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Al ritmo de tu corazón

Summary:

Draco tiene una meta: llegar al Palacio de Garnier; Harry también tiene una meta: enamorar a Draco

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Chapter Text

―Vamos señor Malfoy, debe tranquilizarse, si sigue tenso no va a poder salir al escenario el día viernes―. La profesora Mcgonagall estaba parada frente a Draco con su espalda recta y lo miraba por encima de sus lentes cuadrados.

Draco estaba sentado en el piso, completamente frustrado y empezando a perder los estribos. Habían estado en el estudio por más dos horas intentando sacar un paso. La profesora McGonagall insistía que el paso estaba perfecto, solo luego de tantos repasos y por la tensión de sus músculos; le impedía seguir practicando correctamente, pero Draco siempre fue terco, negándose a dejar el repaso hasta ahí, quería que le salga perfecto o lo que él consideraba medianamente bien.

―Solo un intento más―, escuchó un suspiro resignado por parte de su profesora.

―Solo uno, ¿entendido?

Draco asintió mientras se levantaba del piso y estiraba. Sus músculos estaban resentidos, pero un masaje y una buena ducha lo ayudarían. Ignoró todo el dolor y se puso en cuarta posición y la música empezó a sonar. Draco cerró los ojos, concentrándose en el ritmo, bailando suavemente, en el primer salto realizó un cabriole, mientras seguía girando, abrió los ojos, fijándose en el ventanal que daba a la parte exterior, donde logró percibir a un chico que pasó lentamente por afuera del estudio en su skate.

¿Cómo Draco sabía que era un skate? fácil, ese chico siempre pasaba por ahí a esa hora. Draco no sabía a ciencia cierta de dónde era el chico o si practicaba por ahí, pero siempre lo veía pasar.

Draco se concentró en la música nuevamente, solo faltaban dos tiempos más para que tenga que realizar el paso que hasta ese momento le era un absoluto dolor de cabeza: tres tour en l'air antes de caer en un solo pie y terminar con la pista con un giro y una révérence. Draco contó los tiempos antes de saltar y girar su cuerpo en dos saltos perfectos, en el tercero, se concentró, logró asentar el pie, pero su cuerpo, ya cansado del entrenamiento, lo hizo caer.

Draco cayó al piso con un ruido seco, cerró los ojos y soltó un suspiro. Sintió a la profesora McGonagall acercarse y arrodillarse frente a él. Al abrir los ojos, vio el rostro amable de la profesora, quien acarició su cabeza con ternura.

―Vaya a descansar, estoy segura que mañana va a lograrlo, es mejor dejar que su cuerpo descanse antes de continuar.

―¿Me puede dar las llaves? Quiero venir a entrenar después.

La profesora se debatió internamente, sabía que pelear con Draco era imposible, si no practicaba ahí, iría a cualquier lado a hacerlo y ella prefería que estuviera seguro en el estudio a que su estudiante se rompiera algún hueso por estar practicando en lugares que no eran apropiados.

―No se quede hasta tan tarde, señor Malfoy―, dijo ates de entregarle las llaves―. Vaya a descansar un rato antes de seguir, y no se sobre esfuerce señor Malfoy, el Jueves no repasará en el caos para que esté fresco para el viernes.

―Eso significa que debo repasar con más ganas hoy y mañana, profesora.

La profesora negó con una sonrisa divertida y se levantó para tomar sus cosas, al llegar a la puerta le advirtió.

―Cierre bien antes de salir y no se quede hasta más de las 8 o el profesor Black me va a hablar por "distraer" a sus estudiantes con música para dormir.

Draco alzó su mano con un pulgar arriba, luego escuchó la puerta cerrarse.

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Draco siguió practicando hasta las siete de la noche, su pelo estaba pegado a su frente por el sudor y su respiración agitada. Trató de beber su hidratante, pero se dio cuenta que se había acabado toda. Al menos estaba feliz, luego de tantas horas de repaso, al fin había logrado hacerlo medianamente bien, mejor que las anteriores veces.

Se levantó del piso tomó la barra con ambas manos y estiró los brazos, levantó su pierna y se quedó así un buen tiempo hasta que tocaron la ventana de la puerta. Draco solo giró su cabeza, y vio a aquel chico, al skater. Draco se enderezó y caminó hasta la puerta, al abrirla, sintió el aire frío chocar con su piel caliente.

―¿Si?

―Hey, soy Harry, practico en el estudio de al lado, el de hip hop―Draco asintió, conocía el estudio por Blaise, su amigo, quien practicaba el mismo tipo de baile y el profesor Black, a quien había visto un par de veces, al ser amigo de la profesora McGonagall, visitaba su estudio un par de veces―. Bueno, te vi practicar desde esta mañana, seguro debes estar cansado, ten―. El chico le pasó una botella hidratante sabor manzana con una sonrisa, Draco la tomó, agradeciendo en voz baja―. Además quería preguntarte si tienen algún recital cerca.

―El viernes nos presentamos, la entrada es libre.

―¡¿Escuchaste Luna?!

Draco asomó la cabeza, una chica de pelo rubio largo y ojos saltones asintió con una sonrisa, parecía emocionada. Tenía un bolso con algunos llaveros, el que resaltaba era uno de zapatos de ballet.

―Bueno, gracias, estoy seguro que lo vas a hacer genial.

―Gracias.

Harry se despidió con la mano antes de ir donde Luna y tomarla por los hombros con una sonrisa. Draco estaba visiblemente confundido, pero algo revoloteó en su pecho. El chico era lindo, pero sobre todo, en su chaqueta de jean logró ver un pin de la bandera bisexual. Draco miró la botella y la abrió, tomando un poco.

Aún se preguntaba cómo el chico sabía que su sabor favorito era la manzana. Aunque no le sorprendería que fuera por el hecho de que siempre pasaba por ahí, ya sea solo o con sus amigos de hip hop.

Era atractivo, pero Draco no tenía tiempo para romances, estaba centrado en su carrera como bailarín. No podía permitirse enamorarse y distraerse en ese punto, no cuando tenía una alta probabilidad de ir al Palacio de Garnier en París, si eso significaba quedarse solo de por vida, pues se quedaría solo.

Bailar en el Palacio de Garnier es su meta desde que empezó a bailar ballet a la edad de 5 años. Su madre era una reconocida bailarina, incluso luego de casarse siguió con su carrera, luego de tener a Draco, decidió retirarse del ballet. Cuando notó la pasión de Draco por el ballet, se emocionó y no perdió el tiempo antes de meterlo a la mejor academia de ballet con una de las mejores y más estrictas profesoras como es Minerva McGonagall. Su padre, por otro lado, era director de Orquesta, se enamoró de su madre al verla en un recital en el que él era el encargado de dirigir su pista.

Ambos estaban felices de apoyarlo en su sueño y hacen siempre lo imposible para que Draco esté cada día más cerca de su meta.

Draco terminó de estirar y dejó todo apagado y bien cerrado antes de salir y ver el auto de su padre fuera del estudio. Draco subió al auto con una sonrisa.

―Hola campeón, ¿Qué tal los repasos?

―Medianamente bien.

Lucius rio antes de prender el auto y avanzar.

―Hay veces en las que me recuerdas a tu madre, ella era igual que tú. Nunca había perfección en sus pasos, así todos se levantaran a besarle los pies, siempre eran medianamente buenos.

Draco sonrió, tomando un poco del hidratante y alzando los hombros.

―Bueno, voy a lograra la perfección cuando vaya a Paris.

Lucius miró de reojo el hidratante y tomó una nota que Draco no había notado hasta ese momento.

―¿Y esta nota?

Draco tomó la nota de la mano de su padre.

"Cuando vuelas en el aire pareces un ángel, tú puedes!!"

Draco pestañeó confundido y arrugó el papel.

―Fanáticos―dijo, haciendo reír a su padre.

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―Vamos señorita Parkinson, estire bien esa pierna―Draco escuchaba cómo regañaban a su amiga desde el banco. Como la profesora McGonagall lo había prometido, ese día no iba a practicar en el caos, quería que Draco estuviera fresco. A pesar de eso, Draco estiraba y hacía los pasos básicos para no perder el ritmo―. Vamos señoritas Greengrass, quiero ese balancé bien coordinado, no quiero errores el día de mañana. Señorita Delacour, no veo movimiento en esa cinta, quiero más movimiento, como si el aire estuviera a punto de llevarsela, señores Weasley, necesito equilibrio cuando levanten a las señoritas Greengrass, como un par de troncos.

Draco miraba cómo la profesora iba dando órdenes aquí y allá, coordinando todo. Estaban repasando desordenadamente, era una estrategia para ver cómo se desenvolvían todos, sin perder el tiempo. Luego de eso, ensayarían normalmente. Draco se levantó para bailar sin ritmo en su cuadrito. Estiraba las piernas, giraba, daba algunos saltos sencillos. Mientras permanecía de puntillas, miró por el ventanal nuevamente, afuera, estaban los chicos de hip hop.

Una vez a la semana, el profesor Black los sacaba para que improvisen afuera y se suelten un poco más. Draco miró como Blaise bailaba libremente, con su habitual sonrisa. En un punto imitó a Pansy solo para molestarla. También logró distinguir al chico Harry, quien estaba conversando con una chica pelirroja, la cual era hermana de los gemelos Weasley, quienes estaban cargando a Astoria y Daphne con un equilibrio digno de una presentación limpia.

Draco dejó de bailar cuando notó que Harry y la chica pelirroja pasaron al círculo improvisado. Draco se fijó en la coordinación que ambos tenían, aunque eran pasos improvisados, ambos parecían leer la mente del otro y seguir el ritmo de la canción Mek It Bunx up de fondo. Se sorprendió un poco al notar la facilidad de Harry para moverse, como si controlara cada músculo de su cuerpo. Siempre lo veía en su skate, pero nunca tuvo la oportunidad de verlo bailando. Cuando ambos terminaron de bailar, se sonrieron y se dieron un semi abrazo, parecían una buena pareja de baile.

―Si van a estar distraídos viendo a los chicos del hip hop voy a cerrar las persianas―. Draco miró alrededor, donde todos parecían haberse distraído con el baile de Harry y la chica Weasley.

―Es nuestra hermanita profesora―, habló Fred, o George, Draco todavía no podía identificarlos.

―Si, además, usted también se distrajo―, se burló el otro hermano.

―Los voy a sacar a bailar en el círculo si siguen así señores Weasley.

―¿Cómo una pelea de baile de esas series de Disney?

La profesora McGonagall torció los ojos y dio tres aplausos, haciendo que todos vayan a su posición inicial.

―Vamos a empezar con los repasos, posiciones y concentración, por cada error o distracción son veinte flexiones de pecho. A empezar.

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Draco y Pansy salieron a comprar un hidratante en la tienda de al lado luego de los repasos. Pansy se quejaba por el dolor de brazos, se había distraído por Blaise un par de veces, ya que este no perdía la oportunidad de burlarse de ella cuando pasaba al círculo a bailar. La profesora McGonagall nunca cerraba las persianas, ya que así lograba que todos se concentraran en lo que hacían y no en lo de afuera. Lo mismo pasaba con el público, a veces surgían inconvenientes pequeños que podían distraer, pero la profesora les tenía estrictamente prohibido detenerse a menos que se esté incendiando el lugar.

―Hola ballerinas―Blaise llegó y abrazó por los hombros a Draco y Pansy, haciendo que esta última suelte un quejido―. No estarías adolorida si me ignoraras.

―Cállate idiota, por tu culpa hice cuarenta flexiones, me duelen los brazos―Blaise dejó un beso en la coronilla de Pansy.

―Ya no te enojes, te voy a comprar lo que tú quieras.

―¿Y a mi no?―Preguntó Draco un poco ofendido.

―A ti también, esos pasos de baile tuyos estaban geniales, Potter quedó embobado al verte, el profesor Black lo puso a hacer sapitos por andar distraído.

―¿Potter?, ¿Harry?― Blaise asintió.

―Ese mismito, creo que le gustas.

―Yo le gusto a todo el mundo Blaise.

―Egocéntrico―se burló Pansy.

―Es verdad, no hay chico o chica que me vea sin que se enamore de mí antes―Draco sonrió mientras sus dos amigos torcían los ojos.

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Compraron tres bebidas hidratantes y tres sándwiches antes de salir a comer en el banco que estaba fuera de la tienda. Draco miraba a Harry, quien estaba con su skate e iba de un lado a otro haciendo trucos. Había una pequeña rampa en la que a veces se elevaba y saltaba. La chica Weasley abucheaba cada vez que hacía un truco bien.

―¿Esos dos son novios?―preguntó Draco distridamente.

Pansy y Blaise dejaron de hablar y vieron en dirección hacia donde estaba Harry y la chica.

―No―, respondió Blaise―, son lo menos cercano a una pareja. Son amigos, crecieron juntos en el mismo barrio, además, yo estoy conquistando a esa chica.

Draco volteó a verlo con una ceja alzada, Pansy soltó una carcajada que llamó la atención de los dos chicos.

―¡Tú!, Ay por favor, la pobre chica debe estar pasando un infierno.

―Cállate Pansy, si no quieres que te recuerde tu relación con Longbottom, el pobre chico quedó traumado.

―¡No hables de él! Aún no sana la herida―dijo Pansy dramáticamente.

Sus dos amigos empezaron a pelear. Draco torció los ojos y fijo su vista en Harry, quien volvió a patinar. Cuando se elevó para girar, la patineta cayó mal y Harry cayó al piso, rodando un poco, vio cómo la chica Weasley se reía de él antes de levantarse a ayudarlo.

Draco se preocupó un poco, y luego se preocupó por haberse preocupado. No podía enamorarse.

No podía.