendría que estarle cuidando las espaldas.
Y también estaba la cuestión Naruto.
Se dijo, mientras abría la puerta, que habría sido más fácil si esos dos idiotas se hubiesen confesado antes. Sólo se habría centrado con que a su hermano no le robaran la virtud antes de tiempo y el resto se lo habría dejado a Naruto. Era verdad que le escribía regularmente e Itachi le aconsejaba lo mejor que podía sobre ser un alfa –él solo era dos años y algo mayor que ellos, Maldita sea. Tampoco sabía mucho del mundo– pero ahora no sería suficiente. Nada suficiente. No estaban acostumbrados a esa clase de intimidad, e Itachi sospechaba que la revolución de hormonas de su hermano le afectaría más que nunca.
Pero como siempre, dejó ese pedazo de información para después y se centró en lo importante. Sasuke, en una enfermería. Adolorido como el infierno y peligrosamente a merced de media escuela.
Se encontró con quien menos esperaba, en la puerta de la enfermería.
–¿Sucedió algo? –preguntó el profesor, antes de que Itachi pudiera hablar. Le dirigieron una mirada de saludo, antes de dirigirse hacia el profesor.
–Shizune-san me dijo que le dijera, que tuvieron que separar a Naruto Uzumaki de él. Sasuke Uchiha se negaba a soltarlo y la cosa comenzó a ponerse un poco fea, cuando Haruno se le atravesó camino a la enfermería –Itachi no quiso pensar nuevamente en la cantidad de problemas que tendría a futuro, pero ahí había un indicio fuerte de lo que se les venía. Les comentó sobre el intento de la chica de entrar a la habitación seducida por su aroma y el cómo se había tenido que encerrar con él hasta que se hubiese ido. Como era omega también, no había producido ninguna alteración en él al compartir espacio.
–Conversaré con Sakura. Lo importante es que Sasuke esté tranquilo y relajado. Necesita un espacio seguro en estos momentos –le aseguró él, con conocimiento al ser un omega también. Itachi lo miró con desconcierto, sin saber exactamente qué hacer. De pronto, sus peores temores le estaban escupiendo a la cara. Todo el estudio previo que había realizado no era nada en comparación a la realidad. Su hermano estaba pasando otro de los momentos más difíciles en su vida y él seguía sin saber que hacer.
Justo como ese día.
En algún momento el maestro había ido por las cosas de su hermano e Itachi se vio solo e impotente en el pasillo.
–No sé exactamente que hacer –admitió. La persona frente a él miró hacia todos lados, antes de acercarse hacia él y acariciarle levemente el brazo. Un olor conocido a jazmín inundó su nariz y le obligó a bajar los niveles de estrés que no había percatado que tenía.
–Llevártelo a casa, y darle agua cuando lo necesite. Esto es de largo aliento, hasta que termine–
No maldijo en voz alta, pero quiso hacerlo. Sin embargo, cuando lo vio tan pequeño e indefenso en aquella cama de enfermería, el estómago de Itachi se encogió. Un horrible recuerdo que creía enterrado vino a su mente y le hizo tambalear. Se repitió, que estaban en la enfermería, no en ese lugar, y Sasuke estaba seguro. Él estaba aquí.
Itachi respiró, permitiendo sentirse vulnerable esos segundos antes de volver a ser el hombre que su hermano necesitaba. El alfa confiable, el hermano que él necesitaba.
Se sentó en la cama y le tocó el rostro para despertarle y poder cargarlo al auto.
–Sasuke, Sasuke… debemos irnos a casa–Por suerte, su hermano parecía relajado en su presencia, lo que hacía las cosas más fáciles.
–Tengo sueño –replicó él. Itachi le ayudó a remover las sábanas para que Sasuke pudiera levantarse. Le tomó cinco minutos enteros, pero logró poner los pies en la madera. Itachi le envolvió con la sábana de la cama antes de tomarle entre sus brazos.
En cuanto salieron de la enfermería, Sasuke volvió a dormir. El maestro se apresuró con las cosas y le ayudó a abrirse paso ante los curiosos. Itachi volvió a recordar lo intimidante que Iruka podía ser cuando quería, y lo agradeció un montón. Pendiente como estaba de la comodidad de su hermano, no tenía tiempo para alejar alumnos también.
El maestro le ayudó a acomodar a Sasuke en la parte de atrás del auto, y quien había cuidado de su hermano dejó sus cosas en el asiento delantero. Itachi mentalmente hizo una lista de las prioridades del día –como avisar en su universidad sobre el incidente y su trabajo de medio tiempo– después de llevar a su hermano a casa, en lo que Naruto levemente se acercó.
–Está… ¿está bien? –Parecía preocupado, y más estresado de lo que Itachi podía recordar. Ni siquiera necesitaba olfatear a su alrededor para notar su tensión. El maestro le dirigió una mirada de comprensión, acercándose al niño y acariciando su cabeza. Porque ahora, exactamente eso parecía. Un niño perdido.
–Lo estará. Estará un par de días fuera, pero estará bien –le dijo él. Itachi asintió. El aroma del celo de Sasuke debía estar causando estragos en él, pero Naruto no hacía ningún amago de querer acercarse. Solo parecía asustado y casi enfermo de la preocupación.
E Itachi lo entendió.
Entendió que, además de él, la única persona en la que podía confiarle a su hermano, además de él mismo, sería en aquel revoltoso niño. Ni siquiera tendría que decirlo en voz alta, pero Naruto cuidaría de Sasuke aún si él no lo pidiera o necesitara.
Porque lo amaba, aunque él no lo supiera aún.
Mientras subía al auto y texteaba levemente a su pareja antes de ponerse en marcha, pensó brevemente en sus familiares muertos y en lo que habrían pensado de aquel niño maldito cortejando a su hijo de aquella manera. De que el hijo menor de los Uchiha hubiese sido un omega y no un alfa, como la sociedad hubiese esperado.
Pero por suerte para ellos dos, esa presión nunca existiría.
Porque estaban todos muertos.
Chapter 49: Otra Intervención
Chapter Text
Para su sorpresa y la de cualquiera que conociera un poco el comportamiento usual de ellos dos –o la situación en la que fueron encontrados–, posterior a aquel bochornoso momento, las cosas fluyeron como de costumbre. Naruto eligió fingir que nada había ocurrido y él estaba bien con eso. Había sido demasiado vergonzoso siendo descubiertos en algo que no había sido intimo hasta que empezaron a olisquearse como animales y…Y ninguno de los dos parecía listo como para hablar de eso.
Podía esperar. Toda una vida si era necesario. O al menos hasta comprender aquella sensación ajena que aún no procesaba del todo bien.
Itachi había venido por él y no había dicho absolutamente sobre el incidente hasta que subieron al auto. Ni siquiera cuando había sido llamado –nuevamente– a la enfermería y había estado hablando solo con los adultos al menos treinta minutos. Sabedor de que posiblemente se venía un sermón, y porque también había decidido darle un aventón a Naruto, Sasuke eligió optó por el silencio.
–Espera mi llamado, Naruto –le advirtió al rubio una vez llegaron a su edificio. Por increíble que pareciera, Naruto estuvo callado todo el camino. En otra circunstancia, Sasuke se habría burlado sobre el mutismo auto impuesto. Pero su hermano tenía un semblante serio y parecía estar pesando muy seriamente en algo. Naruto asintió y le dirigió una mirada larga, que claramente decía ‘suerte’ antes de entrar.
Más silencio. Sasuke comenzaba a impacientarse.
–No comenté nada antes, porque prefiero tener esta conversación solo contigo –dijo su hermano, exactamente diez minutos después. Sasuke, despegando la mirada del camino, levantó una ceja.
–Ya lo sé. No debimos pelear así, pero…–empezó a la defensiva.
–Escúchame primero –le interrumpió. No le miraba, pero no hacía falta. Era como si de alguna manera, Sasuke pudiese sentir su presencia sobre él. A veces le recordaba tanto a su madre que era más incómodo que doloroso. –Cuando nuestros padres murieron y me vi con toda la responsabilidad sobre mi… estaba asustado –Itachi tragó saliva– Tenia 15 años, sólo conocía lo básico para sobrevivir y tenía que criar a un niño de 12 años que sabía mucho menos que yo cuya adolescencia recién comenzaba –
Había sido difícil, recordaba él. Sasuke estaba devastado y no había sabido que hacer con todo lo que se les había venido encima. El funeral, la casa, la empresa de sus padres, la tutela, una posible adopción… era mucho para procesar. Pero él no. Itachi nunca había flaqueado. Jamás había actuado como alguien de su edad –ahora lo sabía, habiendo superado unos incómodos quince años– pero en ese momento, había enterrado su infancia para convertirse en el adulto responsable. Sasuke se había quebrado muchas, muchas veces, y él siempre fue su apoyo incuestionable. Él y Naruto, a su manera.
–Cuando tuve mi primer celo y me convertí en alfa… pensé que finalmente era el adulto que se esperaba que fuera. Pero no fue así –Sasuke se removió en el asiento, sintiendo un poco de incomodidad. No recordaba nada del primer celo de su hermano, más que había llegado corriendo de la escuela y se había encerrado un par de días después de indicarle que le dejara agua y comida tres veces al día para salir como si nada. Como si hubiese nacido para ser un alfa. Quizá por eso pensó que el despertar de su sexo secundario sería tan sencillo –No hay lectura ni artículo científico que te prepare para experimentar las hormonas, la gente exigiendo cosas que no quieres ofrecer… creía estar preparado, pero no lo estaba–
–No lo sabía –
Él le sonrió.
–Somos más parecidos de lo que piensas –Itachi se detuvo en un semáforo en rojo e hizo una pausa. Sasuke, fuera de su incomodidad, esperó a que siguiera hablando. Lo que pensó que sería un regaño y tal vez en castigo, se volvió algo más.
–Sencillamente… con el tiempo se volvió más fácil. Pero no estuve lejos de perder el control más de una vez, mientras aprendía –finalizó, justo cuando el semáforo nuevamente estaba en verde. Sasuke lo miró con sorpresa. ¿Cómo es que nadie nunca lo había comentado, ninguno de sus amigos, o Kakashi-sensei? –Pero en esta sociedad, hermanito… perder el control siendo un alfa o un omega, es ganarte problemas que no quieres. Nos exigen comportarnos a la altura de las circunstancias, aunque sea absurdo siendo adolescentes y adultos en formación, pero si no… –Antes de darse cuenta, habían llegado a su casa. Itachi metió el auto en el estacionamiento –Por supuesto, en cada caso he tenido la prudencia de generar una distancia segura, pero tú no eres yo. No tomas las mismas decisiones que yo–
–Entiendo que pudo ser una molestia para ti…–
–Esto va más allá de ser un omega, Sasuke. No solo te estás poniendo en peligro a ti mismo, puedes arrastrar a otras personas contigo. Tsunade me exigió que empieces a ver un terapeuta, y eso harás. Pero esto no puede empeorar –Sasuke comenzó a enojarse. Esto estaba más allá de un simple regaño, iba a ser obligado a tomar terapia que no quería. Confiar en sus cercanos ya era un problema ¿Cómo diablos iba a depositar su confianza en un desconocido? Pensó que iba a ser castigado o algo por el estilo, como las familias normales. –No me mires así. Ahora es una amonestación, después podría ser peor –
–No creo que Tsunade haga algo como lo que estás pensando –Una denuncia o algo parecido, supuso.
Itachi negó con la cabeza –Hermano, no estás entendiendo nuestra situación. ¿Quién responde por nosotros en este momento, sin familiares? Kakashi. ¿Crees que Kakashi se interpondrá en la decisión de Tsunade? ¿Y que pasa si asuntos sociales se entromete y decide que no estoy capacitado para cuidarte? –
–Itachi, no creo que termine una correccional –tuvo que ser claro. Por dios, no era un delincuente, solo un adolescente idiota que tuvo la ocurrencia estúpida de irse a golpes con su mejor amigo. Además de ser castigados, la situación no iba a ir más allá de eso. No entendía el porque su hermano se lo estaba tomando tan seriamente.
–No, puede que tu no. Pero en este momento, tampoco has pensado en Naruto –
Cuando escuchó el nombre del rubio, decidió darle una vuelta a lo que él decía. Y en medio de su enfado, comenzó a entender la envergadura del problema. Si esto hubiese escalado aún más, Naruto habría estado en serios problemas. ¿Y quien podría salvarlo de una cárcel juvenil, sin padres ni nadie más? Es cierto que tenía al viejo alcalde como su tutor legal, y que el viejo de Jiraiya respondía por él, pero eso no le importaría a servicios sociales. ¿Y si volvía a pasar algo como en aquella vez, que Naruto golpeó a un grupo de idiotas por su causa?
–Y déjame aclarar esto. No es un problema que llamen cuando estés en un aprieto, del problema que sea. Pero quiero que entiendas… que nuestras acciones, tienen consecuencias. Perder el control es humano, pero siempre hay un momento donde puedes decidir –Abandonaron el auto en silencio y entraron a la casa. Sasuke, aún entendiendo su punto, aun pensando en Naruto, no planeaba ir con un extraño a contarle sus cosas. Sin embargo, no era razonable discutir con él sobre eso. Su hermano seguía teniendo una expresión dura, como su fallecida madre, y sabía de sobra que no iba a ganar esta discusión contra él.
Itachi le quitó el celular y le insinuó que conversaría con Naruto. Sasuke, sencillamente le dejó hacer.
Tenía mucho, mucho en que pensar esta vez.
Chapter 50: Volver a lo Normal
Chapter Text
Fuera de lo que había pasado por su mente esa tarde y parte de la noche, la situación no empeoró más de lo que estaba.
–Podría ser peor. Podría haber sido mucho peor –le dijo Naruto al otro día, en cuanto le vio llegar. Después de que Itachi se hubiese encerrado en la vieja oficina de su padre a hablar un buen rato como había prometido, le había informado tranquilamente que no podía hablar con Naruto por teléfono hasta nuevo aviso.
Lo más sorprendente era que Sasuke había obedecido sin oponer resistencia.
Itachi había decidido que después de esa conversación no había nada más que decir, ni así que habían vuelto a su rutina diaria. Sasuke sólo se había acordado de la conversación anterior cuando esa mañana, Itachi le había recordado que buscaría un profesional. Y aunque, seguía pensando que recurrir a un extraño era incómodo, había terminado por ceder después de pensarlo detenidamente.
Sus heridas sanaron en cosa de una semana, la misma semana que su hermano encontró un profesional apto para atenderle, por lo que estaban bien –o al menos los moretones–. Y el castigo que habían recibido por parte de la escuela sólo implicaba ser los encargados del aseo por un mes y fotocopias a los profesores por un poco más de tiempo –Días después a Iruka-sensei se le había escapado que esto se debía porque a Naruto se le ocurrió decirle anciana a la directora porque se habían peleado. Sasuke solo había suspirado con resignación–.
Y dos semanas exactas, Itachi había decidido que estaba bien que Naruto fuera, de vez en cuando. A cenar. Y luego se iría derecho su casa. Naruto lo había aceptado de buen grado, sin rechistar, y no había dicho nada más. Tampoco había comentado nada de lo que había conversado con su hermano.
También había reducido el contacto casual, lo que si llamó su atención.
Sin embargo, no lo sobre pensó como antes si habría ocurrido. Esto también tenía mucho que ver con la medicación que se encontraba tomando. El terapeuta, además de registrar su rutina diaria y conversar sobre la situación que le había llevado a consultar con él, le había recetado ansiolíticos inmediatamente. Aunque Sasuke había omitido la última parte, no le presionaron a ahondar en el tema. También le había asegurado, aunque él no había preguntado, que el no poder manejar la situación y tener un estallido así, era mucho más común de lo que la gente creía.
El hombre parecía ser más intuitivo de lo que parecía a simple vista.
Con el paso de esas dos semanas, se sintió mucho más en control que en mucho tiempo. Aunque era cierto que al comienzo se había sentido un poco aturdido, como cuando tomabas medicación para el resfriado, con el paso de los días la sensación fue pasando y se sumergió en una calma que no resultaba inquietante. Estableció dos sesiones por semana y a la cuarta, el entendimiento de Sasuke con el especialista mejoró un poco.
Al menos había dejado entrever su preocupación por el control de sus emociones y la influencia que estaba ejerciendo sobre los demás (Naruto, su hermano) sin darse cuenta.
También entendió que, tal y como Itachi le había dejado entrever, tenía cosas que debía trabajar para ser dado de alta.
–Es viernes, tebayo –anunció Naruto alegremente, levantándose y colocándose en el asiento de adelante justo cuando la campana había sonado. Se había formado un ambiente festivo en su clase desde el miércoles más o menos. A Sasuke no le interesaba realmente saber que pasaba, sabedor de que se enteraría le gustara o no.
Por el chismoso que tenía en frente.
–No creas que cocinaré ramen para ti –le advirtió. El chico hizo un puchero.
–Tú me guardas rencor Teme. ¿Qué hice yo para que me odiaras? –
–Querer que abra un restaurante de ramen y forzar un matrimonio para comer gratis –le recordó. Naruto, después de un segundo, se rio ruidosamente. Sasuke sonrió levemente.
–No me lo creo. ¿Estás de buen humor? ¿Te vengaste de alguien o algo así? –
–Eso es aún más ridículo que creer que abriré un restaurante de ramen –No tanto en realidad. Pero la verdad era, que no había hecho nada de nada. Solo se sentía bien. No pasaba a menudo, pero pasaba.
Naruto, al parecer animado con su buen humor, comenzó a parlotear sobre lo que había escuchado en la mañana (cosas que ciertamente no le interesaban) en una charla incesante, hasta que comentó algo que llamó su atención.
–No entendí –le interrumpió.
–¿Qué cosa teme? ¿Sobre el chico secreto que sigue a Ino? –Sasuke negó con la cabeza. ¿De eso había estado hablando? ¿De verdad pensaba que eso estaba dentro de su área de interés? No era como si Yamanaka no supiera manejarlo. Seguramente no había intentado saber quien era solo por diversión.
–¿De que disfraz hablas? ¿Cuál fiesta? –El rubio lo miró escéptico al principio. Cuando se dio cuenta de que Sasuke realmente no tenía ni idea, le miró con sorpresa.
–¡La fiesta! ¡La fiesta donde Chouji! ¿Es que no escuchaste la discusión del miércoles? –Negó con la cabeza. La verdad es que, estaba tan pendiente del maldito juego que no había prestado atención a nada más. Aprovechaba las horas muertas y cuando no tenía deberes pendientes, durante el día, para avanzar en el juego dado que aún tenía que entregar el celular cuando llegaba a casa. Y no iba a permitir que Itachi asaltara su aldea oculta cuando no podía defenderse. Negó sinceramente. –¡La fiesta de Halloween Teme! ¡La de la próxima semana! –
–Estoy castigado –replicó tranquilamente. Naruto rodó los ojos.
–Oh vamos ¡Ha pasado tiempo!, seguro Itachi…–
–Estoy castigado –volvió a decir. Sin celular, sin visitas. Una fiesta ciertamente no entraba en la ecuación. Tampoco le gustaban las multitudes y menos ahora. Naruto le restó importancia. Sasuke le intentó recordar por qué ambos estaban castigados, pero el rubio le interrumpió a media frase.
–¡Ah, ya entendí teme, no me lo recuerdes! –se llevó las manos a los oídos, como si tapándoselos podría evitar que estuvieran castigados. Así de absurdo era –¡Pero no puedes no ir! ¡Es una celebración anual! –
–… ¿Debo recordarte lo que pasó en camerinos? –Naruto se atoró. Sasuke rodó los ojos. Se había referido a la pelea, no a… pero el rubio elevó las manos al cielo y luego decidió cambiar de tema enérgicamente. Claramente avergonzado. Sasuke se avergonzó también, pero la conversación del día le permitió dejar esos pensamientos.
… Mejor así.
Y recordándose alegremente que Itachi solía ser inflexible cuando tomaba una decisión, cuando Ino, Haruno Sakura o incluso Hyuuga se acercaron a preguntarle sobre la famosa fiesta les rechazó educadamente.
También les dijo que, si querían saber los detalles de qué había ocurrido para ser castigados de esa manera, que fueran a Naruto.
Torturarlo de vez en cuando no estaba nada mal.
Chapter 51: Permiso
Chapter Text
–Así que… –mencionó su hermano durante la cena, alegremente. Sasuke, contra todo lo que dijo, había cocinado Ramen, había invitado a Naruto y les había servido porciones generosas a pesar de no merecerlo –Ellos nunca lo merecían–. Hasta había prendido el televisor para que el ambiente fuese más tranquilo. Su hermano también parecía estar de buen humor, con ese aire de ‘sabia que iba a pasar’ que le irritaba –me dices que han organizado una fiesta… –
–Estoy castigado –replicó él, zanjando el asunto.
–¡S-si! –respondió Naruto, como si Sasuke no hubiese hablado –Halloween es una festividad importante e Iruka-sensei dijo que había que aprovechar las oportunidades para hacer recuerdos y…–Rescató que al menos levantó la cabeza de la comida para hablar. Y que había alejado los palillos del ramen.
–Estoy castigado, les recuerdo –repitió. Aunque Naruto había elegido, nuevamente, ignorarlo.
–…y es parte de la vida escolar y social hacer esas cosas y…–
–¿Se te acabaron los argumentos? –Inquirió su hermano. Había estado comiendo y escuchando tranquilamente. Naruto pareció avergonzarse. Sasuke arrugó el entrecejo. –Según mi entendimiento, Sasuke no es el único castigado –
–Estoy acá ¿saben? –reclamó él, pero nuevamente fue ignorado.
–S-si, pero… –
–Y quedamos en que estaba prohibido para ambos acontecimientos sociales como ese hasta que aprendan a manejarse correctamente… –
–¡Pero tu también irás, tebayo! Entonces pensé en venir… y … –el rubio titubeó. Itachi pareció pensarlo. Su maldita sonrisa aún no bajaba. El ramen aún humeaba y la televisión seguía prendida.
–Estoy bien –dijo Sasuke. Itachi alzó una ceja.
–Entonces, quieres ir… –Afirmó después de observarlo unos segundos. Sasuke negó con la cabeza.
–No dije eso –
–¿Entonces por qué tu novio pediría permiso para llevarte a una fiesta? –preguntó con sorna.
–¡Itachi! –
–¡Hermano! –Exclamaron ambos. Su hermano hizo una carcajada sonora.
–Entonces ¿Hasta que hora sería la famosa fiesta? –Naruto se encogió de hombros. Sasuke hizo una mueca.
–También iras ¿No deberías saberlo? –
–Tú eres el que viene a pedir mi permiso Naruto –le recordó alegremente. Sasuke decidió que lo mejor que podía hacer era volver a comer. Naruto pareció pensarlo.
–Bien. Pediré tu permiso para ir con Sasuke… –
–Llevar a Sasuke… –le interrumpió su hermano alegremente. Naruto pareció atorarse con su propia saliva.
–A una fiesta. Hasta las dos –lo pensó.
–Hasta la una –dijo entonces Itachi. Sasuke levantó la cabeza del plato.
–¡¿Qué?! –exclamó Sasuke.
–Hasta la una –repitió– A la una, les iré a dejar a casa sin discusión. Y estoy siendo amable ¿eh? Pero quien soy yo para interponerme en el amor –susurró alegremente el hombre, simulando un suspiro. Sasuke hizo una mueca. Para su sorpresa, Naruto se avergonzó.
–¡N-no es eso dattebayo! –exclamó el rubio, ruborizándose más de lo esperado. –¡Es solo una fiesta, yo solo…! –
–Ajá, claaaaaro –
–La comida se va a enfriar –dijo él, cansado de la situación. –Y no pienso ir –
–¡Mi ramen! –gritó Naruto, olvidándose de todo y volviendo a comer.
–Ohh claro que si. No pienses que te dejaré solo en esta casa para que hagas con ella quien sabe que cosa –dijo Itachi, mirándole con burla. Sasuke resopló –Espero con ansias sus disfraces chicos –
–¿Disfraces? –preguntó él con horror. En este momento, Naruto había olvidado cualquier cosa que no fuese lo que había en ese plato.
–Es una fiesta temática ¿No? Halloween y esas cosas –Su hermano volvió a tomar los palillos –Lleven algo lindo ¿No se supone que es una oportunidad para hacer recuerdos? –
Su hermano empezó a comer, dando por finalizada la conversación. Naruto ni siquiera pareció haber escuchado. ¿Y él? Sasuke… deseó ser adoptado por otra familia.
–Por cierto… –recordó su hermano después de unos minutos– Si no están en la entrada a la una, subiré esas fotos a redes sociales –

Pages Navigation
Lala (Guest) on Chapter 2 Tue 27 Aug 2019 02:37AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 2 Tue 27 Aug 2019 07:41AM UTC
Comment Actions
Anien (Guest) on Chapter 2 Wed 28 Aug 2019 12:12AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 2 Thu 29 Aug 2019 11:02PM UTC
Comment Actions
Lola (Guest) on Chapter 3 Wed 04 Sep 2019 05:52AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 3 Sat 07 Sep 2019 04:50AM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 5 Sun 15 Sep 2019 05:40PM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 5 Sun 06 Oct 2019 03:04AM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 6 Fri 20 Sep 2019 08:37PM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 6 Tue 24 Sep 2019 08:31PM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 7 Wed 25 Sep 2019 02:25AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 7 Sat 05 Oct 2019 12:13AM UTC
Comment Actions
Ella Symphony (LaurenX) on Chapter 7 Thu 17 Oct 2019 07:28AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 7 Sun 20 Oct 2019 04:46PM UTC
Comment Actions
Ella Symphony (LaurenX) on Chapter 7 Mon 21 Oct 2019 03:56AM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 8 Mon 07 Oct 2019 09:41PM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 8 Tue 15 Oct 2019 12:48AM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 9 Wed 16 Oct 2019 03:50AM UTC
Comment Actions
Ella Symphony (LaurenX) on Chapter 9 Thu 17 Oct 2019 07:31AM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 10 Sat 19 Oct 2019 04:01AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 10 Sun 20 Oct 2019 04:47PM UTC
Comment Actions
kookminnie (Guest) on Chapter 10 Sun 20 Oct 2019 12:40PM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 10 Sun 20 Oct 2019 04:47PM UTC
Comment Actions
Ella Symphony (LaurenX) on Chapter 10 Mon 21 Oct 2019 04:01AM UTC
Comment Actions
viki (Guest) on Chapter 10 Fri 25 Oct 2019 09:50AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 10 Tue 05 Nov 2019 06:47AM UTC
Comment Actions
Marisol rdz (Guest) on Chapter 11 Sun 27 Oct 2019 04:32AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 11 Tue 05 Nov 2019 06:47AM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 11 Mon 28 Oct 2019 03:38AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 11 Tue 05 Nov 2019 06:48AM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 12 Thu 07 Nov 2019 02:20AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 12 Sat 09 Nov 2019 12:20AM UTC
Comment Actions
Alex (Guest) on Chapter 12 Sat 29 Feb 2020 03:33AM UTC
Comment Actions
nozomi_nn on Chapter 13 Fri 15 Nov 2019 12:13AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 13 Fri 15 Nov 2019 03:28AM UTC
Comment Actions
Dayanablackthorn on Chapter 13 Fri 15 Nov 2019 02:10AM UTC
Comment Actions
Mariohn on Chapter 13 Fri 15 Nov 2019 03:35AM UTC
Comment Actions
Pages Navigation