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El Corazón del Príncipe de Jade

Chapter 10: La Integración del Loto

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El regreso de Ginebra fue un triunfo silencioso. LYKN había recuperado el Brazalete del Loto, y ahora la tarea era integrarlo al anclaje de Est. La Dra. Lena, fascinada por el concepto de una "reserva de energía mágica" dentro del brazalete, ideó el proceso.

En el apartamento, que ahora era un laboratorio de magia y amor, Lena preparó una configuración. El Brazalete del Loto, al ser de jade frío, requería un catalizador emocional para fusionarse con la energía cálida del amuleto de Est.

—El brazalete es frío, Est —explicó Lena—. Representa la disciplina y la esencia del jade. Tu amuleto es la emoción y la vida. Necesitamos un equilibrio perfecto de ambos.

Est estaba listo. Sabía que esta integración no solo lo fortalecería, sino que completaría el recuerdo de su hermana y su linaje. Se sentó en el centro de la habitación, con el Brazalete del Loto en su muñeca derecha.

Los seis guardianes se reunieron a su alrededor. El ritual requería una unión de sus afectos:

William y Tui se sentaron a sus lados, proyectando calma y lógica.

Lego se colocó detrás, las manos en los hombros de Est, ofreciendo su energía fluida y su arte.

Hong sostuvo la mano de Est que no llevaba el brazalete, ofreciendo su paz.

Nut tomó la mano que sí llevaba el Brazalete del Loto, su toque de nutrición actuando como el catalizador de calor.

Lena activó los sensores.

—Comiencen a proyectar. Est, concéntrate en la memoria, no en la piedra.

El brazalete se sentía como hielo en la muñeca de Est, absorbiendo lentamente el calor de Nut. El amuleto en su pecho comenzó a pulsar con fuerza. La habitación se llenó de una luz azul tenue que emanaba del jade y una luz verde que venía del amuleto, una lucha entre el frío de la disciplina antigua y la calidez del amor moderno.

—Siento la memoria de mi hermana —susurró Est, los ojos cerrados—. La pérdida... y la promesa.

La lucha duró lo que pareció una eternidad. Finalmente, con un flash final de luz, el Brazalete del Loto se fusionó con la piel de Est. Ya no era un objeto externo; se había convertido en un tatuaje de jadeíta, pulsando levemente bajo su piel. El frío se disipó.

Est abrió los ojos. Se sentía renovado, fuerte. El anclaje se había fortalecido y su cuerpo ya no tenía la capacidad de manifestar jade por pánico, sino solo por voluntad.

—Gracias —dijo Est, su voz resonando con gratitud—. Ahora soy completo. La unidad es mi fuerza.

Con Est completamente anclado y fortalecido, la vida continuó. Los chicos mantenían su trabajo en el museo, asegurando que su "escena del crimen" estuviera siempre limpia, y sus noches estaban llenas de un amor tranquilo y complejo. Lena se había convertido en una amiga cercana, su mente científica satisfecha con el milagro que medía a diario.

****

Una noche, mientras el equipo celebraba el cumpleaños de Hong con una cena en el apartamento, Est se sintió impulsado a compartir un último secreto.

—Hay algo más de Lanna —dijo Est, tomando la mano de William—. Un lugar. Un lugar que solo yo puedo encontrar. Es el jardín donde mi madre me enseñó la Danza del Dragón de Jade. Es la verdadera razón por la que mi alma regresó a esta ciudad.

Explicó que la magia de Lanna no se limitaba al museo, sino que se había escondido en un lugar que solo el linaje real podía desbloquear. El jardín era un santuario, un remanente intacto de su antiguo reino, sellado por la magia.

—¿Qué hay allí, Príncipe? —preguntó Nut, fascinado.

—Paz —respondió Est, con una sonrisa nostálgica—. La paz que perdí. Y la prueba de que mi reino no desapareció, solo se escondió.

El desafío de encontrar el Jardín Secreto de Lanna se convirtió en su nueva misión. Utilizando antiguos mapas y los conocimientos de Tui sobre la geografía moderna, el equipo pasó semanas buscando pistas. Finalmente, Lena identificó una extraña anomalía de infrarrojos en un parque público abandonado en las afueras de la ciudad, un área que la ciudad había marcado como "inestable para la construcción".

Bajo el velo de la noche, LYKN y Est se dirigieron al parque. Est, guiado por la energía del Brazalete del Loto, se acercó a una pared de piedra cubierta de vegetación.

Est puso su mano sobre la piedra. El Brazalete del Loto brilló y Est, concentrando su voluntad, proyectó la energía que ahora fluía a través de él: la energía de la disciplina, el arte, la calma, el cuidado y el deber, que sus guardianes le habían dado.

La pared se disolvió en una niebla verde, revelando un portal.

Al otro lado, el Jardín Secreto de Lanna se desplegaba ante sus ojos: un remanso de paz, lleno de flores de loto y el aroma a jazmín, intacto por mil años.

Est se adelantó y, por primera vez en su nueva vida, sonrió sin tristeza. Se giró hacia sus guardianes.

—Este es nuestro nuevo palacio —dijo Est, con voz firme—. Gracias a vuestro amor, la historia no terminó. Empezó de nuevo.

Lego fue el primero en entrar, siguiendo el ritmo de la naturaleza. Hong sintió una paz que superaba todo su dolor. Nut y Tui entraron, asombrados por el milagro. William y Lena entraron al último, cerrando el portal de piedra tras ellos.

En el corazón del jardín, el Príncipe de Jade, ahora un hombre libre y completo, bailó. Su Danza del Dragón de Jade, una mezcla de gracia ancestral y movimientos modernos, fue una celebración de su amor, su libertad y el nuevo reino que habían construido juntos. El amor no solo había salvado a un Príncipe, sino que había reescrito la historia.

****

El Jardín Secreto de Lanna se convirtió en el refugio del grupo, su verdadero hogar lejos del bullicio de la ciudad y las tensiones del museo. Era un espacio donde el tiempo se movía a un ritmo diferente, permitiéndoles disfrutar de su amor sin las limitaciones del horario de guardia.

Est floreció en el jardín. Se dedicó a enseñar a sus compañeros la cultura y la historia perdidas de Lanna, ya no como un historiador, sino como un testigo vivo. Les mostró cómo la Danza del Dragón de Jade no era solo arte, sino una meditación sobre el equilibrio y la unidad.

William aprendió que su disciplina no debía ser fría, sino un anclaje cálido. En el jardín, encontró la paz que su ambición nunca le había permitido tener.

Tui descubrió que la tecnología y la magia no eran opuestas, sino dos caras de la misma moneda. Instaló discretamente un sistema de vigilancia dentro del jardín, mezclando la ciencia moderna con los escudos mágicos de Lanna, asegurando que su paraíso permaneciera oculto.

Lego y Est pasaban horas bailando en el claro central, fusionando el arte antiguo con la expresión moderna, creando una forma de danza que era exclusivamente suya.

Hong se sentó junto al estanque de loto, encontrando en la quietud del jardín una cura para la melancolía que siempre lo había acompañado.

Nut se dedicó a cuidar del jardín con una ternura casi reverente, asegurando que las flores y los árboles de loto florecieran, reflejando su amor por Est.

Lena utilizaba el jardín como su laboratorio. Sus sensores confirmaban que la energía de Est era pura, estable y directamente proporcional al bienestar emocional del grupo. Ella documentaba el fenómeno en un diario confidencial, sabiendo que su investigación era el mayor secreto del mundo.

El amor de LYKN y Est se había transformado en un legado. El Príncipe de Jade, ahora un hombre libre, había encontrado en sus seis guardianes y en su amor compartido una corte mucho más fuerte y noble que la que había perdido. Habían reescrito su destino, eligiendo la unidad sobre el individualismo, y la magia del amor sobre la frialdad de la historia.

****

La vida continuó con un ritmo dual: las noches en el museo eran un simulacro para proteger su fachada, y las mañanas se abrían en el Jardín Secreto de Lanna. El peligro, aunque siempre latente, era minimizado por la certeza de su vínculo.

Una última prueba, sin embargo, se presentó bajo la forma de un ofrecimiento. Un museo europeo, impresionado por el trabajo de William y Lena, ofreció a ambos puestos de alto nivel, con recursos ilimitados para la conservación y la seguridad. Era una oportunidad de renombre mundial, el pináculo de sus carreras.

William y Lena discutieron la oferta con el grupo, sabiendo lo que implicaba.

—Es el mundo exterior llamando de nuevo —dijo William, con la oferta en la mano—. Un mundo sin jade, sin sombras y con gloria. Es lo que siempre quise.

Lena asintió.

—Podríamos hacer historia de verdad, William. Pero a costa de la nuestra.

Est se acercó a su líder y tomó su mano, el Brazalete del Loto brillando.

—Mi Príncipe, tu corazón ya no busca el renombre. Busca el anclaje. Nuestro reino es aquí. El mundo es grande, pero nuestro amor es el universo.

La decisión fue instantánea y unánime. No había gloria ni riqueza que pudiera reemplazar el toque de Est.

William escribió la carta de rechazo, eligiendo a su corte sobre el mundo. Lena rompió la oferta, eligiendo el misterio sobre la fama.

El equipo se reunió alrededor de Est en el jardín. El Príncipe cerró el círculo con su abrazo, sintiendo la verdad de su anclaje.

—El amor no es solo una emoción —susurró Est, su voz llena de la sabiduría de mil años y la calidez de un hombre libre—. Es un juramento. Es una ley de la naturaleza que es más fuerte que el jade, la historia o el tiempo. Y nuestro juramento es eterno.

El Príncipe de Jade nunca más volvería a ser una estatua fría. Gracias a sus seis guardianes, era un hombre completo, anclado al presente por el amor y la lealtad. Y el Jardín Secreto de Lanna, el último vestigio de un reino olvidado, florecería eternamente, custodiado por la magia del amor de siete almas.